La trayectoria y la imagen de Paulo Azpiazu (Bergara, 1996) rompe los estereotipos sobre los harrijasotzailes. Tras iniciarse en el levantamiento de piedra hace tan solo tres años, la semana pasada logró proclamarse campeón de Euskal Herria.

La semana pasada logró su primer título como harrijasotzaile en el Campeonato de Euskal Herria de piedras pequeñas, alzando un total de 12.550 kilos. ¿Qué supuso para usted?

En el mundo de la piedra, esta es la competición mas prestigiosa de todas, la que más nombre tiene, y yo diría que la más dura. Ganar esto para mí ha sido increíble, algo muy grande, porque todavía soy un levantador de piedras novato. Empecé con la piedra hace tres años, sin haber conocido mucho este mundo, y en tan poco tiempo haber llegado a conseguir un título tan importante es increíble. 

Sin la presencia de Mikel Lopetegi –Urra–, partía como el máximo favorito. ¿Cómo llevó esa presión?

Urra es una bestia con estas piedras. Lo ha demostrado durante los últimos seis años. Yo, desde el inicio, me he acostumbrado a ir por detrás de él. Sé que de momento no tengo tantas cualidades como para ganarle a él, porque es un levantador muy fuerte. La presión que tenía hasta ahora era la de intentar quedar segundo y tratar de ponerle las cosas más difíciles. Esta vez él no estaba y he sentido una presión diferente. Como que tenía que ganar al ser favorito. Lo hice bien. Estas han sido mis mejores marcas en esta competición, pero pienso que las marcas hubieran podido ser un poco mejores si hubiera estado Urra. Sí me quedé a gusto con las marcas y mi intención era esa, pero la piedra cúbica, por ejemplo, se me atragantó un poco por la presión y por la sensación de tener que ganar. 

“Empecé con el levantamiento de piedra hace tres años. Ganar un título tan importante en tan poco tiempo ha sido increíble”

¿Cuándo se vio campeón?

Sabía que la competición era mía, pero al final te vienen dudas a la cabeza. Creo que no me quité la presión hasta que hice 24 alzadas con la bola y me di cuenta de que la txapela era mía. Hasta ese momento, estuve enfocado en lo mío. 

El año pasado, en este mismo campeonato, sufrió una deshidratación. Con esta victoria, ¿se ha olvidado ya de aquel susto?

Era algo que tenía en la cabeza. No tenía miedo, pero sí que me dejó un poco marcado. Creo que con el tiempo lo iré quitando. Tenía miedo de dar el 100% en cada piedra y luego no poder recuperarme, y no saber si sentía cansancio o si me iba a pasar lo de año pasado. 

¿Tiene una rivalidad especial con Urra?

Los que somos atletas a este nivel somos todos muy competitivos, pero somos más competitivos en la plaza que fuera. Fuera, tengo un trato bueno con él, simplemente no nos gusta perder y a la hora de competir ya sabemos lo que hay. Somos del mismo club y de la misma escuela, y hay días que coincidimos entrenándonos. Cada uno va a su rollo. A mí, Jose Ramon –Iruretagoiena, Izeta II–, que es el que nos prepara, me da un apoyo extra de momento porque yo soy más novato, y Urra, al llevar más años, se pone él mismo sus propios entrenamientos.

En la Igeldoko Harria, por ejemplo, Lopetegi sumó 20 alzadas y fijó un nuevo récord, pero usted logró 18 levantamientos, que es una cifra en otras ediciones ha supuesto el triunfo.

Los dos estamos haciendo marcas muy fuertes. Este punto de rivalidad está haciendo que los dos saquemos nuestro mayor potencial, y se está notando en las marcas. Ha habido txapelas en la Igeldoko Harria que se han ganado con menos alzadas. 

Empezó a practicar el levantamiento de piedra hace tres años. ¿Qué le atrajo de este deporte?

Yo empecé en el mundo de la fuerza hace muchos años, cuando yo tenía 14. Empecé con las pesas, el fitness, la vida saludable… Lo que pasa es que con 23 años más o menos, al llevar tanto tiempo con el mismo estilo de vida, perdí un poco la ilusión y la motivación, porque ya había conseguido los objetivos que tenía cuando era más joven. Me gustaba el mundo de la fuerza, pero todavía no conocía un deporte que me llenase del todo. Me gustaba la halterofilia, el powerlifting, el culturismo, pero no como para competir o ir al 100% con eso. Entonces me conoció Jose Ramon. Y cuando probé la piedra se me juntó ahí todo, cosas como la cultura o el trabajo que hago en las redes sociales, porque vi que era un contenido que se diferencia mucho del resto de los preparadores. Se han juntado los astros y me han llevado al sitio correcto.

¿Fue Izeta quien le invitó a probar este deporte?

–En la pandemia sufrí encerrado en una habitación. Me quedé sin trabajo, sin nada, y uno de los propósitos que había tenido siempre era abrir un canal de YouTube. Esa caída me hizo empezar a crear contenido, y poco a poco se fue viralizando y cogiendo más alcance. Mucha gente del País Vasco me empezó a conocer así. Yo documentaba todo lo que hacía, como las sentadillas o los retos de flexiones. Izeta, al ver ciertos vídeos míos, vio que tenía potencial para el mundo de la piedra. Me invitó a su casa sin tener yo ni idea de levantamiento de piedra. Me hizo levantar una piedra gigante delante de toda su familia, y me dijo Si tú levantas esto, puedes estar preparado para tener futuro en este deporte. Lo levanté, y ahí empezó todo. 

Al principio, su imagen llamaría la atención en las plazas... ¿Qué reacciones generaba?

Por eso haber ganado este año significa tanto. Sé que no estaba Urra e igual no tiene el mismo mérito que si hubiera estado él, pero yo no he sido levantador, no tengo familia de levantadores. Tengo raíces vascas y gente muy fuerte en la familia, pero no vengo de una cultura de herri kirolak, aunque haya escuchado hablar de ellos en casa. Es más, soy de Bergara, pero gran parte de mi vida he estado en Navarra y allí es más importante la pelota. Mi estilo de vida nunca ha sido el de un levantador, por eso los rasgos de los tatuajes vienen del mundo del gimnasio. Creo, por lo que he vivido y he visto, que al principio había personas que me tomaban como un chiste. Sí que he sentido, no a malas, que la gente al principio decía ¿Este de donde sale? o Este ha venido aquí pero no va a durar nada. Creo que con el tiempo me he ganado el respeto de la gente de este mundillo. De no saber levantar una piedra hace tres años a ser el campeón de Euskadi, estoy viendo que la gente me respeta y me valora más. 

Paulo Azpiazu. Arnaitz Rubio

Cuando se interesó por el levantamiento de piedra ya tenía una gran forma física. Se define en sus redes sociales como “un apasionado del fitness”.

Con 14 o 15 años sufría muchos complejos físicos. Siempre he sido muy obsesivo, y la obsesión por el cambio físico me hizo conseguir un físico muy fuerte, con muchos entrenamientos durante años. Creo que he llegado a este deporte con una base muy trabajada, a diferencia de otros levantadores que quizás construyen su base a través de la piedra. Yo ya tenía una base fuera de la piedra, y luego he construido una técnica a través de la piedra. 

Trabaja como entrenador personal ‘online’.

–Mi pasión fue haber hecho un cambio conmigo mismo y haber invertido tantos años en mí. Hace seis o siete años llegué a un punto en el que necesitaba tener objetivos y una ilusión. Me costaba encontrar un sentido a la vida, y encontré la piedra, por un lado, que me hizo volver a experimentar esa sensación de ilusión y de poder progresar y, por otro lado, me di cuenta de que quería ayudar a otros a conseguir lo que yo había conseguido. Sabía que para eso tenía que sacarme un título y me especialicé con un grado superior de entrenador personal, acondicionamiento físico, y la pandemia hizo que, en vez de ser un entrenador común en un polideportivo, fuera más emprendedor y construyera una marca personal. Mi público sobre todo son autónomos, o gente que tiene cierta edad que en su juventud estaba en forma pero después se ha olvidado de sí misma y quizás han cogido 10, 15 o 20 kilos y no consigue retomar la vitalidad, el físico o la confianza que tenían antes. Me centro en ayudar a esas personas a través del asesoramiento online, que puede parecer frío, pero utilizando el WhatsApp o las videollamadas podemos conseguir cambios muy grandes con una hoja de ruta, de estructuras de entrenamiento, de alimentación… y dando un apoyo cercano.

“Izeta II me hizo levantar una piedra gigante delante de toda su familia y me dijo: ‘Si lo consigues, puedes tener futuro en este deporte”

Además, muestra toda su actividad en las redes sociales, en canales como @AzpiazupFitness de YouTube, con cerca de 15.000 seguidores, y muchos de ellos han conocido el levantamiento de piedra gracias a sus vídeos…

Estoy replicando lo que he mamado desde hace muchos años. Me considero un eterno alumno. Cuando tenía entre 14 y 16 años tenía grandes referentes en YouTube. Veía que los que a mí me impulsaron a cambiar mi vida eran entrenadores, pero predicaban muchísimo con el ejemplo, y eso me motivaba. El proyecto de ayudar a otros siempre ha ido ligado a cumplir yo más que nadie, y eso va a hacer que arrastre a mucha gente a querer mejorar. Si predico con el ejemplo, gran parte del trabajo como motivador ya lo tengo hecho. Utilizo las redes sociales como un escaparate para mostrar mi proyecto, dar ejemplo, crear la comunidad que he creado, y ayudar a la gente que quiere un trato más personalizado de forma más cercana. 

Una vez que ya ha conseguido esta txapela, ¿cuál será su próximo objetivo?

–Durante todo el año tenemos competiciones. Las más importantes son la Igeldoko Harria, Zarauzko Bi Harriak o el Campeonato de Euskadi, pero ahora también tenemos una competición por parejas, y luego se acerca una competición que es importante para mí, la Iraetako Bola, de 107 kilos, a finales de enero. Todos los levantadores tenemos un talento especial. Yo tengo un vínculo muy bueno con la esfera y, aunque no tenga mucho nombre, disfruto mucho en esa competición y tengo la intención de hacer un buen papel en ella. 

Hasta ahora ha trabajado con piedras pequeñas e irregulares. ¿Se ha planteado empezar con las piedras grandes?

–Me dejo llevar por Jose Ramon, que ha sido un grande en el mundo de la piedra. Cada levantador se va especializando en lo que más le gusta y en lo que más puede dar. Al estar en la escuela de Jose Ramon, me enseña lo que él ha mamado y aquello en lo que él ha sido bueno. Para mí el levantamiento de piedra son piedras pequeñas y, sobre todo, piedras irregulares. Pero mi físico tiende a ir a piedras un poco más grandes –mide 1,83 y pesa 105 kilos–, e igual en el futuro me planteo trabajar con piedras grandes.