e hablará hoy de polémicas, de videoarbitrajes y de victoria holgada de la Real en una tarde sin agobios. Aquí no nos vamos a centrar tanto en lo que pasó en Anoeta. Aquí vamos a tratar el modo en que sucedió. Porque nuestro equipo sumó tres importantes puntos ante los que sobre todo merece la pena subrayar el camino que eligió para conseguirlos. Se dicen muchas cosas sobre el estilo de Imanol, su propuesta de juego y la capacidad táctica del oriotarra, a quien la gente tiende a infravalorar. Cae bien. Comunica. Nos toca la fibra. Y es txuri-urdin hasta la médula. Pero todo esto es lo de menos. Lo de más, mientras, atiende a una cintura que rara vez se destaca, pero que sale a relucir muy a menudo. Por ejemplo, contra el Cádiz. ¿Acaso jugaron los blanquiazules como siempre? No. Introdujeron en su fútbol novedosos matices. Con estos como punto de partida, fueron netamente superiores al adversario, independientemente de las decisiones de Pizarro Gómez y Mateu Lahoz.

El míster sabía de antemano que tenía enfrente un equipo poco generoso en cuanto a posicionamiento sobre el campo. El Cádiz suele actuar con el bloque bastante retrasado, circunstancia ante la que Imanol apostó por estirar a los amarillos todo lo posible y más, a lo largo y a lo ancho, vaciando más que nunca la zona de la medular. Guevara e Illarra se incrustaron constantemente en la línea defensiva, atrayendo presiones. Monreal y Januzaj se movieron pegados a la línea de cal, actuando como extremos puros. Y un centrado Oyarzabal, casi en doble punta con Isak, se convirtió junto al sueco en el destinatario de los envíos directos de sus compañeros. La Real tenía muy claro cuál debía ser su arma principal: profundidad, profundidad y más profundidad. Nada que ver, por ejemplo, con el modo en que este mismo equipo desarboló al Cádiz en el Carranza. ¿La diferencia entre ambos partidos? Posiblemente existan varias, pero la principal apunta a un futbolista canario, finísimo entre líneas y espacios reducidos, que en noviembre estaba sobre el césped y ayer inició el partido en la grada.

El 2-0 de Oyarzabal o la acción en que el eibartarra forzó la expulsión suponen muestras inmejorables de lo que quiso intentar ayer la Real, y también de lo bien que le salió. Antes incluso de que se produjera el penalti del primer gol, los txuri-urdin habían inquietado al Cádiz con su novedosa fórmula, apoyándose en un Isak estelar. El escandinavo agradece sobremanera los contextos que le permiten correr a campo abierto. Como el de este último partido. Como el generado por aquella Real directa que se llevó el último derbi disputado en Anoeta. O como el del recordadísimo 3-4 del Bernabéu. Veremos ahora cuáles son los efectos del regreso del propio Silva al equipo, porque la calidad de las posesiones va a ganar enteros, y una de las consecuencias de esto apunta a dibujar panoramas más cerrados, de pasillos estrechos y mayores dificultades para correr a la espalda de los rivales. Si el sueco pierde brillo en semejantes situaciones, no nos volvamos locos, recordemos cuáles son sus principales virtudes y tengamos igualmente en cuenta que hay en el plantel otra herramienta, Carlos Fernández, perfectamente válida para explotar otro tipo de paisajes.

La Real tiene fondo de armario y entrenador para retocar y modificar su propuesta sobre la marcha, un motivo para el optimismo si de lo que se trata, además, es de encarar la recta final de la Liga en una posición ventajosa. El equipo es sexto con 35 puntos en 22 partidos. Es decir, 35 puntos de 66 posibles. Avanzar a lo largo del campeonato sumando la mitad de los disputados, o más, siempre es sinónimo de figurar en la pelea europea, una pugna en la que ahora mismo la clasificación apunta a abrir un hueco entre los seis primeros y los demás. Getafe y Alavés son los dos próximos rivales, por lo que se presenta una buena oportunidad para construir colchón. La hipotética ventaja se daría, en cualquier caso, con miras a competir en el continente la próxima temporada, cosa que la Real ya hace en el actual curso. Se acerca la eliminatoria contra el United, dos partidos que debemos encarar con toda la ilusión del mundo. Ganar al Cádiz ayer también sirve para eso, para disfrutar de la Europa League. Disfrutar yendo a degüello, claro, porque aquí solo se goza compitiendo y dejándolo todo en el campo.