Donostia. El escultor guipuzcoano Andrés Nagel opinó ayer que el fallo del Tribunal Supremo sobre la ubicación de su obra en Amorebieta, conocida como La Patata, es "una sentencia histórica" y un "gran paso", que "entraña un avance jurisprudencial favorable para toda la comunidad artística".

En una nota remitida a Efe, Nagel interpretó que en el recurso de casación que planteó ante el Tribunal Supremo, pretendía que se reconociera que "el derecho moral" de un autor debía impedir "por sí mismo" que se cambiara una obra de la ubicación para la que fue concebida.

El escultor pretendía "defender a la comunidad artística que, en una situación similar de atentado contra su obra y sin tener, como él, firmado un contrato, pudiese prohibir su cambio de ubicación".

A su juicio, el tribunal ampara su derecho moral a que no se modifique la ubicación de la escultura, si bien admite que el dictamen "desestima parcialmente el recurso indicando, como es comprensible, que el derecho moral no es absoluto".

La sentencia de la Sala Primera del Tribunal Supremo resolvió que el derecho de autor de la obra plástica, creada para ser colocada en un lugar específico, comprende el derecho a que no se modifique su ubicación, y así declaró "el derecho moral" de Nagel a que no se trasladase la escultura.

Pero, al mismo tiempo, el Supremo estimó que no se puede prohibir "de forma absoluta" el cambio de localización de la obra ya que "el derecho del autor "debe ejercitarse de buena fe, de forma no abusiva ni anómala y debe coordinarse" con los derechos del Ayuntamiento de Amorebieta como propietario de la obra y con los derechos "de la comunidad".

La sentencia confirma que no puede prohibir al Consistorio trasladar esa obra.

El proceso judicial comenzó cuando Nagel acudió a los tribunales para impedir que la pieza en bronce sin nombre de 8,5 metros de altura que creó en 2002, conocida popularmente en el municipio de Amorebieta como La patata, fuera trasladada a otro punto del municipio debido a una remodelación urbanística de la zona.