La llegada del verano hace que las heladerías disparen sus ventas como consecuencia de la llegada de un mayor número de turistas. Aunque las temperaturas no terminan de ser del todo veraniegas, la gente ya se anima a comprar helados.
De múltiples sabores, veganos, sin azúcar o sin lactosa, hay helados para todos los gustos. Donostia cuenta con numerosas heladerías de gran calidad, aunque solo una destaca por ser la mejor heladería de Donostia: Arnoldo Heladería.
Los Arnoldo evocan al donostiarra de toda la vida: calidad y sabor se dan la mano en un lugar imprescindible para tanto locales como turistas.
Este local destaca por ser de una familia italiana con casi un siglo de trayectoria confeccionando helados. Marta Arnoldo, quinta generación, cuenta que la tradición heladera de su familia germina en Austria y salta a Longarone (Italia).
En 1925 Giovanni y Elisa Arnoldo empezaron su andadura en Italia en la playa de Cervia, una pequeña ciudad balneario al sur de Rávenna. En 1935 se trasladaron definitivamente a Donostia, primero frente a la gasolinera de la playa de Ondarreta y más tarde, en 1938, a la calle Miramar 2. En 1948 Livio Arnoldo se instala en la calle Garibai 2, su actual sede.
"Toda la vida he estado aquí, desde los 12 años. Me gusta estar frente al público, ver las caras de alegría, diversión. ¡Ah! Y de niños y mayores que son los más golosos", indican desde el local.
Esta heladería es mucho más que un simple lugar donde se vende helado; es un espacio donde se conjuga tradición, creatividad y placer.
Historia y evolución
Desde su origen en la antigua China y Persia, el helado ha evolucionado hasta convertirse en un deleite universal, y las heladerías son el epicentro de esta dulce experiencia.
Las primeras heladerías modernas surgieron en Italia en el siglo XVII, donde el "gelato" comenzó a ganar popularidad. Con el tiempo, estas tiendas se extendieron por Europa y América, llevando consigo una rica tradición de recetas y técnicas artesanales.
Hoy en día, las heladerías ofrecen una variedad impresionante de sabores, desde los clásicos de vainilla y chocolate hasta combinaciones exóticas como lavanda con miel o albahaca con limón.
Entrar en una heladería es una experiencia sensorial única. Los colores vibrantes de los helados, el aroma dulce y la atmósfera alegre hacen que cada visita sea especial. Muchas heladerías artesanales se enorgullecen de utilizar ingredientes naturales y frescos, lo que se traduce en sabores más auténticos y ricos.
Innovación y sostenibilidad
En los últimos años, la industria de las heladerías ha visto una ola de innovación.
Desde helados veganos y sin lactosa hasta opciones bajas en azúcar, las heladerías están respondiendo a las demandas de consumidores más conscientes de la salud y el medio ambiente.
Además, muchas están adoptando prácticas sostenibles, como el uso de envases biodegradables y el compromiso con proveedores locales.
Por todo ello, heladerías como Arnoldo son un refugio de felicidad y sabor, donde la tradición y la innovación se unen para ofrecer momentos de pura alegría. Ya sea para refrescarse en un día caluroso o simplemente para disfrutar de un antojo, una visita a la heladería siempre es una buena idea.