El envejecimiento es inevitable, pero la velocidad a la que transcurre depende de muchos factores que podemos controlar.

Así lo explica el médico y divulgador Rodrigo Arteaga, experto en salud integral, metabolismo y longevidad basada en evidencia.

Según señala en un post de Instagram, "el envejecimiento no depende solo del paso del tiempo, sino de cómo responde tu cuerpo a ese tiempo".

Tal y como explica el experto en longevidad, hay personas de 40 años que parece que tienen 60, y viceversa, y explica que esto no es solo una cuestión de genética: "Dos personas con la misma edad pueden tener niveles de energía, fuerza y salud completamente distintos. La diferencia no está en los años, sino en la capacidad de reparación de su cuerpo".

Evitar la inflamación crónica

Es evidente que cada día que pasa hay desgaste para el cuerpo, pero también hay reparación: "Cuando ambas fuerzas están en equilibrio, envejeces lento. Cuando el daño gana, el cuerpo se apaga antes de tiempo".

"Aunque la genética influye, el estilo de vida pesa mucho más. Moverte, dormir bien, comer suficiente proteína y exponerte al sol por la mañana no son simples hábitos: son señales biológicas que activan los mecanismos de reparación", señala Arteaga.

El deporte, la clave para mantener el bienestar

La importancia de no perder masa muscular también es imprescindible: "El músculo que entrenas no solo te da fuerza: libera señales que rejuvenecen tus células".


Mujeres practicando deporte Freepik

El poder del descanso

Por último, él médico destaca la importancia de cuidar la sincronización biológica: "Dormir profundo no es solo descansar: es cuando tu cuerpo limpia, repara y se reordena.
Y tomar el sol por la mañana y comer sano, mantiene tus relojes internos sincronizados y tus hormonas estables".

"No puedes detener los años, pero sí decidir a qué velocidad los recorres. La juventud no se mide en tiempo, sino en cuánta energía de reparación le das a tu cuerpo cada día", sentencia el experto en salud integral.

Prevenir es mejor que tratar

El mensaje de los expertos es claro: no podemos detener el reloj biológico, pero sí podemos influir en cómo envejecemos.

Aunque detener el envejecimiento por completo sea imposible, sí existen estrategias respaldadas por la evidencia científica para reducir sus efectos y mejorar la calidad de vida a medida que pasan los años.

Envejecer es un proceso natural, pero su ritmo puede ralentizarse con pequeños gestos diarios.

Dormir lo suficiente, cuidar la alimentación, hacer deporte, exponerse al sol por las mañanas, hidratarse y proteger las zonas más delicadas son las claves que marcan la diferencia. En definitiva, la constancia y el equilibrio son los verdaderos secretos de un envejecimiento más lento.