El Barça ha arrollado al Ademar en la final de la Copa del Rey disputada este domingo en Artaleku (25-34) y ha ganado el 29º torneo del KO en su historia, el 12º consecutivo, tras ganar sus tres partidos por 14, 15 y 9 goles.
En un Artaleku que pese a no contar con su equipo en liza y el cartel de la final ha superó los 1.700 asistentes en el comienzo (hubo gente que en la segunda mitad, con 12-22 en el marcador, no regresó), los de Antonio Carlos Ortega impusieron su ritmo de crucero con la vista puesta en la gran cita de la próxima semana en el Lanxess Arena de Colonia, donde se disputa la Final Four de la Champions League.
En apenas 8 minutos, el marista Dani Gordo solicitó su primer tiempo muerto (2-5) vista la inoperancia de los suyos en ataque, ante una buena defensa y un excepcional Emil Nielsen, que en la segunda parte sería sustituido por otro genial Vincent Gerard.
No hubo apenas reacción y ni diez minutos después, el entrenador vallisoletano llamó los suyos a capítulo (5-12) por una desventaja que crecería imparable hasta el borde del descanso, al que se llegó tras un lanzamiento de falta de Dika Mem a la cruceta de la portería (12-22).
Con la Copa en el bolsillo pese a que faltaban 30 minutos por jugar, los catalanes rotaron a casi todos sus hombres, con un reparto de minutos y riesgos ante la semana crucial que le cruzará primero con una de sus bestias negras europeas, el Magdeburgo.
Ademar recorta
La actuación coral de los catalanes se prolongó hasta mediada la segunda parte, cuando amasó hasta 15 goles de diferencia (minuto 47, 16-31). A la vuelta del tiempo muerto del Ademar, Ortega reclamó el suyo para cortar el 3-0 que había encajado.
Aun así, no surtió los efectos deseados y con 23-32 apenas seis minutos después, Ortega —quizá con la mente puesta en afinar la preparación para Colonia— pidió su tercer tiempo muerto en una decisión que no sentó bien a Gordo, a tenor de la mirada que le dedicó al técnico andaluz, ya que el choque estaba visto para sentencia (25-34).
Un torneo físicamente muy exigente
Cerrada la 50ª edición de la Copa, el Barça es el equipo al que menos mal le viene este formato de la competición, inédito en los grandes países (que celebran finales a cuatro o a partido único) y que exige tres grandes esfuerzos en tres días. Colocada a una semana vista de la Final Four de Colonia, se convierte en una buena piedra de toque para la gran cita continental.
El resto de los equipos encuentran en el billete europeo el aliciente de los mortales. Con los objetivos de la temporada cumplidos en casi todos los casos, en esta edición necesitaban dicho pase dos equipos, Irudek Bidasoa Irun y su acreedor final, el propio Ademar.
Las otras escuadras que podían aspirar cayeron en el lado del cuadro del Barça, que ganó en cuartos por 14 goles, en semifinales por 15 y en la final, por 9 goles.