La Guerra Civil de 1936 supone un nuevo y serio contratiempo en la vida societaria, que había despertado de su letargo en 1929 y mantenido alguna actividad. La figura de Julio Urquijo, miembro de la Junta de Gipuzkoa desde 1924, le ofrece un cierto lustre y prestigio, el secretario, Gómez Izaguirre, que evitó ser depurado por el apoyo de la RSBAP, permanece en su puesto y despunta Álvaro del Valle que propone reuniones en el romántico Balneario de San Juan de Azkoitia y excursiones a los lugares "sagrados" de la Bascongada : Azkoitia, Mutriku, Laguardia y Markina, buscando la complicidad y el reencuentro con alaveses y bizkainos.

Precedida de reuniones varias en el Balneario de San Juan, en donde se instala un pequeño Museo con recuerdos de Peñaflorida, y en una coyuntura social durísima durante el primer franquismo, que he relatado con base en los Diarios del Dr. Barriola, el 15 de junio de 1944 y en el Museo de San Telmo, se reconstituye, una vez más, la Bascongada. Los nombres de aquella hora: Urquijo, el entonces Conde de Peñaflorida, Fernando del Valle, Joaquín de Yrizar, Ciriquiain y Joaquín Baroja. Areilza pronunció un gran discurso Pasado y futuro de la Real Sociedad Bascongada, 1943 que concita la reunificación en Bizkaia, lo mismo que Gregorio de Altube reivindica Álava: "Por si conocen Vds. Vitoria, hablaremos de Vitoria". No fue fácil acomodarse a las trabas administrativas del Régimen de Franco, la hábil Bascongada lo pudo hacer gracias a figuras como Areilza, Presidente de Bizkaia, que buscaron el resquicio de otorgarle la condición de ser Delegada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con el apoyo de Albareda. La emblemática figura del vascófilo Urquijo, Presidente de Gipuzkoa, ampara también esta restauración, concitando una reunión de los tres territorios históricos en su homenaje, en Azkoitia, en 1949.

Una empresa fundamental de esa época, 1945, el la creación del llamado Boletín, que hoy perdura, y en 1948, su suplemento en euskera, Egan. Dos aportaciones de enorme calado para la cultura vasca, en donde se publicarán los trabajos más serios y sesudos acerca del mundo vasco. En 1947 queda constituida la Sociedad de Ciencias Aranzadi, gracias a la Bascongada, siendo el sacerdote Tomás de Atauri su primer presidente.

En esos difíciles años la Bascongada será el refugio en donde se recogerán todos los amantes de lo vasco, tolerado por el franquismo. La Sociedad buscará proteger el patrimonio histórico artístico poniendo en valor a las grandes figuras de nuestra historia: Samaniego, Legazpi, Peñaflorida, Zuloaga, Basterra, Fray Juan de Zumárraga, De la Quadra, Aita Donostia, Bolívar. La muerte de Urquijo, en 1950, en su casa de la Plaza del Centenario, 1, de Donostia, en donde merecería un placa-recuerdo, deja de nuevo en cierta orfandad a la Sociedad, al cargo de Areilza, Elío, Gaytán de Ayala e Yrizar. En 1951 y por impulso de Manuel Laborde, y el propio Areilza, conmemoran el primer centenario de la creación de la carrera de ingenieros en Bergara.

De singular importancia para la Sociedad fue la creación, gracias a su decisivo apoyo, de la Cátedra Manuel de Larramendi, en 1951, en Salamanca, con la colaboración del rector Antonio Tovar y de don José Miguel de Barandiarán, que regresa del exilio.

La trágica muerte, en 1953, de Joaquín Mendizabal, XV Conde de Peñaflorida, que tanto ayudó a la sociedad en estos años, deja en manos de Pablo de Churruca, Marqués de Aycinena, la dirección que muy pronto recaerá en Ignacio de Urquijo, Conde de Ospin de Urquijo, quien propició la Biblioteca Bascongada, de Ion Bilbao y el Diccionario de Azkue. El pintor Ucelay ha retratado magistralmente escenas y personajes de la RSBAP de esa época. Esa década de los años 1950 es también la de proseguir en la recuperación del Patrimonio Histórico : La Antigua de Zumárraga, la Isla de los Faisanes, Behobia; la lengua vasca, con la Gran Semana Vasca, el Homenaje a los grandes marinos gipuzkoanos, a Luis Luciano Bonparte, 1957 y a la ubicación de la Comisión de Gipuzkoa, en dependencias del Museo de San Telmo.

Las décadas 1960-1970 están marcadas por dos hechos fundamentales. La renovación de los Estatutos, 1964-65, que permitirán ampliar el número de Socios o Amigos, eliminando el numerus clausus y los actos del bicentenario de la fundación de la Bascongada, 1964. Otro decisivo sería la creación de filiales de la RSBAP: el Instituto Ibero (conservación del Patrimonio), Dr. Camino de Estudios donostiarras, Manuel Iradier, en Álava, Sociedad Fotográfica, Cofradía Vasca de Gastronomía, I. Musicología, Anchieta, Estudios Históricos en Bizkaia. Personaje clave de esta época fue Álvaro del Valle, impulsor de tantas actividades de la Sociedad y quien incorporó a las tres figuras claves que despuntarán en la Sociedad en las siguientes décadas : José Mª Aycart, José Ignacio Tellechea y Juan Manuel de Encío.

Pronto se notará el empuje de Aycart, que propugna nueva reforma estatutaria, la creación de Cursos Monográficos del País Vasco, en 1967, precursores de los actuales de verano de la UPV, cursos musicales, sin olvidar la recuperación del Palacio de Insausti, muy deteriorado. La muerte de Álvaro del Valle, en 1975, deja a la Sociedad, nuevamente, huérfana. Es la etapa de la transición política y el momento de la llegada de Juan Ramón de Urquijo, clave en esos años, para entender la recuperación de los Fueros y la creación del Estatuto de Autonomía y el Concierto Económico. A Urquijo le sucederá Juan Ignacio de Uría, que apoyándose en Aycart y en Adrián Celaya, impulsarán nuevas reformas.

En 1975 quedará constituida solemnemente la Delegación en Corte, Madrid, con Alberto Oyarzabal, sin olvidar la labor previa, fundamental, que impulsó Joaquín de Yrizar.

Entramos en los años 1980, que serán objeto de una nueva y última entrega, llegando hasta nuestros días.

*Amigo de Número y exdirector de la Real Sociedad Bascongada Amigos del País