Como empresa hotelera, la Sade, que cumple su primer siglo, apostó por convertir el palacio de Bellas Artes de Donostia, el cinematógrafo más antiguo del Estado, en un nuevo hotel franquiciado con el sello Hilton. Después de su cierre en 1982 y de más de 40 años de inactividad, la decisión ha causado una notable polémica en Donostia. Esteban Basterretxea habla sobre sus intenciones con el hotel y cómo decidieron aplicar esta línea de negocio al Bellas Artes.
En 2026 tienen previsto reabrir el Bellas Artes como un hotel, en una operación muy polémica en la ciudad.
Aquí hay un tema histórico con el edificio y el conflicto de qué tiene que ser o no tiene que ser. La realidad es que el edificio es de Sade y Sade cerró el cine en 1982 porque entendía que ya no era necesaria esa oferta en la ciudad. Yo llegué a la Sade en el 2020 y lo único que intenté es desatascar eso viendo cuál era la normativa, qué se podía o no se podía hacer y adecuarnos a eso. Hemos podido hacerlo y esperamos en el 2026 abrir un hotel de la mano de Hilton, de su marca Curio, que viene de curiosidad. El hotel es nuestro y lo gestionamos nosotros. Es un acuerdo de franquicia, no lo gestiona Hilton, y esperamos que le guste a la gente, porque lo estamos haciendo con un montón de cariño. Yo creo que el arquitecto está haciendo un trabajo estupendo. Ha hecho un trabajo de investigación, de ver exactamente cómo era el edificio, cómo se construyó y demás. ¿Que la gente prefería que fuera un cine o El Corte Inglés? Cada uno puede pensar lo que sea, pero es verdad que nosotros entendíamos que era algo que podíamos aprovechar para ofrecer algo diferente.
En la gala de inauguración del último Zinemaldia, Andreu Buenafuente hizo un chiste en referencia a la reconversión del cine más antiguo del Estado al sector turístico. ¿Cómo lo vivió?
Admito la libertad de expresión total y todo tipo de chistes, los admito con deportividad. Entiendo que alguien le dijo algo porque Buenafuente poco puede saber de esta historia y el que se la contó, le contó solo media historia y ya está. Él hizo un chiste y no pasa nada.
Se lo pregunto porque el proyecto del Bellas Artes sale adelante en un momento de proliferación extrema de los hoteles y de la turistificación de una ciudad con un problema acuciante de vivienda y en el que las iniciativas culturales privadas caen como moscas.
Cumplir 100 años nos ha hecho mirar al pasado, a nuestra historia y a la historia de la ciudad, que han ido de la mano. Si la comparamos con hace 20 años, Donostia está en otra posición en cuanto a afluencia de gente, turismo y demás, porque hace 20 años no se abrían hoteles en esta ciudad porque había otros condicionantes. Si miramos un poco más atrás, Donostia fue la ciudad de moda a la que venía la aristocracia y la burguesía. Por ponerlo en perspectiva, no es algo nuevo. El problema de vivienda de la ciudad, no me toca a mí resolverlo. Yo también tengo hijas y quiero que tengan dónde vivir en Donostia. Una cosa no va reñida con la otra.
¿Se pensó en hacer otro tipo de proyecto o, incluso, algo híbrido que mezclase cultura y hotel?
El Bellas Artes ha tenido varios proyectos detrás, esos proyectos por equis factores –yo no puedo entrar en detalle porque ni siquiera estaba– no salieron. Si miramos un poco la prensa, podemos hablar de una época en la que se hablaba de hacer vivienda, otra época en la que se hablaba de alguna sala de cine abajo y arriba otro tipo de actividad..., pues no sé por qué, pero en su momento esto no salió adelante. En nuestra situación actual viendo la evolución del cine, era inviable poner en marcha otro cine. Entonces, el del hotel era el proyecto que entendíamos que era más adecuado