En pocos años Irati Idiakez (Getaria, 1996) se ha erigido en una de las grandes bazas del snowboard adaptado, lo que le ha permitido colgarse metales a nivel internacional -los tres últimos en los Campeonatos del Mundo de La Molina, una plata y dos oros- y ha aprendido a gestionar el éxito a nivel psicológico. En una entrevista con EFE, la rider guipuzcoana explica cómo ha trabajado en el último año para acabar entre las mejores tablas del panorama mundial después de tomarse un descanso al finalizar el pasado curso. Y es que en muy pocos años Idiakez se ha convertido en una de las mejores deportistas de su categoría SB-UL (discapacidad en extremidades superiores).

En 2021, se llevó el Globo de Cristal a la mejor deportista de su categoría en la Copa del Mundo y en 2022 se colgó dos platas en los Mundiales, a las que se han sumado las tres medallas conseguidas este 2023 en La Molina, los oros en cross por equipos y en dual banked slalom, así como la plata en la prueba individual de cross. El oro en dual banked de Idiakez fue un triunfo histórico, ya que se trató del primero en una prueba individual de los Campeonatos del Mundo para el snowboard adaptado español. "A nivel psicológico he estado trabajando mucho mi salud mental en el último año", explica la rider vasca, que hasta los Mundiales de La Molina solo había participado en algunas pruebas de la Copa de España.

Y, en este sentido, opina: "Si hubiera venido directamente a los Campeonatos del Mundo hubiera tenido un bloqueo mental que no sé cómo lo habría gestionado. Al competir en las Copas de España vine con la mente abierta y ha sido un buen trabajo". Al terminar la temporada 2022, Irati decidió hacer un parón. Por ello, reconoce que afrontaba los Mundiales con "la expectativa de disfrutar" del snowboard, su gran pasión desde que en 2017 sufrió un accidente de autobús que terminó con la amputación de su brazo derecho.

"No sabía muy bien qué iba a pasar en La Molina. Me llamaron para probar el circuito y cuando lo probé dije: 'mira todavía me acuerdo de hacer snowboard'. Entonces vi que tampoco estaba tan perdida y me pregunté: '¿Por qué no iba a tener posibilidades'", relata. Y, tras colgarse tres preseas en La Molina, Idiakez vislumbra en el horizonte los Juegos Paralímpicos de Invierno de Milán-Cortina d'Ampezzo que se celebrarán en el año 2026.

"La gente que me habla de los Juegos se le pone la piel de gallina. Yo no lo sé porque nunca he estado, los he visto por la tele, pero sí que creo que debería trabajar mucho, además del aspecto físico y el técnico, lo psicológico para que no te juegue una mala pasada; te lo juegas todo en una bajada", reflexiona.

La gran rival en su categoría es Monika Kotzian, que se llevó el oro por delante de Idiakez en la prueba individual de cross. La deportista vasca admite que la polaca "lo hace un poco mejor" que ella en la flexión y el movimiento vertical. De esta manera, considera Idiakez que desde el punto de vista técnico todavía tiene margen de mejora en "llevar el peso adelante" de la tabla, algo que, en su opinión, a veces no se atreve a hacerlo "por miedo". Mientras, sigue aprendiendo del snowboard, un deporte que no había practicado antes del accidente que sufrió en Chile y que le ayudó a aceptar su discapacidad.

"Me ayudó mucho conocer a Astrid Fina (la primera española en lograr una medalla paralímpica en snowboard), porque al final le pasó casi lo mismo. Tuvo un accidente y empezó de cero en el snowboard, como yo. Poco a poco, verla era una guía de cómo tenía que hacerlo todo. Con todo, Idiakez afirma que ahora es "muy feliz" y que, tras los Mundiales, pensaba regresar al País Vasco, si bien reconoce que quizá se quede unos días más en Baqueira, donde entrena en invierno, antes de realizar las prácticas de profesora de Formación Profesional. "Lo hago para tener más cosas en el futuro. La carrera deportiva en algún momento se acabará", apunta.