El informe que ha elaborado la alta funcionaria británica Sue Gray sobre las fiestas y reuniones sociales que se celebraron en Downing Street durante la pandemia deberá todavía esperar para ser divulgado, pues antes será revisado por su posible interferencia con la investigación policial en marcha.

Todo parecía listo para que el llamado "informe Gray" viese la luz esta misma semana, una cita que los diputados conservadores han señalado para decidir si fuerzan la dimisión del primer ministro, Boris Johnson.

Sin embargo, la intriga continuará -probablemente hasta la semana próxima- después de que abogados y agentes se hayan lanzado sobre el documento para "cocinar" las partes que podrían entrar en conflicto de alguna forma con la pesquisa policial.

El retraso ha sumido en el desconcierto a un país que aguarda a conocer los detalles sobre unas celebraciones que han sido filtradas con cuentagotas por la prensa, pero de las que aún se desconocen muchas cosas.

Además, han surgido dudas sobre si el Gobierno del conservador Johnson querrá aprovechar la coyuntura para embellecer el informe o dejar fuera del escrutinio público aquellos extractos más nocivos para el primer ministro.

El "premier" insistió hoy en que "por supuesto" que el texto de Gray se publicará completo, pero evitó dar detalles al ser preguntado si los documentos saldrán a la luz pública "exactamente tal como los entregue Sue Gray".

El mandatario conservador negó, en todo caso, que él esté tratando de retrasar el informe: "Me temo que van a tener que esperar y dejar que las investigaciones independientes sigan su curso".

"Espero que la gente lo entienda. Mientras esperamos que todo esto continúe su curso, nosotros debemos seguir adelante y el Gobierno está haciendo su trabajo, rebajando las listas de espera que ha dejado el coronavirus, asegurándonos que ayudamos a capear la crisis del coste de la vida y afrontando los problemas con la inflación", agregó Johnson.

Según la BBC, la intención de Gray y sus colaboradores es entregar un informe perfectamente atado que obligue a Downing Street a difundirlo en su totalidad, sin poder esgrimir que obstruye la labor de la Policía Metropolitana de Londres.

CADA DÍA QUE PASA, UN TRIUNFO PARA JOHNSON

Existe un cierto consenso en que cada día que pasa supone una pequeña victoria para el primer ministro. La indignación popular que sigue a cada nueva revelación de la prensa se apaga con el paso de las jornadas y Johnson consigue derivar el debate hacia otros asuntos más propicios.

Además, dentro de la gran batalla por su superviviencia se juegan muchas pequeñas batallas, en las que el "premier" se anota alguna victoria significativa.

Uno de estos logros a priori menores, pero que pueden resultar decisivos a la hora de que se monte o no una revuelta interna de los "tories" contra su líder, tuvo lugar en la noche del miércoles al jueves.

El llamado Comité 1922, que agrupa a los diputados conservadores sin cartera, decidió no modificar su regla que solo permite convocar una moción de confianza interna al año, en lugar de una cada seis meses, como se había propuesto.

¿Y eso qué importancia tiene? Pues que si los diputados rebeldes pretenden dar el golpe de gracia a Johnson deberán elegir cuidadosamente la bala, ya que si se celebra esa votación y el primer ministro la gana, no dispondrán de otra oportunidad hasta dentro de un año, cerca ya de las elecciones previstas para 2024.

Si el informe de Gray no es demoledor y la investigación policial no acusa directamente a Johnson, tampoco es descartable que el jefe del Gobierno pueda prolongar su mandato hasta las elecciones locales de mayo, que se presentarían como un referéndum sobre su persona.

Frente a las especulaciones que cada día dominan en la prensa británica, surgen nuevos hechos que cuestionan el buen gobierno de Johnson, que vive sus horas más bajas tras ser elegido en 2019 con una abrumadora mayoría parlamentaria.

El primer ministro también trató hoy de restar importancia a las dudas sobre si mintió el año pasado cuando dijo que no había autorizado la evacuación de animales domésticos por una ONG británica durante la toma de Kabul por los talibanes.

Unos correos electrónicos divulgados ayer por el Ministerio de Exteriores parecían dar por hecho que Johnson había autorizado esa operación -que fue muy criticada por dar prioridad a los animales sobre los afganos perseguidos-, pero el "premier" insistió hoy en que eso es un "disparate".