El director japonés Hayao Miyazaki, “el más importante” cineasta de animación de la historia, recibirá el tercer Premio Donostia de la 71 edición del Zinemaldia. El galardón se le entregará en Tokio, por lo tanto, la ceremonia tendrá un carácter “virtual”. La última película del realizador, El chico y la garza, que apenas ha podido verse más allá de su estreno en Japón, inaugurará la edición, rodeada de gran expectación, y antes de su proyección el próximo día 22 en la gala de inauguración del Kursaal, Miyazaki, poco amigo de salir de su país –de hecho, cuando ganó el Óscar en 2001 con El viaje de Chihiro no viajó para recogerlo–, se comunicará con el público donostiarra mediante un video.

Así lo han dado a conocer el director del Festival, José Luis Rebordinos, y la directora de Comunicación, Ruth Pérez de Anucita, en la tradicional rueda de prensa de la presentación de la edición, en la que también han informado que la entrega del galardón a Javier Bardem, por mutuo acuerdo de las partes, se retrasará a la edición del 2024. Este hecho está relacionado con la huelga del sindicato de actores de Hollywood, que permitiría a Bardem viajar a Donostia a recoger el premio, pero no así hacer ningún tipo de declaración, entrevista o promoción. Por ese motivo, aunque será un Premio Donostia de 2023, la ceremonia formal de concesión tendrá lugar durante la gala inauguración del año que viene.

Quien sí recibirá presencialmente este año su trofeo será el cineasta vasco Víctor Erice, coincidiendo con el 50 aniversario de la Concha de Oro a El espíritu de la colmena, y antes de que presente su último trabajo, Cerrar los ojos.

“En los doce años que llevo dirigiendo el Festival, el Premio Donostia a Hayao Miyazaki es con el que me siento más satisfecho”

José Luis Rebordinos - Director del Zinemaldia

Aunque se especuló sobre la posibilidad de que hubiese un cuarto reconocido con la distinción honorífica del Zinemaldia, finalmente, serán tres los premiados. “En los doce años que llevo dirigiendo el Festival, el Premio Donostia a Hayao Miyazaki es con el que me siento más satisfecho”, ha afirmado rotundo Rebordinos, antes de alabar la filmografía del director de Mi vecino Totoro y La princesa Mononoke, siempre impregnada de “humanismo” y con fuertes protagonistas femeninas que corren aventuras sin intereses románticos: “Son películas adelantadas a su tiempo de una belleza extraordinaria”. A juicio de Rebordinos, Miyazaki está a la altura de “grandes directores de cine” como el danés Carl Theodor Dreyer y el japonés Yazujiro Ozu. “La historia del cine le colocará a la altura de estos”, ha asegurado el máximo responsable del Zinemaldia.

Nacido en Tokio en 1941, Miyazaki es reconocido por ser, junto al también cineasta Isao Takahata y el productor Toshio Suzuki, uno de los tres pilares de Ghibli, uno de los estudios de animación más importantes del mundo desde su fundación en 1985. Se graduó en Ciencias Políticas y Economía, tras lo que se inició en el mundo del manga. Fue el impulso de Takahata, para el que trabajó en la Toei como planificador de escenas y animador de fotogramas clave de la película La princesa encantada (1968), el que le mantuvo en la senda del cine. Tras su paso por otras casas y participar, con distintos roles, en series de televisión que llegaron hasta nuestros mercados como Heidi (1974), Marco (1976) y Conan, el niño del futuro (1978), dirigió su primer largometraje, El castillo de Cagliostro –una adaptación de la serie Lupin III–, que se inicia con una secuencia de persecución en un Fiat 500 amarillo que ha pasado a la historia del cine de acción.

Seis años después, Miyazaki dirigió la que es considerada su primera obra de culto, Nausicaä del Valle del Viento (1984), adaptación de un cómic propio. Después de fundar Ghibli al año siguiente, se lanzó a producir El castillo en el cielo (1986) con notables influencias de Los viajes de Guilliver, mientras que en 1988 llegó otra de sus películas más determinantes que ha conquistado a niños y mayores durante tres décadas: Mi vecino Totoro.

Posteriormente llegaron la mágica Nicky, la aprendiz de bruja (1989), la antibelicista Porco Rosso (1992) y la mayor producción de Ghibli hasta ese momento, La princesa Mononoke (1997). Con El viaje de Chihiro, que pudo verse en pantalla grande y en el velódromo en la edición del Zinemaldia de 2001, llegó su reconocimiento internacional, al ganar un Óscar y el Oso de Oro de Berlín. Con El castillo ambulante (2004) se alzó con la Osella de Oro de Venecia, festival al que volvió con su siguiente obra Ponyo en el acantilado (2009), también doblada al euskera.

En 2013 dirigió la que parecía que iba a ser su última película, El viento se levanta, un biopic histórico sobre el diseñador del caza japonés Zero que se utilizó en el frente del Pacífico durante la II Guerra Mundial. No obstante, volvió a su mesa de trabajo para crear El niño y la garza, cinta que inaugurará el Zinemaldia. Miyazaki ha anunciado varias veces su retiro desde 1997, no obstante, este mismo viernes Ghibli anunció ha vuelto al estudio con nuevas ideas.