Xabier Mikel Azparren no ha tomado la salida este miércoles en la tercera etapa de la Tirreno-Adriático, tras verse obligado a la retirada. En la segunda etapa de la ronda italiana, este martes, el ciclista donostiarra del Q36.5 sufrió una caída sin aparentes consecuencias, a once kilómetros de meta. Pudo retomar la marcha y concluir la jornada en el seno del pelotón, pero fue evaluado por los doctores del equipo tras la carrera y estos decidieron poner en marcha los protocolos establecidos para las conmociones cerebrales, de ahí que haya tenido que abandonar la prueba.

A falta de once kilómetros y medio para la línea de meta, con el pelotón compacto y en una larga recta sin peligro alguno, el velocista Dylan Groenewegen (Jayco AlUla) hizo el afilador con un corredor del Movistar que tenía situado justo delante. El propio Groenewegen se fue al suelo, y Xabier Mikel Azparren no pudo evitarle, sufriendo asimismo una caída. La imágenes de televisión mostraron al guipuzcoano tocándose el casco en primera instancia. Posteriormente, Azparren pudo recolocar la cadena de su bicicleta y reanudar la marcha, volviendo a conectar con el grupo.

Evaluación de los doctores

Desafortunadamente, los exámenes a los que se sometió el cliclista donostiarra tras la carrera revelaron que Azparren presentaba lagunas mentales a la hora de recordar lo sucedido, activándose de inmediato los mencionados protocolos tras contusión en la cabeza. Así, la tercera etapa de la Tirreno-Adriático, una maratoniana jornada de 239 kilómetros, ha comenzado sin el corredor guipuzcoano, quien ha iniciado ya el preceptivo período de descanso antes de reanudar los entrenamientos.

Azparren, en el centro de la imagen, parece ajustarse el casco tras sufrir la caída, este martes.

Azparren, que vive su segundo año en el Q36.5 y tiene contrato hasta finales de 2026, estaba viviendo un muy activo arranque de campaña. A 11 de marzo, el de este martes fue ya su 16º día de competición durante el curso, habiendo destacado previamente en el AlUla Tour (séptimo en una etapa), en la clásica francesa Faun-Ardèche (escapada de 90 kilómetros) o en la propia Tirreno-Adriático (undécimo el lunes en la contrarreloj inicial). Además, más allá de su lucimiento personal, se había convertido en un gregario de confianza del británico Tom Pidcock.