La Copa era esto. Disfrutar de encuentros como si se trataran casi de finales. De qué forma pueden excusarse y disculparse con la Generación Pérdida, que se ha quedado sin encuentros y emociones de este tipo durante 25 años. La Real completó una actuación magnífica ante el vigente campeón de Liga, al que derrotó y eliminó en una noche para el recuerdo. Que quede muy claro, con este entrenador y con la festividad del patrón de San Sebastián de por medio, de Anoeta no sale vivo nadie. Nadie.

Los realistas afrontaron el duelo como una final, conscientes de lo especial que era derrotar a los colchoneros por todas las circunstancias dolorosas acumuladas a lo largo de los últimos años y, como es normal, doblegaron con absoluta justicia a un rival de enjundia que menguó a medida que crecía el gigante blanquiazul.

Quizá no fue tan memorable porque en realidad enfrente no se encontraron con la resistencia que muchos suponían, pero esto solo es mérito de una Real poderosa, inquebrantable y de una calidad superior. Ni más ni menos. El equipo txuri-urdin superó en todo a su adversario y acabó encendiendo una mecha que debía prender por toda la ciudad pero que la pandemia y las restricciones frenaron en seco.

Pocas veces se recuerdan una salida así del estadio de Amara de una parroquia entregada, aunque la fiesta empezó y acabó al son de la marcha de Imanol. Nada más. Januzaj, de cabeza en la primera parte, y Sorloth, nada más arrancar la segunda, sentenciaron a un Atlético de Madrid que se encuentra a años luz del nivel que se le presupone.

El inicio del partido estuvo marcado por los incidentes en el recibimiento al autobús del Atlético. Mal los energúmenos de la afición txuri-urdin, que no saben que con su reacción provocaron otra década sin poder acudir al Wanda con la camiseta de la Real, y fatal la policía, que no puso los medios adecuados para evitar la agresión cuando sabía que el sector más violento de la parroquia local estaba esperando para animar a su equipo. Algunos no han entendido nada y tienen muy poca conciencia del pasado, porque los ultras rojiblancos argumentan que el asesinato de Aitor Zabaleta fue una venganza por el ataque que recibieron los radicales que viajaron en la ida de aquella eliminatoria de la Copa de la UEFA. Una pena. Lamentable y denunciable.

Otro tema es que Diego Pablo Simeone se las diera de ofendido e incluso no saludara a Imanol en los prolegómenos del duelo. Qué culpa tendrá el oriotarra y qué poco se significaron los representantes colchoneros cuando Aitor Zabaleta fue asesinado a las puertas del Calderón. Denunciamos la agresión de ayer, pero no admitimos que nadie de ese club nos dé ni la más mínima lección después de que amparan y protegen a sus ultras, que tienen dos muertos a sus espaldas. Nada más que añadir sobre el tema. Ni olvidamos ni perdonamos, aunque no nos sirva para justificar jamás las meteduras de pata de un sector de la afición blanquiazul.

Cambios en el once titular

Imanol introdujo tres novedades importantes respecto a lo esperado con la inclusión de Remiro, en lugar de un indispuesto Ryan, y de Guevara y Sorloth en las grandes dudas en el once donostiarra. Enfrente un Atlético más defensivo que nunca, con Joao Félix y Correa en punta, es decir sin delantero centro. El ambiente era caliente y la Real salió fuerte.

A los cuatro minutos, Aritz Elustondo había cabeceado fuera en posición inmejorable un centro de Mikel Oyarzabal y pocos segundos después Januzaj, a la segunda, había disparado limando el palo en situación óptima. Incluso Oyarzabal, también de cabeza, estuvo cerca de anotar a los trece minutos, pero después el Atlético de Madrid se recompuso, se colocó bien y se adueñó del control del choque con una ocasión estupenda de Carrasco, que, tras dos recortes, disparó al palo.

En una jugada aislada, con la Real poco cómoda, se encontraron David Silva y Mikel Merino para proyectar a Zaldua, cuyo centro lo cabeceó Januzaj a la red. Éxtasis absoluto en un Anoeta que probablemente equivocó el ambiente que exigía el choque. Los madrileños intentaron reaccionar, pero Aritz abortó su mejor opción en las botas de Correa antes del entreacto.

Nuevo gol

En la primera acción de la reanudación, Mikel Oyarzabal le robó a una pelota a Felipe y Sorloth no desaprovechó el uno contra uno. 2-0 y la eliminatoria casi sentenciada. Simeone movió ficha rápido para actuar con tres centrales y dos extremos en banda, lo que multiplicó una amenaza que nunca se plasmó en opciones tangibles.

Es más, Januzaj en dos ocasiones, Sorloth, Mikel Merino, en dos ocasiones, y Le Normand estuvieron muy cerca de poner patas arriba a Anoeta con un tercer tanto que merecieron los de Imanol. Incluso Aritz Elustondo se topó con Cunha bajo palos, justo después de que Remiro salvara la mejor ocasión visitante del mismo brasileño.

La Real Sociedad ya está en cuartos. La Marcha de San Sebastián no se podrá celebrar, pero insufla un aura inmortal a un equipo y a una afición ávidas de fiesta. Uno se imagina lo que podía haber sido la Plaza de la Constitución entregada tras este triunfo, pero el festival se tuvo que acabar cuando el árbitro Alberola rojas decretó el final de la contienda.

Esta Real elimina al vigente campeón de Liga, al todopoderoso Atlético de Simeone y nadie se sorprende. Porque si le sigue tocando jugar en casa a partido único podemos prepararnos todos para celebrar otro hito importante. La Copa mola. Que les devuelvan los 25 años perdidos a esta gente con otro título. Que así sea...