donostia - Y llegó el día. Apenas restan unas horas para que los amantes del juego apuesten por sus favoritos para hacerse con los premios del cine español en una edición en la que, con honrosas excepciones comandadas por La herida y Caníbal, domina el humor más o menos sarcástico, nostálgico o disparatado. La gran familia española, de Daniel Sánchez Arévalo, es la prueba con sus once nominaciones, seguida de Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia, rodada en Navarra, con diez. De comedia también saben un rato 3 bodas de más, de Javier Ruiz Caldera, que aspira a siete estatuillas; Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba, con otros tantos, y Zipi y Zape y el club de la canica, de Oskar Santos, con cuatro.
Aunque no hay que menospreciar el apartado dramático, de hecho, junto a la cinta de Sánchez Arévalo y a la de Trueba, en la categoría de mejor película hay más títulos de los llamados serios, casos de 15 años y un día, de Gracia Querejeta; La herida, de Fernando Franco, y Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, lo que lleva a pensar que, una vez más, esta Academia, igual que pasa con la de Hollywood, se resistirá a entregar el cabezón a una comedia. En el registro del drama también se mueven títulos bien interesantes de la cosecha de este año como Todas las mujeres, de Mariano Barroso, con cuatro candidaturas; las mismas que Alacrán enamorado, de Santiago Zannou, o Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen. Un repaso por muchos de los títulos citados hasta ahora da cuenta de que el cine independiente y pequeño se está haciendo un hueco importante en la industria estatal. Adaptarse o morir.
sin wert y con amor Manel Fuentes ejercerá de maestro de ceremonias de la gala, que se celebrará desde las 22.00 horas en el Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid. Según comentó hace unos días el periodista catalán, el acto será ante todo "una declaración de amor" hacia el cine, aunque tampoco faltarán las reivindicaciones de un sector en franca caída libre, con 508 millones de euros menos de recaudación en 2013 y un descenso de más de cinco puntos de la cuota de pantalla, ahora en el 14%. De esto seguramente hablará el presidente de la Academia, Enrique González Macho, que el año pasado tuvo que cerrar la emblemática distribuidora Alta Films. Con un mandato que se agota en abril y sin saber aun si se presentará a la reelección, González Macho cree que quienes se han aventurado a realizar una película en las actuales circunstancias son "héroes" y seguro que se lo agradecerá en el discurso de esta noche, del que no suelta prenda. "Diré lo que tenga que decir, no de una forma visceral que no lleva a ningún lado, sino racional y posible", anuncia. Y ya sabe que no se dirigirá directamente a Wert, que ha optado por irse a Londres antes de asistir a la reunión anual más importante del cine español. Problemas de agenda, dice. Recurso de guión malo y previsible.
una celebración Con ministro o sin él, la de esta noche será una fiesta en la que los ganadores se llenarán de júbilo y los perdedores se consolarán en las fiestas postgala organizadas por todo Madrid. Hay categorías que despiertan un morbo especial, como la de mejor actor, que espera a ver si de una vez corona a Javier Cámara después de seis nominaciones sin premio, o la de mejor actriz, que se debatirá entre la recién descubierta vis cómica de Inma Cuesta y la desgarradora interpretación de Marian Álvarez. Esto y todo lo demás, envuelto en una puesta en escena que jugará con los cambios de luz y color.
Joyas y vestidos. Las actrices se han decantado por el diseño español junto con joyas del siglo XIX. Miriam Ocáriz, Dolores Promesas, Iván Campaña o Laura Bernal son algunos de los elegidos para los vestidos, y Mascaró o Hispanitas para los zapatos.
¿Casualidad? El ministerio aprobó el jueves el pago pendiente de 22,5 millones de euros en ayudas a la amortización de largometrajes del último trimestre de 2011. A dos días de los Goya.