La Sade se fundó en 1925 como resultado de la fusión de la empresa Vicente Mendizabal e hijos con la empresa Príncipe Films. En su historia, la empresa ostentó cines, teatros, frontones y hasta circos, aunque hoy en día se dedica a la exhibición de películas y a la gestión hotelera. Llegó a tener más de 6.000 butacas en Donostia y a gestionar salas como la del Astoria, el Bellas Artes, el Pequeño Casino o los multicines de Garbera; y también a tener actividad en enclaves como Zaragoza o Madrid. Ahora son solo tres los cines que permanecen abiertos, tanto para los donostiarras, como para los guipuzcoanos. El ondarrutarra Esteban Basterretxea es el director general de la Sade desde 2020.
¿Qué siente al dirigir una empresa centenaria?
La palabra que más repetimos es la de orgullo. En 2024 las empresas centenarias en Euskadi no llegaban a 40 y las que no son públicas son muchas menos.. Es un orgullo ser parte de esta aventura y seguir cumpliendo años. También quiero agradecer a toda la gente que ha hecho posible esto.
¿Qué es la Sade a día de hoy?
Es una empresa que está muy viva y que, aunque cumple 100 años, está en constante evolución y crecimiento. Desde que empezó hasta ahora han cambiado muchas cosas, ha habido una evolución en una empresa que sigue mirando al futuro con ganas de seguir creciendo .
Durante 85 años se dedicaron a la exhibición y al espectáculo.
Sade es acrónimo de Sociedad Anónima de Deportes y Espectáculos. En su origen tenía frontones y cines, y durante su evolución adquirió teatros y hasta circos. Los cines son lo que han perdurado durante este siglo y en el último tiempo hemos pasado a los hoteles.
Las dos líneas de negocio actuales, la de los cines y la de los hoteles, ¿tienen el mismo peso?
Históricamente, mucho más los cines. En la actualidad, mucho más los hoteles. Tanto en el volumen de negocio como en el personal, los hoteles suponen más del 70%. Es una evolución. Ahora mismo compaginamos ambas líneas con gusto y con orgullo, pero es verdad que el peso en la empresa ahora mismo está en los hoteles más que en los cines.
En los cines llegaron a tener el Astoria, el Pequeño Casino e, incluso, a gestionaron los multicines de Garbera. No obstante, todos ellos fueron cerrando o, como en el caso del Astoria, reconvirtiéndose en hoteles.
Todo el mundo se acuerda del Astoria porque era un lugar muy icónico y ahora es el Zinema 7. El Astoria fue el que dio entrada a Sade dentro del mundo de la hotelería. En esa evolución, dependiendo de lo que en cada momento la empresa entendía que demandaba el público, también ha habido aperturas. Después de cerrar el Astoria, la Sade abrió Antiguo Berri. Ha habido cierres y ha habido aperturas; ha habido aventuras que han salido mejor o peor. Nuestra idea es seguir dando respuesta a lo que vemos que la gente demanda.
La Sade se funda en 1925 con la fusión de dos empresas. ¿Las familias originales siguen vinculadas?
Hoy en día tenemos más de 200 accionistas y son descendientes de los fundadores. El 11 de junio celebraremos la Junta General de Accionistas y vendrán. Que la Sade haya cumplido 100 años es un orgullo para los trabajadores, pero, sobre todo, para ellos.
¿El público sigue yendo al cine en Gipuzkoa?
Hubo una época en la que en Donostia había muchísimos más cines. La Sade llegó a tener más de 6.000 butacas y ahora tenemos menos de la mitad. Si tenemos menos de la mitad es porque entendemos que la demanda es lo que pide. Si analizamos a corto, el año 2019 contra el 2025, podemos decir que ha habido una pérdida de espectadores de un 30%. Y, además, la curva de recuperación ya se ha dado, no sigue creciendo. En su momento, el cine era probablemente el la mayor oferta cultural que había y ahora hay mucha más. Ha habido evolución en hábitos de consumo, acrecentada seguramente por el covid, que aceleró que mucha gente en sus casas puesiese en marcha una plataforma de streaming. Por un lado ,tenemos las plataformas como un medio de ocio y tenemos todos los accesos en casa.
¿Los jóvenes van al cine?
También hay un cambio en sus hábitos. Yo soy de Ondarru y cuando era adolescente allí había tres cines. Ha habido un cambio en las costumbres de los jóvenes que, ahora, tienen accesible todo en el móvil. Eso sí, queremos creer que a medida que crece se acerca al cine como una experiencia muy diferente. No es lo mismo estar con tu móvil que planificar ir al cine, solo o con los amigos, elegir la película, disfrutar de ella en una pantalla gigante con sonido, en la oscuridad... Luego, además, compartir una charla sobre lo que has visto.
¿Cuál es el perfil de ese 30% que ha dejado de ir al cine?
Es general, pero más acrecentado en los jóvenes.
Pese al descenso, ¿sigue siendo Donostia una ciudad cinéfila?
Sí, lo sigue siendo. Aunque haya habido un descenso, es mucho menos acusado que en otras ciudades del Estado. Sigue siendo cinéfila, tiene un Festival de Cine de referencia y la afición emana de ahí.
¿Cuál es el perfil del espectador que acude a los cines de la Sade?
Un perfil de edad media-avanzada y más mujeres que hombres.
Las ‘señoras’ del Príncipe que se dice...
Las señoras del Príncipe son maravillosas y esperamos seguir ofreciéndoles un espacio en el que poder disfrutar.
Sus cines están implantados en la capital, pero uno de cada tres espectadores procede de Gipuzkoa.
Así es. Por un lado, hay muchas localidades en Gipuzkoa que no tienen sala de cine. Y, por otro lado, venir a Donostia a pasar el día e ir al cine es un plan. Nosotros entendemos que somos los cines de la ciudad, pero también somos los cines del territorio. A la hora de atraer a la gente no pensamos solo en Donosita, sino en el conjunto de Gipuzkoa.
Ahora los distintos cines no abren todos los días; entre semana tampoco existe la sesión de noche...
Estaríamos encantados de seguir haciendo matinales, de seguir haciendo sesiones nocturnas, pero la realidad es que la gente viene cuando viene. Por lo tanto, tenemos que adecuarnos a lo que la gente más demanda. Intentamos tener una oferta lo más amplia posible, pero no podemos mantener abierto el cine para que vengan cuatro personas.
¿Las palomitas suponen un extra?
Es un ingreso extra, pero nosotros no somos un cine de blockbuster de centro comercial, en el que seguramente la experiencia está más unida a las palomitas y demás. Nosotros ofrecemos ese servicio, hay gente que las consume, pero es probable que haya algunas películas que no te inviten a eso. En el Trueba, por ejemplo, ni siquiera ofrecemos nada eso porque programamos otro tipo de películas que la gente viene a disfrutar mucho. Evidentemente, es un ingreso extra que lo ofrecemos con mucho gusto y es bienvenido todo el que quiera consumir, pero yo no veo en nuestros cines vendiendo hamburguesas o pizzas.
¿Cuál diría que es la línea curatorial de sus cines?
Iñaki Elorza es nuestro director de la Unidad de Cine y tiene total libertad para programar. Intenta dar cabida, por un lado, al cine local Y al cine en euskera. Y, por otro lado, Iñaki intenta tener una programación amplia, para poder repartir entre los tres cines. Ofrecemos blockbusters, pero también nos gusta programar películas alternativas y más minoritarias. La versión original cada vez tiene más peso, también los ciclos especiales como el del centenario, las óperas o el del arte.
Entiendo que los ciclos de ópera tienen buena acogida.
Tiene una acogida muy buena. El cine es un sector muy transparente y podemos saber, perfectamente, cuánta gente a ido a cualquier cine del Estado. Cuando vemos los datos de los ciclos de ópera y arte, la Sade está en el top a nivel del Estado. Existe un público que agradece esa oferta y que es muy fiel.
La versión original ya no es solo exclusiva del Trueba.
Entendemos que es una forma también de diferenciarnos, aunque es una tendencia que se da en el público.
La Sade cuenta con 13.000 socios. No son pocos...
Intentamos cuidar a los socios, más allá del hecho de que vayan acumulando puntos y que tengan rebajas en los precios de los servicios. Procuramos también invitarles a preestrenos.
Han preparado un ciclo para el centenario, ¿qué buscaban?
Hemos intentado preparar un programa del centenario, que es modesto, que de alguna forma acerque la Sade al público y que también recordar los 100 años. A principio de año se recogieron una serie de testimonios de personas del mundo de la cultura, instituciones, de gente que viene al cine hace muchos años, de accionistas... con los que hemos preparado pequeños vídeos que vamos poniendo en nuestras redes sociales. Luego lanzamos unos bonos especiales para nuestros hoteles. Ahora hemos lanzado el ciclo de películas del centenario. Hemos elegido una serie de películas que creemos que son importantes en estos 100 años y que, además, tienen unos temas que son vigentes. En cuatro de estas películas hemos organizado unos coloquios intentando dar cabida a voces muy diferentes para enriquecer la experiencia de la película. Además, el 11 de junio vamos a hacer una fiesta nuestra con todos nuestros trabajadores y accionistas, y después del verano esperamos hacer otra cosa en cine más relacionado con la solidaridad.
¿Cómo imagina la Sade dentro de otro siglo?
Me imagino una empresa que haya seguido evolucionando. No sé si seguiremos con cines y hoteles; con estas dos y más cosas o con ninguna de las dos, pero entiendo que seguirá siendo una empresa donostiarra, que seguirá siendo una empresa que ofrecerá en la ciudad lugares en los que disfrutar de diferentes experiencias y que seguirá evolucionando en función de lo que vea que el mercado va demandando.