En un territorio montañoso como Gipuzkoa y a su vez estratégico por su situación como lugar de tránsito del tráfico peninsular hacia Europa, los puentes y viaductos jalonan el paisaje. Infraestructuras de paso que se acercan a las 1.300 en una superficie geográfica de apenas 1.997 kilómetros cuadrados. Su importancia salta a la vista. Pero su mantenimiento y rehabilitación también conllevan un esfuerzo económico considerable.

La Diputación de Gipuzkoa ha puesto este lunes cifras a ese sacrificio: la nueva Planificación de Actuaciones de Infraestructuras de Paso de Gipuzkoa ascenderá a 26,4 millones en los próximos años, de los cuales, el 72% se destinarán a la rehabilitación integral del extremo este de los viaductos de Loiola en la Variante donostiarra (GI-20). Solo esta obra supondrá 18,9 millones de euros a las arcas forales.

El resto de obras e intervenciones, menores si se comparan con la de Loiola pero de igual importancia por su situación estratégica, se llevarán a cabo, principalmente, en varios viaductos de la N-I, las carreteras de acceso de Mendaro y Azpeitia, y en otras vías de la red viaria secundaria. Se trata de, al menos, siete actuaciones que, en algunos casos, supondrán la rehabilitación integral de la infraestructuras, mientras que en otros serán solo intervenciones parciales.

Viaductos de Loiola

La obra de mayor envergadura, en la entrada de los viaductos del barrio donostiarra de Loiola, es "compleja", como ha admitido este lunes la diputada de Infraestructuras Viarias de la Diputación de Gipuzkoa, Maria Ubarretxena. Medio siglo de historia de esta estructura, proyectada en los años 70, supone, en palabras de Ubarretxena, que la "configuración estructural y las soluciones de ingeniería" que entonces se ejecutaron "han quedado completamente obsoletas". De ahí que la intervención sea tan costosa y laboriosa. De hecho, se prevé que la redacción del proyecto de esta obra esté lista para finales de la legislatura.

Este puente, edificado en 1972 y que actualmente tiene una zona "apuntalada", ya ha sido objeto recientemente de una actuación de apeo y cambios de tablero en el tramo sobre el Urumea debido al deterioro provocado por la erosión de la ría y cuya finalidad era la de contener mejor la carga que soporta. Unas obras que el Ejecutivo foral consideró que eran necesarias como paso previo a la rehabilitación integral de la zona este del viaducto y que comenzaron en agosto del año pasado, con un presupuesto de 4,840 millones de euros.

Ahora se está trabajando en el proyecto para acometer la obra principal en el extremo este, del que, de momento, la Diputación solo ha avanzado el coste que alcanzará y que contemplará también la instalación de lineales de pantallas acústicas. 

Viaductos de la N-I

Respecto a la N-I, las actuaciones previstas se centrarán, en un primer momento, en Lasarte-Oria y Andoain, zonas de más tráfico. Si se tiene en cuenta los últimos datos disponibles de la Diputación correspondientes a 2022, la intensidad media de tráfico que soporta esta carretera es de 46.949 vehículos diarios en la zona de Sorabilla y 36.517 en Andoain/Lasarte.

En este sentido, el Departamento de Infraestructuras Viarias tiene previsto llevar a cabo el próximo año la mejora de los sistemas de contención y la instalación de pantallas acústicas en el kilómetro 450 de esta carretera, a su paso por Lasarte-Oria. Mientras que en Andoain se procederá a rehabilitar la estructura del viaducto situado en el kilómetro 444,0931 con un presupuesto de 1,2 millones y, al igual que en la obra anterior, se llevará a cabo a lo largo de 2025.

En este caso, a diferencia del año pasado en el que los camiones tuvieron restringido el tráfico por las obras que se ejecutaron en el sentido contrario, no será necesario limitar el paso de vehículos, según ha señalado Ubarretxena.

No hay que olvidar que esta carretera, como ha recordado la diputada, cuenta con "los puentes más antiguos de toda la red" -el de Artzabaltza, por ejemplo, es de 1944 y fue rehabilitado en 2018- y, a su vez, soportan una intensidad de tráfico muy alta al ser la arteria principal del tráfico internacional, por lo que el deterioro por el paso de vehículos es considerable.

 Accesos a Mendaro y Azpeitia

En la red viaria guipuzcoana también son habituales los viaductos que sirven para acceder a algunos municipios del territorio. De hecho, ya se están realizando las obras, desde el pasado septiembre, para rehabilitar el viaducto de acceso al centro de Mendaro, "única entrada al municipio y al hospital", cuyo coste asciende a 2,1 millones de euros y concluirán a finales de este año.

Puente de Mendaro N.G.

En estas características también se enmarcar otro proyecto, todavía sin fecha, que contempla la sustitución de los tableros del puente sobre el río Urola que da acceso a Azpeitia desde Zestoa por la carretera GI-631. El presupuesto de esta obra asciende a 1,8 millones de euros.

 Otras actuaciones en Azpeitia y Legorreta

Como ya se ha dicho, los 26,4 millones de euros corresponden a los siete proyectos de mejora y rehabilitación de puentes y viaductos que ya están redactados. A los anteriormente citados, se añaden dos obras que se ejecutarán en el barrio azpeitiarra de Loiola y Legorreta. En el primer caso está previsto rehabilitar en 2025 el puente sobre el río Urola del acceso al Santuario en la carretera GI-3138, con un presupuesto de 300.000 euros; mientras que en el segundo se hará lo propio en el puente de Ibiur de la carretera GI-4521 sobre el río Oria. La licitación de este último proyecto está próxima, por lo que las obras podrían comenzar en los siguientes meses, según ha explicado Ubarretxena. 

"Doble faceta"

La diputada de Infraestructuras Viarias, Maria Ubarretxena, ha explicado que esta nueva planificación responde a una apuesta de "doble faceta". Una vez concluidas en anteriores legislaturas obras estratégicas para garantizar el equilibrio territorial como la rotonda de Gipuzkoa, ha llegado el momento de apostar por el ámbito "tecnológico", al tiempo que se lleva a cabo "la puesta al día" de las infraestructuras de la red. En este último aspecto, por ejemplo, se sitúan también las obras para mejorar la seguridad, tal y como reclama Europa, de los túneles, tan habituales en nuestra red viaria, que cuenta con 84. En cuanto a esa faceta tecnológica, se puede recordar, por ejemplo, que Gipuzkoa ha entrado a formar parte de un consorcio europeo como banco de pruebas para equipar las autopistas con tecnología de visión artificial que permitan una conducción autónoma, con avisos personalizados y en tiempo real sobre cuestiones como la presencia de niebla, lluvia o ciclistas en la carretera.

Pero a pesar de esa apuesta por las "carreteras del futuro", Ubarretxena ha dejado claro que no se debe descuidar uno de las principales tareas que lleva a cabo el departamento, como es "continuar invirtiendo intensivamente en el mantenimiento y rehabilitación de la red, para seguir cumpliendo con los reconocidos estándares de seguridad y calidad de nuestras carreteras, con una hoja de ruta clara y con previsión”. Las actuaciones que se requieren son “extensas y complejas”, ha puntualizado Ubarretxena.

Vigilancia continua

Más allá de estos proyectos concretos que contempla ya la planificación, la diputada del ramo ha recalcado que anualmente se revisan "entre 80 y 100 estructuras de la red preferente y básica; y todas las que forman parte de la red comarcal y local". No obstante, las que presentan un peor estado de conservación son sometidas a inspecciones especiales en las que se monotorizan y se hace un seguimiento más exhaustivo. Además, los ingenieros especializados realizan inspecciones principales en infraestructuras donde se "ha visto que hay cierto daño" y, finalmente, están las rutinarias que llevan a cabo "diariamente los trabajadores" del departamento.

Esto se traduce en que en los últimos cuatro años se han efectuado 281 inspecciones en las infraestructuras principales y 15 de carácter especial. "El departamento utiliza una escala de 0 a 100 para mediar la extensión, gravedad y evolución del deterioro de las infraestructuras supervisadas para priorizar las actuaciones y establecer un plan de acción de refuerzo y reparación o incluso rehabilitación. Es a partir del índice 40 donde se plantean las intervenciones a medio plazo. En este estado se encuentran 155 estructuras, y a partir del índice 60 es cuando se requiere de actuaciones a corto-medio, es el caso de 35 estructuras hoy en día", ha detallado al respecto Ubarretxena.

Así, más allá del plan presentado este lunes, anualmente solo las intervenciones menores de refuerzo o reparación de la red principal suponen al Ejecutivo foral 1,1 millones de euros, a los que se añade una dotación anual de 850.000 euros al contrato de servicios de conservación de carácter extraordinario y 300.000 euros, en inspecciones.

En este ámbito se sitúan otras reparaciones que se van a llevar a cabo también en la N-I, en los viaductos de Legorreta, Idiazabal, Ordizia, Ibarra, Tolosa y Andoain; así como en el viaducto de la GI-2632 en Urretxu, el puente de Motasoro de la GI-4153 de Ataun, el viaducto de la GI-636 sobre las vías de Renfe en Irun y el paso peatonal de la GI-2131 en Itsasondo.