El joven que fue condenado a tres años y medio de cárcel por la muerte del menor Santi Coca, fallecido tras recibir una paliza en Donostia en abril de 2019, ha retirado el recurso que interpuso ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) para pedir una rebaja de su pena.

En un decreto al que ha tenido acceso Efe, el TSJPV explica que este varón formuló su decisión de desistir del recurso el pasado 11 de abril, por lo que ahora el Tribunal Superior de Justicia ha ordenado la devolución de los autos a la Audiencia de Gipuzkoa y ha declarado firme la sentencia.

Responsable de un delito de homicidio

El joven fue considerado responsable de un delito de homicidio por imprudencia grave con la atenuante de embriaguez por el jurado que enjuició los hechos en una vista celebrada en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa entre noviembre y diciembre de 2023.

Este mismo jurado declaró no culpables a otros tres jóvenes, dos de ellos de origen rumano, primos entre sí, y un tercero de origen marroquí.

Previamente, la Fiscalía, la acusación particular, que ejercía la familia Coca, y la acción popular, en representación del Ayuntamiento de San Sebastián, habían retirado los cargos contra un quinto procesado, también de origen rumano, quien quedó así absuelto antes de que la vista llegara a finalizar.

Fátima Hacine, madre de Santi Coca, junto a su hijo mayor, Iker. Javier Etxezarreta / Efe

Un sexto inculpado, de origen argelino, que no fue juzgado porque se había fugado a Francia, fue capturado el pasado 27 de febrero en la localidad de Draguignan, próxima a Cannes, y se encuentra ahora en situación de prisión provisional a la espera de ser enjuiciado en una nueva vista con jurado para la que aún no hay fecha.

El fugitivo se enfrenta ahora a una petición de cárcel de 20 años de prisión por participar en la paliza que varias personas propinaron a Santi Coca, de 17 años, en el exterior de una discoteca de Donostia el 26 de abril de 2019, que acabó con la vida de la víctima.

Parada cardiorrespiratoria

Tras la agresión, el menor ingresó en el Hospital Donostia pasadas las 05:15 horas "en parada cardiorrespiratoria" y tuvo que ser reanimada "cardiopulmonarmente durante cuarenta minutos", según recoge la sentencia del caso.

Dos días más tarde, el 28 de abril, falleció a consecuencia de una hemorragia cerebral "generalizada" que le provocó la "destrucción de los centros vitales encefálicos" y que fue debida a "los golpes recibidos".