El millar de alumnos del liceo Santo Tomás de Aquino de Donibane Lohizune han regresado este jueves al centro donde el miércoles, una profesora de 53 años fue apuñalada mortalmente por uno de sus estudiantes, un joven de 16 años con, al parecer, problemas psiquiátricos.
Los ecos de la tragedia resuenan todavía en este centro escolar que tardará en recuperar la normalidad. “No hemos tenido clase, pero nos han hecho ir al cole para poder hablar de lo que ha pasado”, explica a NOTICIAS DE GIPUZKOA Teo Guglielmotti, un guipuzcoano afincado en Ziburu y estudiante del liceo.
Este alumno, de 17 años, uno más que el presunto asesino, se encontraba en el edificio contiguo al que ocurrió la tragedia cuando sucedieron los hechos. “Estábamos en clase y, de repente, empezamos a ver gente corriendo, alumnos y profesores gritando, llorando, ambulancias llegando y no teníamos ni idea de lo que estaba pasando. Nadie nos decía nada”, recuerda todavía en shock. Fueron unos primeros minutos de mucha confusión e incertidumbre: “Era la hora anterior al recreo y vinieron profesores a decirnos que no podíamos salir del aula. También nos hicieron cerrar las persianas para que no pudiéramos ver lo que estaba pasando; nadie nos explicaba nada”, relata este joven.
Conscientes de que algo grave había ocurrido, los alumnos esperaron sin noticias hasta el descanso. Fue entonces cuando, al coger sus móviles, comenzaron a darse cuenta de la magnitud de la tragedia. “Nos enteramos de lo que había pasado por las noticias, aunque leímos muchas cosas, muchas falsas”, cuenta sin entrar en detalles.
Para entonces, los servicios de emergencias y la policía habían tomado el colegio y a los alumnos y trabajadores solo les quedaba esperar para poder abandonar las instalaciones con seguridad. Teo y sus compañeros de clase fueron retenidos durante hora y media hasta que en pequeños grupos, fueron conducidos a la salida del colegio.
Hoy, 24 horas después de lo ocurrido, el clima en Santo Tomás de Aquino es de total devastación. “Los profes están llorando, muy mal, están devastados”, confiesa Guglielmotti, que explica que les han reunido por clases para abordar lo ocurrido. “Hemos podido hacer preguntas, plantear cada uno sus reflexiones, nuestro punto de vista...”, dice.
También han podido honrar la memoria de la fallecida, una mujer de 50 años profesora de castellano. “Hemos tenido un minuto de silencio en el que, además de alumnos y profesores, ha estado su marido”.
Las emociones continúan a flor de piel. Este guipuzcoano admite que lo ocurrido ha sido un “shock”. Había sido alumno de la fallecida hacía tres años y conocía “de vista” al presunto agresor, aunque no había llegado a hablar con él. Nadie se explica qué pudo provocar que el joven entrara en el liceo con un cuchillo de grandes dimensiones escondido, aguardara al final de la clase de castellano para bloquear la puerta del aula y atacar salvajemente a la docente, provocándole la muerte. Posteriormente, explicaría al profesor que lo escoltó que se encontraba “poseído” y que unas voces le habían impulsado a apuñalar a la mujer con fatídico resultado.
Con este panorama, el liceo tratará de retomar la rutina paulatinamente. En principio, mañana viernes está previsto que las clases se lleven a cabo con normalidad: “Nos han dicho que poco a poco tenemos que ir recobrando la normalidad”.