EL idílico valle de Baztán se convierte en la novela El guardián invisible (Destino), de Dolores Redondo (Donostia, 1969), en el escenario de unos macabros asesinatos de adolescentes, que deberá investigar la racional inspectora de homicidios Amaia Salazar, oriunda del lugar.

La escritora, que también lanza el libro en euskera (Zaindari ikusezina, publicado por Erein y traducido por Josu Zabaleta), afirma que cuando en 2009 acabó Los privilegios del ángel, su primer título, tenía muy claro que quería sentarse de nuevo ante el ordenador para armar una historia de crímenes y asesinatos, en la que tuviera su protagonismo el matriarcado, y donde apareciera "el miedo a que el miedo regrese".

Señala, en ese sentido, que, además de mostrar ante el lector una trama con un asesino en serie, de tétricos rituales con sus jóvenes víctimas, quería consignar que "el peor de los temores para una persona adulta es que cualquier horror que crea superado pueda volver algún día".

Por este motivo ha dibujado al personaje de Salazar como una profesional muy preparada e inteligente -que incluso ha pasado por Quantico, sede de formación del FBI- pero que al volver a Elizondo, de donde huyó traumatizada, revive unos miedos ancestrales provocados por una madre torturada y torturadora.

Estudiante de Derecho en su juventud y restauradora durante muchos años, reconoce Dolores Redondo, de 43 años, que siempre quiso ser escritora y es ahora desde el pequeño pueblo de Cintruénigo, en la comarca de Tudela, donde reside con su marido e hijos, donde ha empezado a cumplir su sueño.

Asevera que un asesino en serie tiene un punto de fascinación, porque la mayoría de la gente "es incapaz de matar una mosca", igual que resulta "totalmente incomprensible que una madre pueda ir contra una hija", como ocurre en su relato. "Eso es totalmente estremecedor y explorar esta forma de actuar ha sido terrorífico, hasta el extremo de que he tenido pesadillas con el personaje de la madre de Amaia, con esa presencia del maligno", precisa.

Por otra parte, tratándose de un argumento que transcurre en una zona como Baztán, con frondosos bosques, cuevas, y una rica mitología, no podía dejar pasar por alto sus leyendas con seres como el basajaun, al que alude en el título, y que es un homínido de más de dos metros y medio de alto, con pelo por todo el cuerpo y una larga melena, que vigila por el equilibrio de la naturaleza.

Asimismo, aparecen las belagile (brujas) o Mari, un genio que vive en cuevas y riscos, que simboliza a la madre naturaleza y la que propicia la fecundidad no solo de la tierra y el ganado, sino también de las familias.

Redondo avisa que esta absorbente novela es la primera de una trilogía, con la insomne Amaia Salazar de protagonista, y avanza que ya tiene prácticamente cerrado el segundo volumen. Los productores de la trilogía de Stieg Larsson han adquirido los derechos cinematográficos de la obra y trabajan en el desarrollo de un proyecto para la gran pantalla.