Donostia. El aro escupió la bandeja que Jason Robinson había dejado con el cronómetro a cero y que, de entrar, hubiera dado paso a la prórroga. Puede que al alero de Tacoma le hiciera falta Tibor Pleiss justo cuando se disponía a soltar el balón, pero los árbitros no la pitaron o no quisieron pitarla por aquello de que el que iba por delante era el poderoso. Fue la última jugada del derbi que el Laboral Kutxa se llevó de Illunbe (76-78) pese a que el Gipuzkoa Basket se dejó hasta la última gota de sudor para ganar un partido que habría supuesto el pasaporte a la Copa. El choque tuvo tanta emoción, calidad, intensidad y alternativas que reducirlo a esa última jugada o a una posible falta sería absurdo. El conjunto de Sito hizo todo lo que pudo y mostró buena parte de las cualidades que le han llevado a estar donde está. Llegó a ir 16 puntos arriba en el marcador, pero no fue suficiente para derribar al vecino vitoriano, que se jugaba mucho en el envite y también se empleó con la máxima intensidad.

Dio mucho de sí el derbi. Fueron 40 minutos que pueden dividirse en tres actos: en el primero se vio al mejor Gipuzkoa Basket, capaz de arrollar al Baskonia y de ponerse 40-24 en el minuto 19; en el segundo el equipo de Scariolo se puso las pilas y le devolvió la moneda a los hombres de Sito; y en el tercero, inmersos en el último cuarto y con el marcador igualado, se vio una batalla táctica, técnica y física por todo lo alto, con los dos contendientes exponiendo sus mejores armas y tratando de minimizar las del rival. El duelo cayó del lado baskonista debido principalmente a la inesperada irrupción de Giuseppe Poeta, base italiano que debutaba ayer en la ACB y que rompió el choque con tres triples en los últimos minutos. Su aportación muestra también la diferencia entre ambos, un Laboral Kutxa que ficha cuando sus jugadores se lesionana o no dan el rendimiento deseado, y un Gipuzkoa Basket que tiene lo que tiene desde agosto y que trata de sacar el máximo rendimiento a sus once jugadores. Cabe destacar, por tanto, el mérito de un GBC capaz de plantear el partido como un duelo de iguales, con ambos luchando por el mismo objetivo y con marcador incierto hasta el final. No acompañó el resultado, pero es difícil poner peros a un equipo que rayó un alto nivel excepto unos minutos del tercer cuarto.

40-24 en el minuto 19 El Gipuzkoa Basket dominó el partido desde una canasta de Neto marca de la casa: robo y contraataque. Doblas, a un nivel superior, fue el líder de un equipo que jugó muy buen baloncesto hasta el descanso. El Laboral Kutxa aguantó sus acometidas al principio, pero el alto ritmo que pusieron al partido los hombres de Sito hizo que el marcador empezara a ensancharse poco a poco y se pasara del 20-16 al término del primer cuarto al 27-16 en el minuto trece, que obligó a Scariolo a pedir tiempo muerto. Doblas, imparable, era una pesadilla para el los interiores baskonistas. De hecho, ni siquiera esa interrupción impidió que la muñeca del pívot cántabro siguiera caliente. Otros seis puntos suyos y una asistencia a Winchester permitieron al GBC aumentar su renta a los trece puntos (37-24) y luego hasta los 16 (40-24) tras un triple del escolta norteamericano. Fue la máxima renta, que disminuyó cuando el partido llegó al descanso: 40-28. La jornada apuntaba a ser de las grandes e Illunbe jaleaba a su ídolo local: Doblas, 16 puntazos en 20 minutos.

La decoración cambió por completo en la reanudación. Era esperable que el Laboral Kutxa reaccionara y apretara en defensa para buscar un triunfo absolutamente necesario para mantener sus opciones coperas. Así sucedió. Los hombres de Scariolo dieron un paso adelante y lograron, a lomos de Nocioni, un parcial de 2-13 en un abrir y cerrar de ojos que dio paso a un partido nuevo (42-41) aún con quince minutos por disputarse. La pena es que el Baskonia encontró poca oposición para voltear el marcador tan rápido. El Gipuzkoa Basket falló un par de ataques cómodos, perdió confianza y cedió toda su renta anterior en apenas cinco minutos.

poeta, inesperado verdugo Un par de acciones aisladas de Ramsdell y otras dos de Salgado dieron aire al equipo de Sito, pero el que tenía la iniciativa era el Laboral Kutxa, que logró una pequeña pero significativa renta de cuatro puntos (56-60) gracias a una canasta de Poeta a siete minutos del final, cuando Sito pidió un tiempo muerto. Doblas estaba en el banquillo porque tenía cuatro faltas, Robinson estaba atado en corto y los bases estaban empezando a perder la batalla ante los organizadores vitorianos. Tomaron la iniciativa entonces Robinson y Neto, y entre ambos capearon el temporal. Con lo que nadie contaba es que la aparición de Poeta, que desniveló la balanza con su inesperado acierto.

El italiano anotó desde el citado tiempo muerto trece puntos que abortaron cualquier intento local. El GBC llegó incluso a ponerse por delante otra vez con dos tiros libres de Robinson (70-69), pero dos triples de Poeta -nombre del que Illunbe se acordará durante mucho tiempo- dejaron el partido cuesta arriba a un minuto del final (71-75). Todo ello en plena batalla táctica entre Sito y Scariolo, jugando con un pívot o incluso sin ningún hombre alto para complicar la vida al rival. Cuatro puntos de Doblas y dos de Heurtel dejaban aún el partido sin dueño a catorce segundos del final (75-77). Causer metió un tiro libre y Neto otro (76-78).

Curiosamente, a seis segundos del final Poeta falló sus dos tiros libres y dio una última oportunidad al GBC. Robinson cogió el rebote, recorrió la pista y, cuando se disponía a dejar la bandeja de la prórroga, se topó con Pleiss. Los árbitros pudieron pitar falta, pero no lo hicieron y el lanzamiento del alero no entró, así que el Gipuzkoa Basket se quedó con la miel en los labios. Luchó lo indecible y puso sobre la mesa todos sus argumentos para ganar, pero le faltó un poco para rematar la faena. Unos minutos de bajón, los galones del Baskonia, ese miedo arbitral... detalles que pasan factura. El equipo de Sito dejó escapar una muy buena oportunidad para sellar su pase a la Copa, aunque todavía sigue séptimo y con las opciones intactas. Si juega al nivel de ayer, es probable que acabe llegando a la meta.