Donostia. Antoine Griezmann fue agredido al término del encuentro Getafe-Real en el túnel de vestuarios del Coliseum Alfonso Pérez Muñoz. Según ha podido saber este periódico, un miembro del cuerpo médico del club madrileño, el fisioterapeuta Pedro Rodríguez, le estaba aguardando a la entrada del vestuario txuri-urdin y le golpeó en la cara con una esterilla de las que suelen utilizan los jugadores para realizar abdominales y estiramientos.
El francés, que era uno de los primeros realistas en retirarse del campo al haber sido sustituido en el minuto 68 por Paco Sutil, se vio sorprendido por la acción del galeno, que estaba ataviado con el chándal y el plumífero oficiales del Getafe, aunque en ningún momento intentó repeler la agresión. Fue un miembro del staff técnico de la primera plantilla txuri-urdin el que salió con rapidez en su defensa al empujar y agarrar al agresor.
El rifirrafe provocó un importante tumulto, con los habituales gritos y reproches, aunque el asunto no fue a más. Cuando arribaron el resto de futbolistas que habían terminado el encuentro jugando, la discusión se había zanjado.
Después de la ducha, varios miembros del Getafe entraron en el vestuario realista para pedir perdón y dejar claro que aceptaban la derrota y que no tenían ningún problema con el equipo donostiarra.
Al parecer, Pedro Rodríguez, que tiene fama en Getafe de ser una buena persona, además de tranquilo y poco dado a meterse en problemas con los rivales, se ha mostrado muy arrepentido por su acción. El galeno se ha puesto en contacto varias veces con Diego Rivas, con el que coincidió en su etapa en el club azulón, para insistir en sus disculpas y para que se las hiciera llegar tanto a Griezmann como al miembro del staff técnico realista con el que se enzarzó.
Para los txuri-urdin se trata de un capítulo acabado, ya que no quieren que nada perturbe la resaca de su gran victoria. Como se temía, la polémica celebración del gol del galo, en la que se besó la ikurriña en repetidas ocasiones recorriendo el fondo del Getafe en actitud provocadora, ha traído bastante cola. Algunos de sus compañeros, como Xabi Prieto y, sobre todo, Diego Rivas, le reprendieron en el mismo terreno de juego. Martín Lasarte, al que se le pudo ver indignado mientras hacía el gesto, esperó hasta el descanso para abroncarle, aunque esta vez no le sustituyó, como ya hiciera ante el Atlético cuando le dedicó un feo gesto.
De los jugadores del Getafe, solo su capitán, Manu del Moral, se acercó hasta Griezmann para pedirle explicaciones. Fue Diego Rivas el que terció de inmediato para evitar mayores problemas. Eso sí, alguno de los getafenses reconocieron a micrófono cerrado a periodistas locales que "le tenía muchas ganas y pensé en darle una buena patada. No vino a cuento lo que hizo".
La verdad es que a partir de ese momento no lo pasó bien Griezmann, que fue vehementemente silbado e increpado cada vez que tocaba el balón por una grada que hasta ese momento parecía sedada y resignada a la derrota. Quizá lo peor de su gesto fue que el Coliseum no es un campo especialmente hostil con los realistas, como lo demuestra que los 200 seguidores que ocuparon uno de los fondos no tuvieron ni el más mínimo problema, pese a que la afición local estaba de uñas por el gesto y la goleada que encajó su equipo, la más abultada en su estadio desde que ascendió a Primera. Además, hasta ese momento, el árbitro estaba teniendo una actuación muy poco casera, algo que no abunda en las salidas de los txuri-urdin y todo podía cambiar bajo una mayor presión.
El francés demostró mucha personalidad al no esconderse en ningún momento, aunque después del descanso no estuvo atinado en sus intervenciones. Seguro que ha aprendido la lección y puede que haya llegado la hora de que abandone el juego de la celebraciones para evitar meterse en problemas que se podían haber evitado, como en Getafe.