La unidad vasca de covid persistente, que se inauguró el pasado mes de marzo y se ubica en el Hospital Universitario Basurto, ha atendido ya a más de 400 pacientes en Euskadi desde su puesta en marcha hace medio año, una cifra de afectados relevante, teniendo en cuenta que por esta unidad pasan los casos más graves y complejos.

La unidad de referencia está a cargo del servicio de Neurología y cuenta con la participación, entre otros, de equipos de Medicina Interna, Neumología, Rehabilitación y Psiquiatría, con la posibilidad de consultar a otras especialidades médicas siempre que la atención a los pacientes así lo requiera.

El servicio parece haber cogido velocidad de crucero durante los dos últimos meses ya que hasta junio habían sido valorados 104 pacientes, nueve de ellos guipuzcoanos. Actualmente son ya más de 400, un incremento muy significativo que, según señala el equipo directivo, responde a una cada vez más engrasada maquinaria del servicio.

“Estamos trabajando de acuerdo con los criterios preestablecidos en coordinación con los tres territorios. En cualquier caso, es conveniente tener en cuenta que la idea no es que por aquí pase todo el mundo sino los casos más complejos”, explica a este periódico Juan Carlos Garcia-Moncó, jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Basurto y responsable de la unidad.

Cinco años después

Aunque han transcurrido ya más de cinco años desde que se declaró la pandemia, los pacientes que pasan por el servicio siguen teniendo, a día de hoy, muy presentes sus estragos. El mayor impacto se produjo entre 2020 y 2022, en los primeros dos años desde la irrupción del covid, el 28 de febrero de 2020. En ese primer periodo, con seis grandes olas, se registraron en torno a 800.000 casos (el 24,6% personas mayores de 60 años) y más de 8.000 de estos casos fallecieron (1% de letalidad).

El picó máximo de actividad se registró entre diciembre del 2021 y enero de 2022, con más de 330.000 casos registrados y más de 4.000 ingresos. En los primeros dos años, el sistema vasco de salud atendió esos más de 800.000 casos, y se produjeron cerca de 36.800 ingresos en la red de hospitales de Osakidetza.

El picó máximo de actividad de la enfermedad se registró entre diciembre del 2021 y enero de 2022, con más de 330.000 casos registrados y más de 4.000 ingresos

Desde entonces hay pacientes que no han podido pasar página. La unidad atiende semanalmente a quienes presentan síntomas persistentes o secuelas en grado severo. Los casos son muy variados. Entre las afeccciones más comunes se encuentran fatiga extrema, dificultad para respirar, niebla mental o problemas de concentración, dolor muscular y articular.

También taquicardias, problemas digestivos o ansiedad y depresión. Se trata de síntomas comunes a otras muchas patologías, por lo que parte de la tarea de esta unidad consiste en “desgranar” y encontrar el vínculo directo con el covid.

Según explica el responsable de la unidad, el objetivo último es mejorar la calidad de vida de los pacientes y ofrecer un tratamiento personalizado. “Hemos establecido un protocolo de gravedad o severidad de los síntomas y en él se basa el criterio de derivación. Si alguien de Gipuzkoa, por ejemplo, tiene una serie de síntomas más leves, va a ser atendido en su territorio, en su área de referencia y por sus médicos habituales. Sólo cuando cumpla una serie de criterios que respondan a un cuadro clínico más grave serán derivados aquí para ser valorados”, explica Garcia-Moncó.

Recelo de pacientes a la espera

Esta praxis, que se sigue en toda Euskadi, ha despertado algún que otro recelo entre pacientes molestos con la desigual distribución de valoraciones médicas realizadas, al menos, a tenor de los datos aportados por el consejero de Salud, Alberto Martínez, en respuesta a una interpelación de la popular Laura Garrido. Así, de los 104 pacientes valorados entre marzo y junio, 84 son de Bizkaia, once de Araba y nueve de Gipuzkoa.

Con respecto a este reparto desigual, el neurólogo puntualiza que “es preciso tener en cuenta” que parte del territorio vizcaino es atendido directamente por el Hospital de Basurto, mientras que los pacientes de Gipuzkoa y Araba deben de pasar un filtro médico antes de ser derivados, lo que a su entender explicaría esa desproporción de casos. No hay por el momento datos que detallen la distribución territorial entre los más de 400 pacientes atendidos hasta ahora.

Los médicos de familia, en todo caso, conocen el protocolo a seguir y cuando los síntomas son los suficientemente graves informan de ello. Tanto en Gipuzkoa como en Araba los pacientes deben ser valorados por parte de médicos internistas antes de poder ser dirigidos a la unidad de referencia. En el caso del territorio, un facultativo de Medicina Interna del Hospital Donostia hace la valoración.

"Se trata de hacer un traje a medida, un seguimiento médico que siempre va a estar condicionado por lo que vayamos viendo y por la evolución del propio paciente"

Juan Carlos García-Moncó - Jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Basurto y responsable de la unidad de covid

“No es que nosotros ofrezcamos una terapia que los demás no ofrecen. En el resto de territorios también hay recursos. Aquí lo que hacemos es prestar atención a los pacientes más complejos y graves, tratándoles de dar la mejor calidad de vida”, insiste Garcia-Moncó.

En esta unidad de referencia trabaja de forma permanente un neurólogo que ejerce las labores de coordinación junto a una enfermera. Se trata de un modelo de atención a través de consultas externas en red, en contacto con diferentes recursos como Rehabilitación, Psicología, Cardiología, Respiratorio y otros servicios, siempre dependiendo de los síntomas de los pacientes. “Cada persona afectada tiene su propia clínica. Según la situación que presente, se trata de hacer un traje a medida, un seguimiento médico que siempre va a estar condicionado por lo que vayamos viendo y la evolución del propio paciente”, explica.

En ese sentido, desde la unidad están desarrollando una serie de programas de ejercicios adaptados "para que los pacientes los sigan en su propio domicilio, con recomendaciones para realizar una actividad física progresiva", a través de itinerarios individulizados.