La Federación Europea de Balonmano (EHF en sus siglas en inglés) ha anunciado este lunes el reparto de las 24 plazas de la nueva Champions League, que echará a andar la temporada que viene. Lo hará con ampliación de equipos participantes y un cambio de formato, con seis grupos iniciales de cuatro clubes cada uno en lugar de las dos grandes liguillas de ocho equipos como estas últimas temporadas. Esta apertura en número de equipos pero también geográfica está llamada a favorecer a países como Alemania y Francia, pero también a ligas como la Asobal, que, sin embargo, tiene problemas que pueden pesar ante la EHF.

Así es el reparto

La EHF mantiene la separación por competiciones que hizo años atrás, por lo que cada país obtiene plazas en una competición en función del desempeño de sus clubes en ella. En el caso de la Champions, los éxitos recientes del Magdeburgo —los puntos que computan para un país son los del equipo que más lejos haya llegado— llevan a Alemania a liderar la tabla de la Champions, seguida de España. A diferencia de lo que ocurría hasta ahora, no serán 9 sino 10 los países que tienen una plaza fija: a los dos citados, se suman Francia, Dinamarca, Polonia, Hungría, Rumanía, Portugal, Croacia y Noruega.

Así, la EHF deja hueco a 14 puestos. Casi todos dependen de promociones o ascensos internos de equipos que ya estén clasificados para la EHF European League. Las principales 10 federaciones del ranking de la Champions tienen opción de pedir hasta dos ascensos cada una.

Con el actual formato era posible un único ascenso, así que esta modificación permitirá responder a la demanda de Alemania, que pedía tener al menos tres equipos en la Champions en lugar de uno más la plaza de mejor país de la EHF European League; y Francia, que verá a PSG, Nantes y Montpellier en la máxima competición en lugar de ver alternar a los dos últimos.

¿Equipos de fuera de Europa?

Entre esos diez países podrá haber un tope de ocho equipos elegidos para ascender a la máxima competición de clubes. Tras esta categoría, un segundo criterio repartirá un máximo de cuatro plazas de ascenso entre federaciones que no tienen lugar fijo en la Champions, . En esta casuística se pueden hallar Eslovenia (Slovan de Ljubljana, Celje), Macedonia del Norte (Eurofarm Pelister y Vardar) e incluso Suiza, que ha visto cómo la EHF ha rechazado sin excepción la solicitud de entrada del Kadetten los últimos seis años.

En esta categoría entran dos países habituales hasta la invasión de Ucrania, como eran Rusia y Bielorrusia, que obligará a resituar a todos los agentes en el momento indeterminado que vuelvan a ser aceptadas en las competiciones deportivas.

Con los 10 campeones de otros tantos países más estas doce plazas entre equipos que ya tienen que haberse clasificado a la European League (8+4), le quedarían los dos últimos billetes disponibles.

El Comité Ejecutivo se las reserva pensando en casuísticas concretas como que el campeón de la Champions o de la European League no hayan tenido un buen rendimiento en sus ligas, y puedan jugar la máxima competición. Y la gran pequeña sorpresa que se guarda la EHF es que entre las invitaciones que pueda entregar, "se reserva el derecho de otorgar invitaciones para la participación incluso a clubes no europeos". 

La Liga Asobal, ante el espejo

Esa apertura de horizontes, empujado entre otras cuestiones por una Alemania quiere un tercer club (y la EHF anuncia que ese número será una línea roja) y la buena posición de la Liga Asobal en las distintas clasificaciones internacionales invitan a pensar en una segunda plaza. A que el Barça puede tener un acompañante de la Liga en los bombos del sorteo de Viena, donde está la sede de la EHF. Pero también hay nubarrones.

La actual EHF maneja dos puntos de equilibrio: instalaciones modernas, sostenibles y que sirvan a los equipos (en lo deportivo pero también en lo social y económico con fanzones, etc.), y por otro lado, que estén lo más llenas posibles durante la competición. De hecho, basta leer con atención el comunicado de la EHF este lunes para encontrar el aviso a navegantes en el noveno párrafo: "For all places fulfilling the minimum criteria according will be mandatory".

Una frase que traducida al español, "resulta obligatorio que todas las plazas cumplan con los criterios mínimos", pone en aprietos a más de un aspirante de la Liga Asobal a esa plaza adicional.

El problema de la asistencia

En el caso de la Champions, el aforo mínimo es de 4.000 asientos con gradas en los cuatro laterales del campo, amén de una zona de pista que permita trabajar a los operarios necesarios en la organización del partido; pero la EHF vela por que las canchas presenten las mejores asistencias posibles.

Y si cruzamos esa realidad con la de los principales equipos de la Liga Asobal descontado el campeón culé, pueden aparecer los problemas. Por un lado, porque los equipos que juegan en instalaciones que cumplen los requisitos que marca la EHF (Granollers con su Palau d’Esports; Logroño con su Palacio de los Deportes; y Ademar, el renombrado pabellón Urbano González Escapa) rara vez alcanzan la media entrada.

En sus tres partidos de la Fase de Grupos de la EHF European League, los vallesanos han llenado 1.115, 1.203 y 670 de los 5.260 asientos del Palau ante Slovan de Ljubljana, Skanderborg-Aarhus y Baia Mare (una media de 996 asistentes; 18,9%); mientras que el Ademar ha reclutado a 1.885, 1.360 y 2.104 espectadores ante Nexe, Partizan y Kadetten en un pabellón para 5.900 espectadores (una media del 30%). 

El problema del pabellón

Los otros dos equipos que a tenor de la evolución de la Liga pueden aspirar a esa segunda plaza afrontan otro problema: el pabellón. Las casas habituales del Bidasoa y del Torrelavega no encajan en los planes de la EHF. El Ayuntamiento cántabro otorga en su web al pabellón de su titularidad 2.500 asientos, mientras que Artaleku tiene capacidad para 1.943 espectadores. Lejos ambos de los 4.000 que exigen las Regulaciones federativas, que con la nueva Champions no se van a endurecer, pero tampoco a relajar.

¿Cuáles son esas condiciones? Las que la EHF ya ha empleado estos años para decidir entre las peticiones de ascenso a la Champions: el pabellón y los requisitos ya explicados (aprobados en 2020 con un periodo transitorio de cuatro años al que se les aplicó una moratoria por la pandemia), la televisión, número medio de espectadores, resultados en las competiciones EHF, y el trabajo de los clubes en “derechos de publicidad, el nivel de organización profesional del club así como el nivel de implementación de los requisitos que exige la EHF las temporadas anteriores”.

En su solicitud de ascenso de hace dos años, dos factores lastraron al Bidasoa: el pabellón y su andadura reciente europea, que mejoró la pasada temporada al alcanzar al menos unos cuartos de final de la EHF European League, en el que cayó ante Melsungen.

Asobal mantiene sus tres plazas en EHF European League

Con la incertidumbre de si será capaz de confirmar la segunda plaza en la Champions, la Liga Asobal sí ha conocido este lunes que mantiene sus tres plazas en la nueva EHF European League. Se trata de las mismas que hoy en día, cuando están destinadas al subcampeón de la Liga Asobal (directo a Fase de Grupos), el campeón de la Copa y el de la Copa de España). La ventaja es que a diferencia de lo que ocurría estas temporadas, quienes se clasifiquen con esas dos últimas plazas no deberán jugar eliminatorias de acceso a los grupos.

La competición arrancará con ocho grupos de 4 equipos cada uno. La Federación Europea reparte un total de 36 plazas, aunque hasta 12 equipos pueden ser ascendidos a la Champions. Así, quedarían 24 equipos en la segunda competición. Las ocho plazas restantes se repartirán: cinco entre países que hayan ascendido a la Champions (prioridad a países que con el ascenso de un equipo a la Champions no tengan representante en la European League, como puede ocurrir con Polonia y Macedonia del Norte); dos billetes para países que no tienen plaza fija en Champions ni European League; y una plaza final discrecional.

Un reparto más geográfico

Aun así, hasta la fecha, los nueve primeros países de esta clasificación tenían derecho a solicitar una promoción a la Champions de equipos que estuvieran clasificados a la EHF European League a través de las ligas domésticas.

Si no contamos Alemania, que dobla su presencia gracias a ser la mejor federación de la EHF European League —lo que le permite acceder a una plaza extra en Champions—, Francia y Hungría han sido los dos países que han conseguido un segundo club en la Champions año tras año durante las seis ediciones del formato actual. 

Francia, porque además del PSG (que gana la Liga francesa desde el 2015), tiene otros dos equipos de entidad: el Nantes de Kauldi Odriozola y el próximo año también Imanol Garciandia; y el Montpellier, rival del Bidasoa en la próxima Fase Principal de la EHF European League; y el país magiar, porque además del eterno aspirante a la Copa de Europa y casi dictador de la liga nacional, el Veszprém, el Pick Szeged en el que aún milita Garciandia arma proyectos de enjundia.

A los nueve campeones de las principales ligas más la décima plaza al mejor país de la EHF European League, hay que sumar seis ascensos: los citados del segundo club francés y húngaro, y otros cuatro. En las últimas cuatro temporadas, Polonia se ha convertido en un fijo de dos billetes con Kielce y Wisla Plock, como Dinamarca con Aalborg y GOG (un año, Fredericia).

Y las dos últimas plazas han apuntado a criterios geográficos: Noruega no ha quedado fuera en seis años (primero con Elverum; después con Kolstad), y los Balcanes, tampoco, tuvieran acceso por ranking (la mayoría de años con Zagreb) o sin él; igual que la Rumanía del Dinamo de Bucarest.

En todo este reparto ha habido un grandísimo damnificado, el Kadetten Schaffhausen, que ha recibido seis negativas consecutivas; y otro perjudicado en menor escala como es el subcampeón portugués, el Sporting entre 2021 y 2024, y ahora el Porto cuando el equipo de los Costa ha pasado a dominar el balonmano portugués.