- El Banco de España prevé que los problemas de insolvencia de las empresas españolas como consecuencia de la crisis del COVID vayan a dar lugar a un “repunte significativo” de las solicitudes de concurso y, por lo tanto, de las quiebras, una vez expire la moratoria concursal el próximo 31 de diciembre.

El Gobierno español, en el contexto de la crisis económica ocasionada por la pandemia de coronavirus, suspendió la obligación de los deudores de solicitar concurso de acreedores (concurso voluntario) hasta el 31 de diciembre de 2020 e impidió que sus acreedores pudieran realizar la solicitud antes de esta fecha (concurso necesario).

El fin de la moratoria a finales de año se sumará a la “baja eficiencia” de los procedimientos de insolvencia que, según el Banco de España, son demasiado largos (la duración media fue de casi cuatro años en 2019), y son “escasamente” utilizados, tanto en lo que concierne a los concursos de acreedores, como a los mecanismos preconcursales por parte de las sociedades no financieras y los empresarios individuales.

En un documento en el que analiza los procedimientos de insolvencia, el Banco de España justifica esta afirmación con datos: la tasa de concursos empresariales, que mide el número de concursos entre el total de compañías, fue la segunda más baja en 2006, por detrás de Polonia.

La situación no cambió con la llegada de la crisis de 2008 a pesar del repunte de concursos durante la recesión, pues siguió situándose muy por debajo de la de otras economías desarrolladas. En concreto, mientras que en España se produjeron cerca de quince concursos por cada 10.000 empresas en 2010, en Japón hubo 88, en Alemania se registraron 89, en Estados Unidos casi 100, en Reino Unido hubo 137 y en Francia se superaron los 200.

La institución explica que estos datos se deben sobre todo a la baja concursalidad de los autónomos y las microempresas.