Antes de conocer la Real Colegiata de San Isidoro de León es interesante saber un poco sobre la historia de la ciudad, que además fue capital de un reino. León tiene su origen en la instalación del campamento militar romano de la Legio VI Victrix hacia el año 29 a. C. para controlar el tráfico de las explotaciones auríferas hacia Roma. Aunque su consolidación como asentamiento se debe realmente a la Legio VII Gemina a partir del año 74 a. C. Durante los siglos V al VII d. C., transcurre un periodo de dominación suevo-visigoda que dura hasta la conquista musulmana en el año 712.

Fachada principal de San Isidoro de León. P.B.

Más tarde, se dan varios intentos de reconquista por parte de los cristianos que triunfan cuando el rey Ordoño I de Asturias incorpora León a su reino, reforzando sus defensas y reconstruyendo la ciudad. En el año 910, García I de León traslada la capitalidad y, con ello, León se convierte en reino.

GUÍA PRÁCTICA

  • Dirección: Plaza de San Isidoro 4, León
  • Horario: Cada época del año tiene su horario. Por lo general, de jueves a sábado de 10:00h a 14:00h y de 17:00h a 20:00h; y los domingos de 10:00h a 14:00h
  • Entradas: General, 5 euros; visita guiada, 7 euros.
  • Web: www.museosanisidorodeleon.com

A lo largo de su historia, la ciudad ha vivido momentos difíciles como la embestida del caudillo andalusí, Almanzor, hacia el año 987. Tuvo que ser nuevamente reconstruida por Alfonso V de León, que además le otorgó el fuero de León en el año 1017. Sumida en un período de estancamiento durante la Edad Moderna, en la guerra de la Independencia fue una de las primeras ciudades en sublevarse. Años después, en 1833, adquirió el rango de capital provincial. Con la llegada del siglo XX, León se convirtió en un importante enclave industrial gracias al auge de la minería del carbón y de la llegada del ferrocarril.

San Isidoro es un templo erigido sobre la iglesia dedicada a san Juan Bautista que mandó construir Alfonso V. Posteriormente, sería reedificada en piedra, la anterior era de tapial y ladrillo, y en estilo románico por Fernando I de León. Además, este monarca cambió la advocación a san Isidoro. En el siglo XII, sería ampliada por la infanta Sancha Raimúndez, hermana de Alfonso VII de León.

Puerta del Perdón. Pixabay

En los primeros años del siglo XIX, sufrió la ocupación de las tropas francesas con la consiguiente expoliación. Años después, llegó la desamortización de Mendizábal y como consecuencia hubo nuevos expolios y saqueos. Se suprimió la comunidad, que fue restablecida en 1851 por el papa Pío IX. En 1936, el complejo volvió a albergar tropas militares. Pasada la guerra civil, obtuvo en 1942 el título de basílica menor.

Arquitectura

La iglesia consta de tres naves y planta de cruz latina. A pesar de las ampliaciones y reconstrucciones, el resultado final es armonioso. Las modificaciones tuvieron que adaptarse al anterior edificio de Fernando I, por lo que sus ábsides no tienen la misma anchura ni el mismo eje que las naves.

El retablo, de factura gótica, fue labrado entre 1525 y 1530 y consta de veinticuatro tablas de pintura. La custodia es de plata y guarda la hostia consagrada expuesta día y noche por privilegio papal. Bajo el sagrario se halla la urna neoclásica que conserva los restos de san Isidoro. Hacia 1191, el canónigo, Santo Martino, mandó construir detrás del ábside norte una capilla destinada a guardar las reliquias acumuladas a lo largo de sus viajes y para que sirviera también como cementerio de los canónigos. Por último, el coro alto es de la primera mitad del siglo XV.

Detalle del Panteón Real.

Detalle del Panteón Real. F.R.T.

El Panteón Real

En el Panteón Real, también conocido como la capilla sixtina del románico, descansan once reyes, doce reinas, diez infantes y algunos personajes sin identificar. Entre los monarcas aquí inhumados destaca Sancho Garcés III de Pamplona fallecido en 1035. No obstante, no está del todo claro si realmente se le enterró aquí puesto que el monasterio de San Salvador de Oña, en Burgos, también cuenta con un sepulcro suyo. Aunque hay fuentes escritas que documentan las dos tumbas, la mayoría de los historiadores se inclinan por Oña.

La estancia es un espacio rectangular con pórtico con dos columnas sobre las que se apoyan siete arcos que la dividen en tres naves. A lo largo de los muros y de las seis bóvedas resultantes, se desarrollan los tres ciclos litúrgicos: la Navidad, la Pasión y la Resurrección. El conjunto se completa con representaciones de los signos del zodiaco y de un supuesto calendario agrícola.

Cáliz de Urraca I de León.

Cáliz de Urraca I de León. P.B.

Durante mucho tiempo los frescos de San Isidoro fueron adscritos al estilo francorrománico, que penetró en la península gracias a los caminos de peregrinación y a los contactos políticos con Francia y que se estableció en las tierras leonesas, en clara oposición a la corriente que llegaba de Italia, que permaneció en el nordeste. Su desarrollo significó, en su zona de influencia, la erradicación definitiva de los restos de bizantinismo, del simbolismo excesivo y la riqueza de los atavíos, y el comienzo de los grandes ciclos historiados hispanos.

A comienzos del siglo XIX, durante la guerra de la Independencia, la basílica fue ocupada por las tropas francesas, que convirtieron el templo en un pajar, sacaron de sus tumbas a los reyes, desvalijaron sus mortajas, utilizaron los sepulcros como abrevaderos y amontonaron sus huesos haciendo imposible su individualización.

Sólo tres tumbas sobrevivieron a sus tropelías: las de Alfonso V, don García, conde de Castilla, y Sancha Raimúndez. Por suerte, no dañaron la estructura del recinto ni las pinturas que lo cubren.

La torre campanario. Pixabay

Biblioteca y museo

La biblioteca es un edificio independiente de dos plantas construido a finales del siglo XVI. Se accede a ella desde la escalera de caracol construida a un costado del panteón o desde el claustro alto. 

El archivo contiene infinidad de volúmenes entre los que destacan ochocientos documentos en pergamino, trescientos incunables, ciento cincuenta códices, una biblia mozárabe del siglo X, dos tomos de la obra de Santo Martino del siglo XII, tres tomos de una biblia románica del siglo XII y el Chronicon Mundi del siglo XV.

La segunda planta está dedicada a taller de restauración bibliográfica y a laboratorio fotográfico.

La conocida como tribuna real o cámara de doña Sancha, según la tradición, era un palco para uso exclusivo de la reina Sancha, esposa de Fernando I. En el siglo XII fue reformada, convirtiéndose en dependencia del palacio de Sancha Raimúndez, y más tarde, a finales de ese mismo siglo, Santo Martino la convirtió en capilla de Santa Cruz, y allí tuvo su propio escritorio de trabajo. En el siglo XVI pasó a ser sala capitular, y desde 1962 alberga el museo de orfebrería.

El museo reúne importantes tesoros, algunos de ellos encargados por Fernando I y su esposa para engrandecer la iglesia. Entre las muchas piezas destacan el arca de los marfiles, datada en 1059, de madera y con veinticinco marfiles incrustados; la arqueta de san Isidoro, forrada con chapas de plata y realizada hacia 1065; dos estolas del siglo XII tejidas por la esposa de Alfonso VIII de Castilla, Leonor de Plantagenet; un tríptico renacentista; el pendón de Baeza; un marfil vikingo del siglo X; y un cáliz del año 1100 realizado con las joyas donadas por Urraca I de León.

Vista del claustro. R.O.

El claustro

El claustro conserva una de las plantas de la época medieval, la que se une con la basílica y que nació al unir el pórtico a la iglesia primitiva. El resto consta de dos plantas, la primera en estilo plateresco y la segunda neoclásica. Todo el pórtico es románico, sobresaliendo la cornisa y los canecillos con cabezas de lobo. Los muros se levantaron con materiales reaprovechados, apareciendo entre ellos tejas que tienen impreso el sello de la Legio VII Gemina. Aquí se celebraron al comienzo del reinado de Alfonso IX de León las Cortes de León (1188).

Este lugar se sigue utilizando por los leoneses para celebrar algunas de sus fiestas tradicionales como la procesión del Domingo de Ramos o el rito de la Vigilia Pascual.

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En el exterior de la basílica destaca la torre del Gallo del siglo XII. Forma parte de la muralla romana. En el cuarto cuerpo se encuentra el campanario. Una de las antiguas campanas, de 1086, se conserva en el museo. La torre se encuentra coronada con chapitel de pizarra moderno y una veleta con forma de gallo, que es el símbolo de la ciudad.

También, merece la pena ver la puerta del Cordero, que es la principal, la puerta del Perdón, que da acceso a la iglesia a través del crucero y que se abre en determinadas ocasiones para que los peregrinos a Santiago puedan ver perdonados sus pecados.