El Archivo Municipal de Donostia estrena este martes sus nuevas instalaciones en las dependencias situadas bajo la plaza Blas de Otero, en Atotxa, después de varios meses de obras, algo de retraso y una inversión de 3,3 millones de euros, más 30.000 euros del traslado de documentos.

La pandemia obligará a pedir hora para acceder al recinto, que funcionará de lunes a viernes entre las 9.00 y las 14.00 horas. La cita se podrá obtener por teléfono, en el 943 481053, y por medio de la web municipal. Por el momento, y como aún se están traslado los fondos documentales, solo se podrán pedir dos documentos por persona y día. Por la situación sanitaria, en la sala de consulta solo podrán estar nueve personas a la vez, en vez de las quince para las que está diseñada.

El Archivo Municipal de Donostia cuenta con unos 120.000 documentos. Dicen así adiós a las antiguas dependencias de los sótanos del Ayuntamiento, con humedades y condiciones inapropiadas para guardar documentos históricos, que hacían necesarios otros almacenes suplementarios repartidos por distintos polígonos.

El nuevo espacio, de 1.800 metros cuadrados, ha sido dotado de los últimos adelantos tecnológicos para facilitar la consulta. La nueva sede dispone de cinco depósitos de apertura tecnológica (no manual) y un sistema de ventilación que controla la humedad y la temperatura, para cuidar los antiguos papeles.

El acceso al recinto subterráneo se puede llevar a cabo por unas escaleras o por un ascensor, desde la plaza Blas de Otero, junto a la Torre de Atotxa. En el pasado, las dependencias acogieron el depósito de la grúa municipal.

Los estudiosos de la historia o personas interesadas en ella por cualquier motivo, tras obtener una cita, deberán ir con mascarilla y usar gel hidroalcohólico, así como los guantes que se ofrecerán en el lugar. Todos sus bolsos, bolsas o carpetas deberán quedar depositadas en una taquilla. Cada vez que usen algún dispositivo tecnológico del archivo deberán desinfectarse previamente con gel.

Además, si los investigadores hacen uso de determinados archivos antiguos, estos quedarán después diez días aislados en cuarentena hasta que puedan ser usados de nuevo, excepto si el mismo investigador pretende seguir consultándolos en días consecutivos, en cuyo caso se guardarán en un contenedor especial.