Martin Zubimendi fue lo suficientemente explícito en la entrevista que concedió a este periódico cuando se le preguntó por dónde podría estar el salto de calidad esta temporada y si este podía encontrarse en luchar por la Champions o llegar lejos en Europa: “A eso le sumaría los enfrentamientos directos con los grandes de la Liga que jugamos bien, tenemos ocasiones pero nunca llegamos a matar y a sacar un buen resultado de ellos. Ahí tenemos que dar un paso adelante”. Conociendo su personalidad y carácter, nos podemos imaginar el grado de frustración que arrastraría al final del encuentro.

Cuando un problema se repite tantas veces en un breve espacio de tiempo, existe un importante problema. La Real no es capaz de competir contra los grandes. Unas veces es por cuestión de falta de acierto, otras por bajón físico, y algunas por las dos juntas o por otras cuestiones, pero el caso es que no le da.

Imanol lo reconoció al final del duelo: “Cuando no eres capaz de aguantar el ritmo que hemos puesto los dos equipos, que ha sido una bestialidad, y se te acaba la gasolina ante un equipo como este... pasa lo que pasa, que te meten cuatro. Fuimos capaces de competir de tú a tú, pero no estuvimos acertados y ellos le han dado continuidad al ritmo y juego que estaban haciendo. Tienen una calidad que no la vamos a descubrir ahora, pero físicamente son un portento”.

No podemos esquivar la realidad y constatar que la mayoría de los equipos terrenales de la Liga, los que han acabado por detrás de la Real en estas tres últimas campañas, también acumulan pobres registros contra los todopoderosos. Pero lo cierto es que casi todos viven alguna vez una noche perfecta y resultan vencedores pese a su manifiesta inferioridad sobre el papel. No es normal que el equipo de Imanol, con tres meritorios pasaportes europeos consecutivos en su haber, sea incapaz de aguantar un órdago a la grande con los gallitos de la competición a los que no ha logrado imponerse a ninguno desde aquel maravilloso estreno de Anoeta cerrado ante el Atlético por 2-0 en un duelo que se disputó el 14 de septiembre de 2019. El dato es realmente espectacular, a la que vez que doloroso, ya que en es la única victoria en las 25 ocasiones que se han enfrentado a los mandamases de la competición.

Los ocho empates mitigan una poco el escozor de la clamorosa estadística. Algo no funciona cuando la Real se enfrenta a uno de los gigantes y lo que es peor, por lo visto frente al Barcelona, la dirección deportiva no parece encontrar remedio. Desde luego no parece que los tres fichajes traídos para esta temporada le vayan a ayudar a rebelarse ante esta pesada sobra que le convierte en poco fiable. Por si fuera poco tiende a expandirse en los duelos a vida o muerte en competiciones europeas, donde no se ha superado ninguna eliminatoria tras clasificarse en los grupos con sudores fríos e indiscutible valía, e incluso ante un rival como el Betis , que la pasada campaña se convirtió en su bestia negra tras golearle en Liga en Sevilla y solo empatar en Anoeta, y eliminarle en Copa en Donostia en un pasaporte que llevaba impregnado el sabor a gloria. Eso sí, el curso pasado conquistó el Villamarín con un 0-3 en Liga. En el otro lado de la moneda en el que se incluye este último marcador, recordar con emoción el triunfo en Vila-real en una final para viajar al Viejo Continente por 1-2. Y las eliminaciones del Madrid en el Bernabéu, 3-4, en la 2019-2020 y la del Atlético el año pasado, 2-0.

Como reconocen muchos aficionados realistas, nadie cambiaría derrotar a casi todos lo de abajo y volver a Europa por tumbar de nuevo en fechas concretas a los grandes...

Una dura estadística

Barcelona Casa Fu.

2019-20 2-2 1-0

2020-21 1-6 2-1

2021-22 0-1 4-2

2022-23 1-4 -


Real Madrid Casa Fu.

2019-20 1-2 3-1

2020-21 0-0 1-1

2021-22 0-2 4-1


Atlético Casa Fu.

2019-20 2-0 1-1

2020-21 0-2 2-1

2021-22 1-2 2-2


Sevilla Casa Fu.

2019-20 0-0 3-2

2020-21 1-2 3-2

2021-22 0-0 0-0