Después de más de una década y sin llegar a cumplir su duodécimo cumpleaños, el Donostia Festibala desaparecerá este septiembre de la programación cultural del territorio. Así se lo confirmó ayer a este periódico la promotora vizcaina Last Tour International, que declinó hacer más declaraciones, como explicar los motivos que han llevado a la empresa a tomar esta decisión o si prevé que en un futuro este encuentro, que en los últimos años se celebraba en el hipódromo de Donostia, vuelva o no en este mismo u otro formato.

El Donostia Festibala era el evento principal que Last Tour, la empresa responsable de grandes festivales como el BBK Live o el Azkena Rock Festibala, organizaba en Gipuzkoa. Se enmarcaba en un equilibrio territorial enfocado a distintos públicos. El encuentro de Gasteiz se centraría en los rockeros; el de Bilbao se configuraría como un macroevento enfocado a la música indie, al eclecticismo y a un reclamo para el turista extranjero de festivales, mientras que el del hipódromo se estaba dirigido en las últimas fechas en intentar rejuvenecer a los oyentes con una apuesta de música urbana, siempre acompañada de un contrapunto de potentes grupos de Euskal Herria. No hay duda, y así lo atestiguan las cifras de espectadores, que conjugar apuestas como la de Berri Txarrak con raperos como Kase.O, con colectivos como las Pussy Riot –finalmente, suspendieron su concierto por el envenamiento de uno de sus integrantes– o con exponentes del trap como C. Tangana –la edición del 2018 reunió a 14.000 personas– o a Gatibu con Mala Rodríguez o Lágrimas de Sangre –en 2019 se aumentó el recinto de 20.000 a 24.000 metros cuadrados y estuvo cerca de unos datos récord de 18.000 espectadores– dio sus frutos. No obstante, como en todo, la pandemia también llegó a afectar al evento de Last Tour.

En 2020, pocos días antes de declarase el Estado de Alarma, el Donostia Festibala anunció un potente cartel para el décimo aniversario en el que repetiría Kase.O, y actuarían nombres que arrastran público: Don Patricio, Lola Indigo, Los Chikos del Maíz, Zetak e, incluso, Huntza. Además, por primera vez en una década y al igual que ocurre en el Azkena Rock y en el BBK Live, el de la capital guipuzcoana contaría con un recinto de camping para acoger a visitantes de fuera. No obstante, aquella décima edición no pudo celebrarse tal y como se había previsto y se apostó por una versión de cámara y de pequeños formatos repartidos en varias salas de la ciudad, bajo el nombre de Donostia Festibala Urban. Con los aforos limitados, la doble sesión de Gatibu y Ezpalak en el Doka, por ejemplo, colgó el cartel de No hay entradas.

Llegó 2021 pero las restricciones seguían en pie y Last Tour apostó por celebrar aquella décima edición que nunca se hizo en el Velódromo Antonio Elorza. Rescataron de sus anteriores programaciones a Kase.O, Los Chikos del Maíz y Lágrimas de Sangre como platos fuertes y reunieron en una única jornada a un total de 2.600 oyentes, en un recinto con un aforo para 5.500 personas. La última edición celebrada hasta la fecha –y, por ahora, la última de la historia del Donostia Festibala– tuvo lugar el 16 y el 17 de septiembre del año pasado, de nuevo en el hipódromo, y con un nuevo giro de timón en cuanto a los artistas, apostando más por el pop y en el que los máximos reclamos fueron Melendi y Lola Índigo, en una oferta que descendió a la mitad –14 bandas– con respecto a la última edición de la vieja normalidad.

Del Kutxa Kultur Festibala al Donostia Festibala, una década de referencia

Durante más de diez años y en distintas fases, el Donostia Festibala ha sido un encuentro de referencia indiscutible en el territorio, que no sólo se circunscribió a un único espacio sino que llegó a dialogar con recintos como Gasteszena o Tabakalera. Eso se debe a su fundador, el promotor Sergio Cruzado (Gin Musica), que en 2011 apostó por organizar un evento musical como aquellos que se celebraban en el entorno y que daban tan buenos resultados. Cruzado fue el responsable de traer a Wilco al Kursaal en uno de los conciertos más recordados de Jeff Tweedy en Donostia, pero la oportunidad no vino sola. Pocos días después pudo programar en el Velódromo a Primal Scream, en lo que fue la primera edición de lo que se conoció como Kutxa Kultur Festibala. Aquel 2011 también actuaron We Are Standard, Thee Brandy Hips y Fanfarlo, entre otros.

No obstante, el recinto por excelencia, por el que siempre será recordado, es por el parque de atracciones del Monte Igeldo al que el festival llegó en 2012, inaugurando un periodo de gran calidad musical, con un evento en clave de experiencia en el que se rondarían los 10.000 espectadores por edición. Para facilitar la producción del evento, Cruzado invitó a Last Tour, experta en estas cuestiones, a coorganizar el Kutxa Kultur a partir del año 2014. El encanto del recinto, con conciertos memorables como los de Los Planetas, Crystal Fighters, Vetusta Morla, Chk, Chk, Chk (!!!), Love of Lesbian y The Pains of Being Pure at Heart –incluyendo, bandas locales disponían en este encuentro de una magnífica ventana–, lo convirtieron en uno de los place to be de la capital.

Aunque era un evento consolidado, las dificultades técnicas que suponían organizarlo en el Monte Igeldo hicieron que se doblase la apuesta por otro espacio, el hipódromo, al que se llegó en 2017, la primera edición en la que Kutxabank se retiró del naming dejándolo en un tímido Donostia Festibala. Fue un año marcado por la lluvia, que embarró un cartel que aún mantenía el espíritu de Igeldo con The Hives y The Jesus and the Mary Chain a la cabeza. Desde entonces, los ritmos urbanos y la producción de Last Tour fueron en aumento. Nadie imaginaba en septiembre del año pasado que dicha edición fuese a suponer la última ciaboga del festival.