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Tulsa: “Quizá hace cinco años no hubiese podido escribir una canción sobre el suicidio con cierta luz”

Gure Ahotsak, la iniciativa de Donostia Kultura que busca visibilizar a las mujeres del sector de la música, concluirá hoy con un quinto concierto que protagonizará la hondarribiarra Tulsa.

Tulsa: “Quizá hace cinco años no hubiese podido escribir una canción sobre el suicidio con cierta luz”N.G.

Miren Iza (Hondarrabia, 1979), mejor conocida por su nombre de guerra, Tulsa, se subirá esta tarde a las tablas del Teatro Principal para cerrar, después de cuatro conciertos que le han precedido, la iniciativa Gure Ahotsak, impulsada por Donostia Kultura para visibilizar la labor de mujeres artistas. Tulsa llega a la capital guipuzcoana después de haber representado en Zamora su más reciente obra, Amadora, un disco con dramaturgia que habla sobre el rol de las mujeres en los cuidados y que le valió a Iza el Premio Nacional de las Músicas Actuales 2024. Esta tarde, sí que presentará en el Principal alguna de las composiciones de esta obra conceptual, aunque no la versión escenificada. Asimismo, también repasará temas de sus anteriores siete discos.

Actuará hoy en el Victoria Eugenia y con usted acabará otra edición de Gure Ahotsak. 

Es un tipo de iniciativa que se suele dar en torno al 8-M. Las mujeres artistas nos ponemos a trabajar intensamente. Parece que las fechas invocan el recuerdo de que hay mujeres en esto también. Ayer, por ejemplo, estuvimos con la función de Amadora en Zamora y hoy estaremos en Donostia. Ojalá fuera la misma intensidad durante todo el año.

Cita su espectáculo ‘Amadora’, que explora el rol de los cuidados por parte de las mujeres.

Viene a explorar qué pasa con esas mujeres, sobre todo, de la generación de nuestras madres, pero también de la generación actual, que consagran su vida a ser el sostén de cuidados de la gente que estaba a su alrededor. Muchas veces les surgía un dolor muy masivo, muy extendido, muy difícil de tratar y de llevar al lenguaje. Y como no se ha hablado parece que el cuerpo toma la palabra en forma de ese dolor.

¿Cómo surgió este disco y el espectáculo que lo acompaña?

La idea surgió por mis dos profesiones, la psiquiatría y la música. En los servicios de psiquiatría y reumatología de la Seguridad Social, es abrumadora la cantidad de mujeres que llevan arrastras este dolor que no se es capaz de resolver. Diría que, incluso, no se puede ni pensar en este mal, porque el fundamento no es médico, es social y de estructura familiar. Era importante pensarlo desde ahí. Gracias al feminismo yo también me fui haciendo preguntas desde ese lugar: ¿Qué pasa con esta herencia que recibimos las mujeres que parece casi una consigna de ser santas y de estar eternamente disponibles para los demás? Sin queja posible, claro. Si lo llevamos al ámbito político, social y económico, son mujeres que trabajaron 24 horas al día dentro de casa, sin vacaciones, y cuando llega la jubilación no tienen pensión porque no han cotizado nunca. Eso se convierte en un trabajo gratuito que ha sostenido el trabajo de todos los demás, el capitalismo, en cierta manera.

¿De dónde surge la propuesta dramatúrgica?

Sentía que el tema era tan complejo y tan profundo que, quizá, un disco podía quedarse corto o frívolo. Sentí la necesidad de ponerle cuerpos de mujeres que contaran las profundidades y los recovecos de todo este dolor que tiene que ver con la renuncia del deseo propio. 

¿Conocía ya a María Velasco?

No la conocía pero sentía que, de alguna manera, compartíamos universos y se apuntó. Ella escribió la dramaturgia a tres voces para las tres actrices que hacen de Amadora, contando el malestar que puede surgir con una pareja, con una madre, con las amigas. 

En Donostia no presentará la versión teatralizada.

No, será un concierto. Serán las canciones del disco, y otras de mi repertorio anterior. Amadora no ha pisado todavía el Norte. Cuando vamos con la función solo se interpreta el disco de Amadora, pero en el resto de casos se incluyen otras canciones. Por otro lado, ahora me doy cuenta que hay temas que compuse antes de este último disco pero que, de alguna manera, ya apuntaban hacia esto que en Amadora se me despertó mucho. 

¿A qué se refiere?

Tenía una necesidad muy propia de pensar: Soy una señora, ¿soy como mi madre? No soy madre pero, ¿estoy legitimada para esto o no? Quería resolver esa duda propia sobre qué tipo de mujer o de señora soy ahora.

‘Amadora’ es un disco conceptual que, según apunta, le ha removido mucho. ¿Le ha abierto algún camino por el que le gustaría seguir transitando?

Cada disco necesita cosas diferentes. He sentido mucha alegría al percibir este trabajo como un autoencargo. Tenía muy claro todo lo que quería contar y, en ese sentido, era todo muy potente porque sentí que componía por algo que me trascendía a mí. Siempre he defendido que las canciones, en sí mismas, tienen que tener sentido y que no tienen que depender unas de otras, incluso, en un disco conceptual. Ahora que estoy, de nuevo, inmersa en la composición, se parece más a lo que hacía antes de Amadora. Es cierto que hay determinada conexión porque las estas haciendo en un momento en el que te están pasando cosas. Pero es cierto que, esta cosa tan poderosa de querer escribir a una mujer, a un personaje de ficción, eso no lo voy a hacer otra vez, porque no tengo esa necesidad, tengo otras. Me gusta que cada disco tenga su propio espacio. Además, el proceso de Amadora me ha dejado muy seca. 

¿Suele tomarse algún tiempo entre disco y disco?

Sí, porque suelo quedarme desfondada y Amadora me dejó exhausta. Aunque he de reconocer que me quedé con la duda de saber si habrá otro disco después. Ahora vuelvo a tener la chispa creativa encendida.

Entiendo que siendo el disco tan profundo y descarnado, debió quedarse vacía.

Sí (ríe). Tienes la sensación de que es lo último que haces. Y está bien, porque eso significa que los has puesto todo ahí. Hasta que se va llenando la vasija o hasta que respondes a las llamadas internas y externas que vas teniendo pasa un tiempo. Y soy consciente que, tras Amadora, ha pasado más tiempo de lo normal.

Comentaba que sentía el disco como un autoencargo. De hecho, es un disco autoproducido por su sello.

Sí, con Matxitxako. Esa sería la parte más prosaica de cómo salen las cosas, pero en cuanto a composición así es como lo sentía. Sacarlo con mi sello, desde luego, conlleva una soledad importante porque, a veces, falta estructura. Al mismo tiempo, la sensación de dominio total sobre el disco también me gusta mucho. En un futuro me alegrará mucho haberlo hecho de esta manera. Ya veremos cómo hacemos el siguiente.

Al ser ‘Amadora’ una propuesta tan personal, editarlo con su propio sello, quizá, es una manera de controlarlo mejor.

Sin duda. Además, una vez metido en harina es difícil delegar en otra estructura. Sabes que no es complicado, es cuestión de sentirte más o menos acompañada.

El disco cuenta la historia de Amadora en canciones muy cortitas, de apenas tres minutos.

No lo había pensado. Siempre tuve muy presente que temas como el dolor del cuerpo, el suicidio, que una madre no registre a su hija... podían resultar un poco insufribles. Siempre tuve en la mente que las canciones debían tener un lecho de luz y que los sonidos oscuros debían compensarse con otros más luminosos. Creo que la brevedad de las canciones también ayuda a soportar temas tan difíciles y tan atípicos en el pop. En el pop hay mucho que escribir, pero sus códigos pueden ser muy rígidos y muy autoritarios. Siempre se habla de lo mismo y a mí lo que me interesa es ensanchar esos supuestos límites que tiene. En ese sentido, en Amadora veía muchas posibilidades pero tampoco quería hacer algo que fuese excesivamente sombrío. Es cierto que en el momento vital en el que me encontraba, me permitió hacerlo. Quizá hace cinco años no hubiese podido escribir una canción sobre el suicidio con cierta luz o esperanza, y ahora sí he podido.

Habla de ese tema que se titula ‘024’, que es el número de atención de la conducta suicida.

Solo con cierto humor se puede hacer una canción de esto, que tenga un estribillo luminoso. Cuando canto el final de la canción, “Tengo curiosidad por cómo afronta el invierno Joaquín”, que es este personaje presente y ausente a la vez, la gente se ríe. Que en una canción sobre el suicidio la gente se acabe riendo me hace ver que lo he hecho bien, porque era mi miedo.

No será esta tarde pero, ¿le gustaría traer la versión con dramaturgia de ‘Amadora’ al País Vasco?

Me encantaría. La productora que nos ha amparado en el proyecto es Kamikaze y siempre les pregunto a ver cuándo vamos al País Vasco, y me dicen que está difícil. Es cierto que es una obra cara de mover, con una escenografía grande y siete artistas en el escenario. Por mí, encantada, me muero de ganas.