POR mis venas corren, para mi orgullo, unos cuantos litros de sangre gallega. Si algo comprendí en mis veranos en la aldea lucense de mi padre o en las mil y una conversaciones con gente de aquella tierra, es que en el Estado no hay un “hecho diferencial” más claro que el de las cuatro provincias en su conjunto o, incluso, el de cada una de ellas por separado... o la quinta, dispersa por medio mundo.

O si quieren que se lo diga en términos políticamente incorrectos, Galicia es menos España que Euskal Herria o Catalunya. Otra cosa es que decenas de miles de sus habitantes no se sientan especialmente incómodos siendo súbditos del reino borbónico o que su natural pragmático les lleve a no meterse en guerras que no pueden ganar.

Sitio distinto

¿Somos capaces de respetar algo que, si lo miramos bien, no es sino una demostración de soberanía, auqnue no coincida con los estándares al uso? Me temo que no, como prueba el desprecio sideral que se está despachando desde el flanco progresí hacia la Galicia rural, en la que supuestamente se asienta el respaldo del PP. Da vergüenza entreverada de asco escuchar a los campeones siderales de la democracia tachando como paletos reaccionarios a quienes podrían entregar a los populares a una nueva mayoría absoluta.

Por lo demás, como subraya el historiador Xosé Estévez en la entrevista que publicaremos mañana en este mismo diario, “el tópico generalizado que afirma que la gallega es una sociedad conservadora es solo una verdad a medias”.

La discografía de Os Resentidos, liderados por el genial Antón Reixa, es, en mi humilde opinión, una de las mejores fuentes de conocimiento de la idiosincrasia del país de Rosalía, Castelao o Camilo José Cela, entre otras muchas personalidades.

Desde Fai un sol de carallo a Vigo, capital, Lisboa, sus letras nos aportan claves que no figuran en los sesudos análisis electorales que leemos o escuchamos estos días. Pero, quizá porque la bailé y la berreé tantas veces en mis años mozos, me quedo con la sabiduría que, ya desde su propio título, contiene Galicia, sitio distinto. Y, concretando más, con esta estrofa: “Arde Galicia, pero non queima”. Algo me dice que podría ser el titular de mañana.