El teatro Victoria Eugenia de Donostia recibirá el próximo martes, 11 de abril, la visita de Yoshida Brothers, dentro de la celebración del año Euskadi-Japón. Ken’ichi y Ryoichiro Yoshida suponen una de las propuestas más refrescantes, diferentes y atrevidas de Donostia Kultura para esta primavera. Los Yoshida son expertos en un género llamado tsugaru-minyo, un tipo de canción folclórica japonesa que se interpreta con un shamisen, una especie de banjo de tres cuerdas con un mástil alargado y que culmina en una caja rectangular que se introdujo en el país del sol naciente desde China hace cinco siglos. El shamisen es, por ejemplo, el instrumento que porta el protagonista de la premiada película de animación Kubo y las dos cuerdas mágicas, para la que esta pareja creativa compuso en 2017 el tema principal, titulado While My Guitar Gently Weeps.

Se les dice expertos, no en vano, esta pareja comenzó practicar a los cinco años con el maestro Takashi Sasaki, cuando lo habitual es hacerlo al doble de edad debido las dimensiones del cordófono –en total, se tardan tres años en poder llegar a dominar lo suficiente el instrumento como para tocar con eficacia–. Además, llevan en activo desde 1999 y en este tiempo han aunado los ritmos japoneses más tradicionales con jazz, pop y rock. En el concierto del Victoria Eugenia, precisamente, harán un repaso de toda su carrera, abrazando distintos estilos y con el tan característico punteo que imprimen mediante el golpeo de un plectro –una pieza rectangular que se usa para rasgar las cuerdas–.

El shamisen, cuentan los hermanos en una entrevista con este periódico, comprende un gran abanico de instrumentos que se diferencian por el grosor del cuello. Concretamente, los Yoshida tocan el tsugaru-shamisen, es decir, el instrumento que acompaña a las canciones tradicionales originarias de Tsugaru, una región al norte de Japón, situada en la prefectura de Aomori. En un inicio apostaron por el minyo, “un género muy poco común” en Japón pero “más fácil de escuchar” y que presenta una mayor facilidad a la hora de hacer arreglos de ritmos de canciones folklóricas. En su disco Move, del año 2000, se percibe ya su querencia por la percusión, permitiendo un salto que llevaría al dúo a transformar y ampliar sus propuestas hasta convertirlas en “canciones” de un grupo musical, tal y como se entiende en occidente. 

La percusión de los Yoshida

A Donostia llegarán acompañados por el percusionista Yuki Tsuchida. “El tsugaru-shamisen es un instrumento con un fuerte componente de percusión y la sensación que produce combinándolo con estos es muy interesante”, comentan Ken’ichi y Ryoichiro. 

En ese resonar con la percusión, destacan que su estilo musical tiene gran acogida entre los amantes del flamenco. De hecho, una de las influencias musicales de Ken’chi, según confiesa, además del guitarrista jazzístico Pat Metheny, es la de Paco de Lucía. Recuerda que antes de su debut hace más de tres décadas, ensayó con el cajón y desde el cajón llegó a conocer a De Lucía, el flamenco y el jazz, así como otras músicas del mundo. Es más, el tema Ibuki, incluido en el citado disco y con el que debutaron en 1999 en el torneo nacional de su país, acompañaron el shamisen con la percusión del cajón.

Ryoichiro, por su parte, señala otra influencia latina, la del argentino Astor Piazzolla. “El tsuguru shamisen es originalmente un instrumento de acompañamiento. Estoy muy interesado en los músicos que han traído un instrumento de acompañamiento al centro y lo han convertido en principal”, añade el músico, en referencia al bandoneón, similar a un acordeón, que usaba Piazzolla.

Afición al tsugaru-shamisen

Cuando comenzaron a entrenar con este útil japonés, se lo consideraba un instrumento anticuado, desfasado y que sólo era interesante para “personas mayores”. No obstante, la inclusión del tsuguru shamisen en expresiones de la cultura pop como películas, animes o anuncios de televisión ha hecho que su práctica se extienda en la juventud de aquella sociedad, habiendo clubs universitarios, cuentan, que “alcanzan incluso los 100 miembros”. “Tenemos la sensación de que se está transmitiendo a la gente joven como algo atractivo”, añaden. Haber dedicado 30 años a la difusión de este instrumento, tanto dentro como fuera del país, seguro que también tiene que ver con ello.