El realizador Rodrigo Sorogoyen se encuentra en Donostia para presentar dos de sus trabajos. Por un lado, la película As bestas, un thriller a medio camino entre el rural noir y el western, y la serie Apagón, trabajo colectivo que hunde sus raíces en la colapsología y del que ha dirigido el capítulo piloto. La serie se exhibirá este jueves dentro de la Sección Oficial fuera de concurso, mientras que As bestas, que tuvo su premiere en Cannes, se presentó ayer en el Victoria Eugenia dentro de la sección Perlak del Zinemaldia

Parece que la filmografía de Sorogoyen se adapta al tempo de sus películas al proyectarse como un crescendo constante en el que una conversación en torno a una mesa puede ser mucho más violenta y bestial que una paliza a garrotazos. As bestas, escrita como siempre a cuatro manos por el madrileño e Isabel Peña –este dúo creativo se hizo con el Premio del Jurado al Mejor guion en el Zinemaldia de 2016 con Que dios nos perdone– adapta libremente un hecho real, el crimen de Petín (Ourense), en el que un vecino asesinó a otro que le reclamaba la explotación de un monte comunal. “Creo que la gente piensa que somos tan violentos como los personajes que escribimos. No es así, somos gente muy tranquila y respetuosa”, ha reído Peña, en una entrevista con este periódico que ha tenido lugar este domingo en el Hotel María Cristina.

En esta versión cinematográfica, “que gustó mucho en Cannes”, Denis Ménochet –también ha protagonizado otra cinta de Perlak, Peter von Kant, de François Ozon– y Marina Foïs encarnan a un matrimonio francés que ha comprado un caserío en Galicia, en una localidad que se sitúa en aquello que se conoce como la España vaciada, y que se enfrentan al acoso de sus vecinos debido a que se oponen a que una energética instale aerogeneradores en unas tierras comunales. El elenco se completa con dos soberbios actores gallegos, Luis Zahera y Diego Anido, que se meten en la piel de dos hermanos que hacen la vida imposible a los personajes de Ménochet y Fois.

Sorogoyen y Peña han intentado romper con la lógica que equipara al mundo rural con la España negra, protagonista de crímenes tan famosos como el de Puerto Urraco. “Las ciudades también tienen su historia oscura, hay cada crimen...”, ha asegurado el realizador, que ha añadido que, en muchas ocasiones, se ha establecido un marco de oposición entre lo urbano y lo rural. En este sentido, ha apuntado hacia una referencia bibliográfica, La España vacía, de Sergio del Molino, que habla “del miedo y, por lo tanto, del juicio que hace la ciudad sobre el campo y viceversa” y que resultó “determinante para la película”. “¿Los crímenes rurales son la España negra? También la corrupción del PP en la calle Génova”, ha sentenciado el director.

Para hablar de la localización, Sorogoyen ha saltado de la calle Génova al Bierzo. Para encontrar el enclave ideal para la filmación visitaron una gran cantidad de aldeas rurales del interior de Galicia pero, curiosamente, acabaron encontrando lo que buscaban en la provincia de León. “Yo quería rodarla en Galicia pero la tuve que rodar en el Bierzo porque era allí donde estaba la aldea idónea, estéticamente y que se adaptaba a las necesidades de producción. Fue muy complicado encontrar un lugar que reuniese todas las características que buscábamos”, ha asegurado.

Violencia hablada en el cine de Sorogoyen

Los momentos más tensos de As bestas, los que ponen al espectador al borde de la butaca, ocurren, como en muchos de los trabajos de Sorogoyen, en una habitación, en un salón comedor o en la barra de un bar; espacios donde moldea la violencia a través de la conversación, los silencios, una risa fuera de lugar, un comentario indiscreto o una palabra más alta que otra: “La violencia hablada es otro tipo de violencia que puede ser muy dañina, salvaje. Mientras no haya nada físico no se acaba con las vidas pero nos parecía muy interesante que hubiese una violencia que no siempre se expresase de manera física, porque puede ser aburrido y visto”.