El economista y escritor Carmelo Urdangarin Altuna (Deba, 1932) ha fallecido tras una larga enfermedad. Aunque desarrolló la mayor parte de su vida profesional en el campo de la economía cooperativa, Urdangarin fue mucho más que eso: desde activista antinuclear hasta concejal de su localidad natal, pero, sobre todo, investigador de la historia y la cultura de Gipuzkoa, con especial dedicación a los oficios tradicionales, sobre los que escribió una quincena de publicaciones.

Desde que finalizase los estudios de Peritaje y Profesorado Mercantil, la trayectoria laboral de Urdangarin estuvo ligada al cooperativismo guipuzcoano. Primero en la empresa Orbea, a la que entró como cronometrador y en la que terminó como director general después de participar intensamente en su reconversión. De ahí dio el salto a la sección empresarial de Caja Laboral Popular, donde también ocupó un cargo directivo.

Por aquel entonces, junto a otras personas, comenzó las gestiones para crear una nueva empresa industrial, Acme Deva. Siete años después de su puesta en marcha, en 1969, esta nueva cooperativa se fusionó con Danobat y Eguzkia, dando lugar a Danobat Sociedad Cooperativa, de la que fue miembro del Consejo Rector hasta su jubilación en 1997.

‘Rescatador’ del oficio tradicional

Todos estos años como economista, Urdangarín los compaginó con otras facetas, como la de concejal, ya que estuvo ligado al Ayuntamiento de Deba durante varias legislaturas dedicándose principalmente a temas de educación y juventud.

Antes, en 1973, fue uno de los ciudadanos que formaron parte de una comisión opuesta a la construcción de una central nuclear en Punta Mendeta. Para ello, se dedicó a dar charlas y conferencias informativas en más de un centenar de lugares que fueron incrementando el movimiento antinuclear hasta conseguir la paralización del proyecto.

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Otra de sus actuaciones destacadas fue la de albacea del Fondo Ostoloza para la promoción de la educación y la cultura en su municipio, a la que sumó ser integrante de la comisión para la euskaldunización de los centros del territorio.

No obstante, con más de 5.000 artículos y tres decenas de libros, Urdangarin fue sobre todo un investigador de las tradiciones e historia de Gipuzkoa. Su primer libro, Deva, Euskal kosta nuklearrea, fue publicado en 1975 compartiendo firma con José Ramón Recalde y Patxi Aldabaldetrecu. A partir de ahí, escribió desde los más diversos temas.

Entre ellos destacan las más de 400 entrevistas efectuadas a artesanos guipuzcoanos que plasmó en una quincena de publicaciones. Con especial cariño a estas profesiones, muchas de ellas ya desaparecidas, el debarra trató -como él mismo indicó en una entrevista a este periódico- de recoger por escrito la cultura oral “ que ha sido fundamental para que nuestro pasado no se pierda”.

Entre su treintena de libros también sobresalen las investigaciones que realizó sobre diferentes empresas del territorio como La Fábrica de Hierros y Aceros San Pedro de Elgoibar o Sigma, así como la labor de archivo fotográfico que llevó a cabo sobre la historia de su Deba natal.

Urdangarin también fue miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y de la Sociedad de Estudios Vascos, además de participar en diversos cursos de postgrado organizados por la UPV/EHU.

Por toda esta labor, fue reconocido en 2013 con el premio a los valores sociales de Debabarrena. Un reconocimiento a “la integridad, el respeto, el emprendimiento y la cooperación-colaboración” que ejerció durante toda una vida dedicada al ámbito empresarial, cultural y social de Gipuzkoa.