Tras recibir un premio en Suiza, una destacada diseñadora de moda argentina se lanza a un río y solo el recuerdo de su hija, momentos antes de sucumbir a las corrientes que la empujan hacia el fondo, la impulsa a no dejarse llevar. Eso sí, esta experiencia determina toda la vivencia posterior: el brote de una depresión que comienza con un ataque de hidrofobia. En Las corrientes, una de las tres producciones argentinas en competición por la Concha de Oro del Zinemaldia, la enfermedad mental la trae el agua, o más bien, la hace florecer.

Dirigida por Milagros Mumenthaler, ganadora del Leopardo de Oro de Locarno en 2011 por Abrir puertas y ventanas, la película presenta la historia de una joven de origen humilde que ha acabado viviendo en un entorno más próspero, casada con un médico de familia adinerada.

Isabel Aimé González Sola interpreta a esta diseñadora de nombre Catalina, conocida como Lina en el ambiente chic y, en cambio, bautizada Cata en su barriada de la infancia. Este sutil detalle representa la fractura de la identidad, quizá uno de los tantos guiños de la película al Vértigo de Hitchcock, desdoblando su carácter. Catalina es, por tanto, exponente de aquellos anhelos consumistas de la sociedad capitalista, que vive en clara disonancia cognitiva al no poder soltar lastre con un pasado que el río debería llevarse hasta el mar.

Otro guiño al genio del suspense es la obsesión por un color: el rojo, que no solo aparece en prendas o zapatos, sino también en el carmín de los labios de la protagonista, y que contrasta con una paleta de colores fríos en la que destacan los verdes, azules y grises.

Esta es una de las tantas cuestiones que se reflejan en el personaje, como el paralelismo entre maternidades. En su relación con su madre, otra mujer con un grave problema de salud mental, percibe una peligrosa herencia que teme repetir con su propia hija. Así, como en muchos casos de depresión, se proyecta en otras vidas, piensa en el futuro, padece ansiedad social... En definitiva, huye con la mente, asediada por los sonidos del entorno –es efectiva la dirección de sonido, pensada para generar en el público esa misma incomodidad–, y comienza el camino de destrucción del cuerpo.

El silencio

González Sola, en la rueda de prensa de presentación de la película que ha tenido lugar este martes en el Kursaal, se ha referido a su personaje protagonista como un ser "hermético" y "silencioso". "Me parece que hay silencio en el personaje hasta cuando habla", ha explicado la actriz. Eso se debe a ese trasfondo cerrado que la acaba por enfermar.

Catalina es el papel que vertebra toda la película, mientras que el resto de personajes orbitan a su alrededor. "Nuestro trabajo era completar su rol, sin eclipsarla y siendo muy sutiles", ha añadido el actor Esteban Bigliardi, que encarna al marido de Catalina.

El cine argentino y Javier Milei

La productora Violeta Bava no ha querido dejar pasar la oportunidad de señalar cómo han afectado los recortes del Gobierno de Javier Milei al desarrollo del largometraje: "Es una Administración que ha castigado mucho el cine y probablemente, hoy en día, esta película no se podría haber hecho, porque no existen las políticas de fomento que nosotros tuvimos al iniciar el proyecto".