Le llamo por su próxima participación en el Giro, pero cuénteme primero cómo ha ido la temporada hasta la fecha. 

La verdad es ha sido un inicio de curso muy diferente al del año pasado, porque...

Perdone que le interrumpa, sí. Y empecemos mejor por el 2024, su primera campaña en el Q36.5.

Es lo que te iba a decir. En la pasada temporada empecé fuerte, con muy buenas sensaciones tanto en Arabia como en Galicia, pero las caídas acabaron lastrándome. En la misma Arabia, siendo quinto en la general, ya me había ido al suelo. Pero es que más adelante tuve dos contratiempos gordos, una rotura de ligamentos en el hombro izquierdo en Dénain, y una fractura de clavícula derecha en la contrarreloj de Romandía. Fueron golpes duros y, una vez recuperado, me costó mucho poder volver al nivel del comienzo.

Por eso me comentaba que su actual temporada está resultando distinta, ¿verdad?

Sí, por eso y también por una cuestión de calendario. Respecto al año pasado, en este 2025 sólo he repetido en el AlUla Tour. Todas las demás carreras han significado para mí nuevas experiencias. Y hay que añadir además que también ha cambiado mi rol en el equipo, a raíz del fichaje de Tom Pidcock. Estoy yendo con él a todas las pruebas como gregario y la verdad es que lo disfruto. Se trata de un rol súper enriquecedor que me está ayudando a mejorar y que además me está permitiendo correr las mejores carreras del mundo. Sólo me queda la pequeña pena de aquella caída en Tirreno-Adriático que me obligó a abandonar antes de tiempo, aunque por suerte pude completar antes una muy buena contrarreloj en la primera etapa (undécimo).

No fue gran cosa lo de Italia, aunque se llevó un golpe en la cabeza...

Tuve que retirarme por una cuestión de protocolos tras conmociones cerebrales, pero en apenas unos días pude estar en la Milán-Sanremo.

¿Qué me dice de la ‘Classicissima’?

Es una carrera curiosa, y no sólo por sus casi 300 kilómetros. En este tipo de pruebas se celebra una presentación la víspera que te condiciona las horas previas, porque tienes que desplazarte desde el hotel por la tarde y ves condicionada toda la agenda habitual, por ejemplo teniendo que recibir el masaje antes de comer. Luego la competición en sí es muy peculiar, porque te pasas cinco horas y media haciendo una apuesta muy concreta y después todo puede irse al traste en medio segundo. Nos pasó a nosotros con el propio Tom, porque entrando a la Cipresa se le cayeron delante y, como consecuencia de ello, no pudo estar con los mejores.

Strade Bianche, la misma Milán-Sanremo, Amstel, Lieja... No se quejará de calendario, ¿eh?

Para nada, para nada. Si no me llego a caer en Tirreno, me plantaría ahora en la salida del Giro con 26 días de competición en las piernas, que está muy bien. A principios de abril estuve dos semanas y media concentrado en altitud con varios compañeros, en Andorra, y las últimas cuatro clásicas que hemos corrido en el norte han servido para quitar un poco la carbonilla, con toda la preparación enfocada en llegar en buenas condiciones a Italia.

Eso le iba a preguntar. ¿Con qué sensaciones se planta en la salida?

Pues con muy buenas sensaciones. Me estoy encontrando muy bien. Como me suele costar coger ritmo tras bajar de la altitud, en Flecha Brabanzona, Flecha Valona y Amstel trabajé todo lo que pude. Luego la Lieja-Bastoña-Lieja me dio mucha confianza, porque pude aguantar en un muy buen grupo después de estar gastando durante toda la carrera. En el equipo me pidieron que acompañara y colocara a Pidcock para entrar bien situado a La Rédoute. Pero claro, esa subida está en el kilómetro 210, con toda la pelea y las cotas previas. Se necesitaban piernas para figurar ahí, y yo fui capaz de hacer además un esfuerzo extra a la hora de guiar a Tom.

¿Qué papel le va a tocar jugar en el Giro?

Digamos que un rol multiherramienta. Como te vengo diciendo, tenemos un líder claro en el equipo, un ganador nato, y va a tocar trabajar para él, algo que hago encantado. A partir de ahí, también voy a intentar aprovechar las oportunidades que se me presenten, en las cronos o en alguna etapa en línea cuya escapada pueda llegar a meta.

Primera ocasión

Este sábado se celebra en Tirana una contrarreloj de 13,8 kilómetros...

Creo que se me adapta bastante bien, aunque también me mosquea un poco que su recorrido sea urbano. No lo digo porque las curvas me perjudiquen en lo técnico, ya que en ese aspecto no tengo problemas. Pero sí es verdad que los esfuerzos discontinuos me suelen matar. Soy un ciclista diésel al que se le dan bien los tramos de pedalear al 100%, como los de la crono de Tirreno-Adriático que te citaba antes: aquello fueron dos rectas largas con una rotonda en medio. Lo del sábado en Tirana, en cambio, consistirá en un ejercicio constante de arrancar-parar. Tendré que medir bien cada vez que lance la bicicleta, porque como me pase una sola vez ya habré hipotecado toda la contrarreloj.

¿No cree que ese día algunos especialistas y favoritos se lo tomarán con algo más de calma?

Sí, puede ser. Tengo claro que habrá mucha gente que saldrá a muerte para intentar hacer un gran tiempo. Pero, como dices, otros tendrán muy en cuenta otras circunstancias: el hecho de estar sólo en el segundo día de Giro, la meteorología, las características del asfalto...

Me hablaba también de filtrarse en escapadas con opciones de éxito.

Es que pienso que el Giro está muy bien planteado para que todo permanezca muy abierto durante las dos primeras semanas. Muchos favoritos llegarán a la tercera con muy poco tiempo perdido, lo cual permitirá que en las fugas que lleguen a meta no haya gente de muchísimo nivel. Es algo que me puede beneficiar, porque no es lo mismo intentar ganar a gente de mi nivel que, por ejemplo, a un Richard Carapaz que ha perdido ya 20 minutos en la general. Más adelante, en la tercera semana, el protagonismo recaerá en los líderes y ahí deberemos trabajar para Tom Pidcock.

Descríbame un poco al británico, fichaje estrella del Q36.5. Me consta que se conocieron en diciembre, en la presentación del recorrido de la Vuelta a España.

Sí, nos caímos bien desde un principio. Luego corrimos juntos en Arabia, ganó la general y me cogió también confianza como ciclista. Vio que no tengo ningún problema en sacrificarme por mis compañeros, que lo hago contento y que me gusta ese rol. Soy realista y sé que mis opciones de conseguir algo en lo individual se centran en apenas tres o cuatro días durante toda una temporada. Con Tom, mientras, sientes que cada vez que te pones un dorsal tienes la oportunidad de ganar, aunque sea en lo colectivo.

Azparren, tras Pogacar y Pidcock durante la pasada Strade Bianche. Q36.5 Team

¿Cómo es él en calidad de jefe de filas?

Es un tío de lujo y, al mismo, tiempo, un jefe de filas muy exigente, un líder de verdad. Sólo le vale ganar y quiere cuidar hasta el más mínimo detalle para intentar lograr la victoria. Corre con ese objetivo y se encarga de dejar claro que terminar segundo no resulta tan valioso. Lo que pasa es que, al mismo tiempo, sabe tratar al resto de ciclistas del equipo. Es consciente de que resulta difícil dar el 100% por alguien que no te cae bien. Si no tienes una buena relación con tu líder, vas a trabajar para ayudarle de la forma más profesional posible, pero no vas a morir por él. Pidcock cuida mucho todo esto fuera de la competición, y nos hace sentir a gusto.

¿Con qué intención llega el inglés al líder? ¿Apuesta por la general?

En un principio sí. No lo hemos hablado aún. Pero, viendo cómo está andando en las clásicas y en las pruebas por etapas, creo que puede tener una oportunidad bonita de luchar por el podio. En 2023 terminó 13º el Tour con 23 años y ahora acredita otra madurez, contando además con un equipo entero enfocado en ayudarle. Quitando al esprínter Moschetti, todos estamos aquí para echarle una mano. Y además creo que él ya ha demostrado nivel suficiente para que nos los creamos. Tampoco es que esté fantaseando o inventándome nada

¿Cómo llevaron en el equipo la incertidumbre sobre si correrían o no el Giro? La invitación les llegó hace apenas cinco semanas.

Se escuchaba que esa tercera wild card podía ser para nosotros, si finalmente la UCI daba luz verde a incluir un equipo más. Pero también te digo que no sabíamos muy bien a qué atenernos, porque la gente comentaba en enero que la resolución era inminente y nos tiramos así casi tres meses, sin saber nada y sin poder planificar el Giro al 100%. Teníamos un plan B por si quedábamos fuera...

¿La ‘corsa rosa’ figuró siempre en el plan A de Xabier Mikel Azparren?

En un principio sí. Ya en invierno, en la reunión de calendario que mantuvimos durante la concentración en Calpe, les comenté a los directores que el Giro me hacía especial ilusión, que en las carreras de tres semanas me desenvuelvo bien y que podía ayudar al equipo. Desde entonces tuvimos muy presente la posibilidad de que estuviera en Italia.Si al final nos invitaban, claro.

Ganas de Giro

¿Por qué le hacía “especial ilusión” la ronda transalpina?

Porque es la más bonita de las tres grandes. Lo llevo diciendo desde que empecé a andar en bici con trece años. Corriendo el Giro voy a hacer realidad mi sueño de niño. Significa la cuna del ciclismo épico, tiene una magia especial y una mística que la organización ha sabido conservar con el paso del tiempo. Se trata de una carrera distinta a todas las demás.

¿He podido entender que sus dos experiencias en la Vuelta a España le sirvieron para comprobar que se adapta bien a las citas de tres semanas?

Sí, aunque entonces se dieron situaciones muy diferentes entre sí. En 2021 corrí la Vuelta durante mi primera temporada como profesional (de naranja con el Euskaltel), con el objetivo de filtrarme en escapadas en las etapas llanas. Ahí vi que tenía buen ojo para entrar en esas fugas, porque cogí tres. La pena fue que gasté mucha energía tirando con aquellos grupos de tres o cuatro ciclistas en días destinados al esprint. Luego eché en falta aquellas fuerzas cuando, en la segunda parte de la carrera, entré ya en otras escapadas con más opciones de llegar a meta. Al mismo tiempo, en cualquier caso, la buena crono final que completé en Santiago me hizo demostrarme a mí mismo que mi cuerpo se adapta al fondo y a las tres semanas.

¿Por qué la posterior cita de 2022 resultó distinta?

Vista la experiencia de 2021, aposté por guardar de inicio para llegar fresco a las últimas etapas, en las que las fugas tenían más posibilidades de éxito.Sin embargo, en el lunes de descanso previo a la semana final me puse enfermo, con una neumonía que me hizo sufrir mucho para llegar a Madrid. Ahí aprendí que muchas veces es mejor resolver la papeleta cuanto antes, algo que voy a intentar poner en práctica en este Giro.

Quizás la pregunta no proceda esperándole ahora lo que le espera, pero... ¿Sabe cuál será su calendario en la segunda parte del año?

Competiré con total seguridad en los Campeonatos de España, a finales de junio. Y luego está ahí la bonita opción de correr la Vuelta a España. No sé si figuraré o no en la alineación, pero si me toca tampoco habrá que complicarse mucho más, ¿no? Entre el Giro, la propia Vuelta, alguna carrera más de una semana y las clásicas, me habré ido ya a los 65-70 días de carrera, un calendario más que digno.