Los primeros datos ofrecidos tras el asesinato de una profesora en un instituto de Donibane Lohizune han quedado corroborados este jueves con la declaración que ha ofrecido el fiscal de Baiona, Jerôme Bourrier. Según el relato inicial, el joven responsable del crimen, de 16 años, alegó segundos después que le había poseído “una vocecita, un ser egoísta, manipulador, egocéntrico, que lo incita a hacer el mal y que la víspera le habría sugerido cometer un asesinato”. El menor se enfrenta a una investigación judicial por homicidio doloso.

Así lo ha explicado el fiscal, cargo que en el Estado francés es responsable de dirigir las investigaciones. Casi 24 horas después de los hechos, Bourrier ha comparecido ante la prensa, a la que ha explicado que el menor cogió un cuchillo “de 18 centímetros” el día anterior en casa de su padre, y lo guardó en su mochila, envuelto un rollo de papel higiénico. En torno a las 9:45 horas del día de autos, el presunto autor se levantó de su lugar, cerró la puerta del aula con llave y se dirigió al estrado, donde se encontraba la profesora durante sus explicaciones. Se deshizo del rollo de papel y tras levantar el arma por encima de ella, se la clavó “a la altura de la parte superior del pecho en un ataque rápido, fluido, sin dudar”.

Consciente de manera repentina de sus hechos, el joven “se quedó de pie, atónito”, ha proseguido el fiscal su relato, según el cual, el menor se dirigió al aula contigua: “En ese momento intervinieron dos profesores y le pidieron que soltara el cuchillo, que lo dejó en el suelo. Los profesores consiguieron calmarlo y controlarlo”. Según los informes que ha citado Bourrier, el menor reconoció los hechos: “He arruinado mi vida, todo ha terminado”.

La víspera habría discutido con un compañero del instituto, lo que le habría empujado a realizar los actos en su presencia, según ha añadido el fiscal, si bien la versión ofrecida por el encausado no ha sido clara a este respecto. De la misma manera, el acusado ha reconocido su mal rendimiento en clases de español, traducida en una antipatía respecto a la profesora”. El perfil del menor que trazan las autoridades es el de un “estudiante inteligente y trabajador, a pesar de todo solitario y torpe en su relación con los demás, que padecía trastornos disortográficos (dificultad para transcribir palabras de forma correcta) y disgráficos (trastornos en la expresión escrita) desde pequeño”.

En su anterior colegió denunció haber sido víctima de bullying “que le habrían afectado mucho”. Tanto que en octubre del año pasado habría intentado suicidarse, lo que le llevó a ser tratado bajo medicación psiquiátrica.

Con estos precedentes, en las primeras horas tras el crimen, distintas fuentes apuntaron posibles trastornos psiquiátricos del menor. En un examen realizado desde su detención, las pruebas han hallado en él, según ha aseverado el fiscal, “rasgos de personalidad ansiosa”, “una ansiedad reactiva que puede perturbar su discernimiento”, pero “ninguna enfermedad mental”, si bien en durante la investigación "que acaba de comenzar" le seguirán otros análisis.