manol está demostrando que no le tiembla el pulso para tomar decisiones. En las buenas y también, ahora, en las malas. Ayer, tras cuatro derrotas consecutivas, volvió a buscar un revulsivo con forma de futbolista. Ante el casi desahuciado Espanyol, apostó por darle un nuevo aire al equipo desde la posición más retrasada del sistema pero, a la vez, la que da inicio al juego. Ese que necesitaba recuperar la Real con urgencia.

Por ello, Imanol pensó en Moyá. El mallorquín es, con diferencia, el futbolista de la Real con más partidos en Primera (269), y su experiencia podría ser de gran ayuda para un equipo joven -nunca hay que olvidarlo- más penado por su desestabilidad mental que por sus errores técnicos. Porque lo segundo, tras Mendizorroza, comenzó a ser consecuencia de lo primero.

En ese escenario, Moyá impone y propone. Habló, dirigió y corrigió a sus compañeros durante todo el partido. Acompañó el juego y dio apoyos desde fuera del área, lo que el equipo agradeció. También en los centros laterales del rival.

Desde su privilegiada posición en el verde, Moyá vio cómo la Real salió con otra cara al partido. Cómo el equipo trianguló mucho más que en encuentros anteriores, con pases rápidos y a 2-3 toques. Ya era hora. La Real volvió a alegrar sus partidos. Y a sentirse bien. Ni el gol visitante en la primera ocasión de la que dispuso el Espanyol en el partido desmoronó el buen hacer del equipo.

Moyá no tuvo que abroncar en demasía a su defensa, que se mostró solvente. Diego Llorente volvió al once para hacer pareja con Le Normand, que es una garantía silenciosa en esta Real.

Tampoco le tocó al de Binissalem dar muchas pautas al ataque, donde, una vez más, Januzaj fue el más desequilibrante, hasta que dejó su sitio a Odegaard al filo del descanso por molestias. Ayer volvió la esperanza a la Real, y con ella, también el noruego. Infiltrado, no forzó, pero dejó algunos detalles de la vieja normalidad. A Moyá se le veía feliz a medida que el equipo comenzaba la remontada. Puso su granito de arena con una parada de mérito a un tiro cruzado y seco de Raúl de Tomás a la hora de partido. Qué bueno es para la Real tener a un jugador con su actitud y profesionalidad en el vestuario.

El gol en la Real tiene su nombre. Alexander Isak volvió a ver puerta anoche, e hizo bueno el tanto de Willian José al arranque de la segunda mitad.

El sueco reventó el balón con la zurda para darle a la Real su primera victoria tras el confinamiento. Imanol prefiere de inicio a Willian José, lo ha demostrado en muchas ocasiones, pero la sensación de peligro constante que genera Isak es un filón para el equipo.

El guardameta mallorquín, sin minutos en Liga desde octubre, ofreció solvencia, jerarquía y sacó una buena mano con 1-1 en el marcador