Nancy Ann Haker no olvida el momento en el que tuvo que despedirse de Lia y Andrea. No eran sus hijas. Pero durante nueve meses las llevó en su vientre y las sintió crecer. Fue su gestante. Su historia no es un caso aislado, sino que forma parte de un fenómeno global que ha ido cobrando fuerza en las últimas décadas: cientos de mujeres en distintos países han accedido a gestar hijos para otras personas.

Prohibición en distintos países

Aunque esta práctica está permitida en algunos territorios, en otros se ha convertido en el centro de una creciente ofensiva legal y política. En Italia el Parlamento aprobó a finales de 2024 una ley que castiga con hasta dos años de cárcel a quienes recurran a esta técnica, incluso si lo hacen en el extranjero.

La gestación subrogada está prohibida en el Estado español desde 2006. Sin embargo, en 2024 se inscribieron 154 niños nacidos en el extranjero mediante esta práctica, gracias a resoluciones judiciales dictadas fuera del territorio estatal, según datos del Gobierno central.

Para evitar que se eluda esta prohibición, el Gobierno central ha endurecido los controles. Desde el 1 de mayo ya no se puede registrar a estos bebés en los consulados españoles, aunque exista una resolución extranjera. Solo se reconocerá la filiación si hay vínculo biológico o tras una adopción ajustada a la ley española.

Legal en distintos estados de Estados Unidos

Mientras Italia y el Estado español se muestran contundentes, en Estados Unidos la gestación subrogada es legal en muchos estados y está regulada por normativas claras que garantizan los derechos de todas las partes.

Una mujer espera con ilusión el nacimiento de su bebé. Freepik

Un estudio reciente liderado por los investigadores José Ángel Martínez-López y Pilar Munuera-Gómez ha analizado más de doscientos casos de mujeres que han sido gestantes subrogadas en el país norteamericano. El informe desmonta muchos prejuicios que existen en torno al tema.

“La mayoría de estas mujeres no busca enriquecerse, sino ayudar"

José Ángel Martínez-López - Doctor en Sociología por la Universidad de Murcia

El 88,5% de las mujeres encuestadas asegura haberlo hecho movidas por razones altruistas o prosociales. Solo un 9,7% menciona motivos económicos. Además, el 67,5% de ellas percibe ingresos por encima del promedio estatal, y apenas un 5,3% declara ganar menos de 20.000 euros al año. Estos datos desmontan la idea de que el dinero sea el principal motor.

“La mayoría de estas mujeres no busca enriquecerse, sino ayudar. La cifra de 150.000 dólares suena muy impactante, pero no es real. En la práctica, una gestante puede recibir entre 35.000 y 40.000 dólares. ¿Qué pueden hacer con ese dinero en California? Nada que transforme su vida”, explica José Ángel Martínez-López, doctor en Sociología por la Universidad de Murcia.

El informe, publicado en Reproductive BioMedicine Online, dibuja un retrato nítido y complejo de estas mujeres. El 85,7% tenía empleo al comenzar el proceso, más del 72% contaba con estudios superiores, el 69,7% disponía de seguro médico propio, y un 47% era el principal sostén económico de su hogar.

“La revelación tardía ha roto la confianza de estas personas con sus progenitores y ha llevado a algunos a replantearse quiénes son realmente”

María Isabel Jociles - Antropóloga y doctora en Sociología

La decisión de convertirse en gestante, según el estudio, no sólo no deteriora su bienestar emocional, sino que en muchos casos lo mejora. El 86,6% calificó su bienestar familiar y social como “muy bueno” tras la experiencia. Un 95% de las gestantes mantiene contacto con las familias para las que gestaron, lo que subraya la dimensión afectiva del proceso.

Lucha contra el estigma

En el Estado español, un estudio liderado por la antropóloga María Isabel Jociles profundiza en cómo viven quienes han sido fruto de la gestación subrogada, así como quienes han sido concebidos con donación de gametos. La mayoría de los hijos que han nacido de gestación subrogada lo saben desde la infancia y han aceptado esta realidad con naturalidad. Sin embargo, otros, nacidos en hogares tradicionales y gracias a donantes de semen, descubrieron su origen siendo ya adultos, a veces incluso en la treintena o cuarentena, y ese descubrimiento fue vivido con dolor y desconcierto.

Una mujer embarazada espera a ser atendida por el médico. Freepik

“Esta revelación tardía ha roto la confianza con sus progenitores y ha llevado a algunos a replantearse quiénes son realmente”, explica Jociles. Para muchas de estas personas, el secreto guardado durante años ha generado una crisis profunda, marcada por la sensación de traición y la pérdida de seguridad afectiva. A pesar de ello, la mayoría lleva una vida estable, con relaciones familiares sólidas.

En cuanto a la mujer que los gestó, el vínculo existe y se mantiene, aunque no se la perciba como una madre en sentido tradicional. “Los jóvenes suelen nombrarla como si fuera una amiga o una tía cercana. Son los propios padres quienes fomentan el contacto, con mensajes, felicitaciones o visitas que refuerzan ese lazo especial,” señala la antropóloga.

Ambos casos, tanto la revelación temprana como el contacto con la mujer gestante, se da en en familias arcoíris y también online.

Te puede interesar:

Aunque no todos militan activamente, muchos de estos jóvenes sienten, comparten la convicción de que deben visibilizar su experiencia para contrarrestar la desinformación y el estigma. “La gente opina sin conocer nuestra realidad”, explican.

Algunos se sorprenden al oír críticas duras hacia la gestación subrogada, seguidas de un “bueno, menos tu caso”. Esa contradicción les impulsa a contar su historia, no para convencer, sino para que se comprenda la realidad de sus vidas y se respete la diversidad familiar de la que forman parte.