Estoy convencido de que el 28 de mayo revalidaremos con nota nuestra apuesta por Euskadi. Lo he manifestado más de una vez, creo en lo que manifiesto y me reitero en lo que creo. Me reafirmo en cuestiones objetivas: somos un pueblo pequeño pero realidad viva en el tablero internacional. Hemos pervivido a culturas poderosas y civilizaciones que han dejado huella y legado. Lo vuelvo a manifestar: hemos sabido no perder pulso y tras siglos continuamos siendo con conciencia de querer seguir siendo. Lo reitero: ha resultado sinuoso el camino que hemos labrado para convertirnos en realidad sociopolítica, compleja, plural, dinámica y cambiante hasta configurar la Euskadi de hoy. A pesar de muchas circunstancias adversas nos hemos adherido a la voluntad de perseverar en nuestras señas de identidad. Por encima de artificiales y caprichosas delimitaciones históricas administrativas.

Somos eslabón en la historia del nacionalismo vasco formada por miles de mujeres y hombres que han hecho posible que el nacionalismo vasco sea columna vertebral de la sociedad vasca. Personas que nos han legado el testigo de una herramienta para alcanzar el objetivo de la construcción nacional de Euskadi y su soberanía, que trabajaron para alcanzar el objetivo de ser dueños de su presente y futuro a través de la acción política y el respeto. Objetivo que parte de la realidad de la diferencia y de la pluralidad de la ciudadanía sin imponer ni impedir. El instrumento se llama PNV, partido que ha venido identificando los desafíos y trazando el perfil de la ruta a seguir, que cree en la nación vasca y que proclama que la Euskadi de los siete territorios es Patria Vasca. Que nació hace un siglo largo como agrupación de vascos que más allá de la no aceptación del despojo político e institucional practicado en el siglo XIX en nombre de la nación española afirmaron el ser nacional del Pueblo Vasco uniéndose para la consecución de los derechos políticos inherentes a tal condición.

Sí, un siglo largo y mutaciones de todo tipo. Con el paso del tiempo nada sigue igual, la sociedad ha cambiado, la estructura demográfica, social, económica y cultural también. Las transformaciones en la composición y estructura del cuerpo electoral son enormes y a futuro lo serán más. Las circunstancias políticas mundiales y el propio entorno personal y social del ciudadano están cambiando significativamente: la globalización, flujos de personas, migraciones e intercambios interculturales. Nada volverá a ser igual. Lo único que no cambia es el propio cambio. Y así, el PNV hoy y aquí, cadena histórica del nacionalismo vasco del siglo XXI, seguirá a futuro conectando con la nueva sociedad civil que se está gestando. Eslabón que no trata de renunciar a nada sustancial, al contrario, eslabón que, acorde a los tiempos, y conservando lo útil, continúa canalizando nuevos intereses e inquietudes de nuevos ciudadanos de nueva calle.

La razón por la cual surgió el PNV se revalida en la defensa y afirmación de una personalidad colectiva y solidaria. Compromiso de seguir sintonizando esa voluntad con los intereses, necesidades y problemas actuales. Historia pequeña y grande en la que todavía hay mucho por hacer, aspirar y conseguir. Somos un eslabón más en la historia y recorrido de un nacionalismo vasco que siempre ha dicho sí a la vida, al diálogo, la convivencia, respeto y opuesto a la estéril confrontación por la confrontación. Un futuro, que ya está aquí, que adapta la acción política en sintonía con las necesidades que las propias transformaciones en marcha generan. Eslabón en la historia de un nacionalismo integrador, firme y con visión de futuro, compromiso, contrato renovado con la sociedad, vertebrador, transversal y respetuoso con personas de identidades dispares. Ideas novedosas, audacia prudente a la hora de seguir marcando la singladura en pos de la construcción de la nación de los siete territorios. Construcción transversal de la nación vasca basada en la suma de voluntades. Contrato renovado generador de condiciones para que sigamos escribiendo de nuestro puño y letra presente y futuro. Apuesta entre diferentes por mejorar la democracia, el funcionamiento de las instituciones, por ser conscientes del futuro mestizaje que ya está aquí, por acoger a los nuevos vascos e interpretar en clave de acierto las preocupaciones de sus más jóvenes, apuesta que pasa por hacernos atractivos en el aliento a las reivindicaciones nacionales.

Reto a futuro de hacer efectivas las soberanías compartidas en un mundo cada vez más interdependiente. Apuesta incluyente por un futuro compartido por diferentes, que reflexiona sobre el sentido moderno de las soberanías e identidades compartidas en un contexto global, con larga mirada en la sostenibilidad, medio ambiente, infraestructuras, ordenación del territorio, bienestar social, economía, energías renovables, innovación, educación, cultura y conocimiento. Apuesta, compromiso y reto. Bilateralidad, concertación, acuerdo, diálogo compartido que con todas sus limitaciones, dificultades y ritmos diferentes desembocará en la nación vasca de los siete territorios en una Europa diversa. Un futuro en el que pericliten las imposiciones. Un futuro de reconducción, relaciones negociadas y de torcer democráticamente la historia anquilosada de las fronteras. Futuro en el que las siguientes generaciones practiquen respeto mutuo y declinen conceptos como interdependencias recíprocamente asumidas, soberanías y ámbitos de decisión libremente compartidos. Futuro de encajes amables superadores de actuales delimitaciones administrativas. El 28 de Mayo revalidaremos con nota la apuesta por Euskadi y su futuro.

Así se manifestaba ayer mismo el Presidente del PNV Andoni Ortúzar presentando el programa electoral ante el viejo roble de Gernika, símbolo de la libertad vasca y lugar idóneo para reafirmar la apuesta por la democracia frente a imposiciones y populismos: “Estamos aquí, en la Casa de Juntas de Gernika, para garantizar que la acción del PNV en toda las Instituciones Vascas tendrá únicamente como base la defensa de nuestro autogobierno y el bienestar de la ciudadanía vasca, porque Autogobierno y bienestar forman parte de un binomio inseparable. Lo reafirmamos hoy en este venerado recinto en unos tiempos en los que desgraciadamente soplan vientos recentralizadores que quieren agitar y podar ramas verdes de nuestras competencias políticas, económicas y sociales, ramas de nuestra capacidad para avanzar como País. Autogobierno igual a bienestar va más allá de un slogan político, impregna nuestras líneas de trabajo y propuestas que vamos a desarrollar. A lo largo de estos cuarenta años de institucionalización de Euskadi hemos avanzado mucho como Pueblo, superado crisis económicas, la lacra de la violencia, una dura pandemia, conflictos internacionales y sus consecuencias. Y, además, hemos podido salir de ellas bien juntos, sin dejar a nadie atrás con elevado nivel de solidaridad. Y ello ha sido posible gracias al esfuerzo de toda la sociedad, pero especialmente de la fuerza de nuestro autogobierno. El PNV quiere transmitir a la sociedad vasca en estos días previos a la campaña electoral que su acción política será garante de la defensa del poder político vasco, de que nuestras instituciones sean gobernadas sin tutelas ni cortapisas externas, la mejor manera de que Ayuntamientos y Diputaciones hagan lo que nuestra sociedad quiere y necesita”.

28an, Aurrera Euskadi!