El tabaco tradicional parece haber encontrado un sucesor en Euskadi. Desde que el cigarrillo electrónico se introdujo en el mercado en 2009 no ha dejado de ganar adeptos, principalmente entre la población joven, que ha triplicado su consumo en los últimos cinco años. Se trata de una cuestión que cada vez preocupa más a las autoridades sanitarias, y que será abordada este martes en el Consejo de Ministros con el objetivo, entre otras medidas, de que los cigarrillos electrónicos queden sujetos a limitaciones similares al tabaco convencional.
Actualmente uno de cada cuatro adolescentes guipuzcoanos se inicia en el hábito de fumar con estos dispositivos. Su uso no resulta precisamente inocuo, a pesar de que la industria del tabaco ha desplegado toda su maquinaria persuasiva con un producto que es vendido en el mercado como una alternativa menos perjudicial que el pitillo tradicional, y como método de deshabituación tabáquica.
Ninguno de los dos extremos parecen demostrados, según los resultados de diferentes investigaciones. Sobre su impacto a corto plazo se han identificado efectos fisiológicos adversos en las vías respiratorias y en la función vascular similares a los del tabaco. Además contienen sustancias cancerígenas en los líquidos y aerosoles. Por si fuera poco, entre la juventud vasca estos cigarrillos electrónicos se han convertido en la puerta de entrada al hábito de fumar.
Por todo ello arrecian las voces críticas que denuncian las maniobras de la industria tabaquera para vender como más saludables este tipo de productos. El concepto de “reducción de daños” y su “apropiación” por parte de estas grandes empresas de comercialización ha desatado la controversia. ¿Son útiles realmente estos dispositivos para ayudar a dejarlo a quienes no pueden?
"Lavado de cara"
Voces autorizadas como la del investigador científico del Centro Nacional de Epidemiología en el Instituto de Salud Carlos III, Iñaki Galán, señalan que la industria "ha secuestrado el lenguaje" y está utilizando este concepto como una estrategia de "lavado de cara" para hacer pasar como más modernos y saludables los nuevos productos derivados del tabaco.
Las autoridades sanitarias advierten que la reducción de daños "no es la mejor estrategia contra el tabaquismo", porque el cigarrillo electrónico mantiene la dependencia al seguir proporcionando nicotina, y se convierte en la puerta de entrada al consumo de tabaco convencional.
Desde el año 2012, la incidencia de nuevas personas usuarias se ha mantenido estable en Gipuzkoa y se identificó un pico de incidencia en los años 2021-22, que coincidió con la aparición de los dispositivos desechables. Así, se estima que cada año entre el 1 y 2% de la población vasca se inicia en dicho consumo.
Es decir, caen seducidos por estos dispositivos entre 24.000 y 48.000 vascos, principalmente chicos y chicas jóvenes. Causan furor entre los 15 y 21 años, una franja de edad en la que un 8,2% consume cigarrillos electrónicos de forma exclusiva y un 12,2% adicional lo compagina con otros productos del tabaco, según refleja la Encuesta sobre Adicciones de Euskadi.
Actualización de la regulación vigente
Argumentos que han llevado al Ministerio de Sanidad a dar un paso al frente. La propuesta busca actualizar la regulación vigente frente a las nuevas dinámicas de consumo y responder a la presión creciente de la comunidad científica y sanitaria. El nuevo texto de la ley antitabaco, ya cerrado, se somete este martes a la primera vuelta del Consejo de Ministros antes de hacerlo en consulta pública para recabar la opinión de las partes interesadas; de ahí deberá pasar de nuevo por el Consejo de Ministros para que pueda iniciar su andadura parlamentaria en el Congreso.
Un 8,2% de los jóvenes vascos consume cigarrillos electrónicos de forma exclusiva y un 12,2% adicional lo compagina con otros productos del tabaco
Con esta ley, Sanidad quiere equiparar la legislación contra el tabaco a los nuevos productos derivados y ampliar las zonas en las que no se podrá fumar ni vapear a otros espacios, como terrazas de hostelería, piscinas o recintos de parques infantiles, entre otros. Una serie de medidas, en todo caso, sobre la que investigadores del cáncer de pulmón se han mostrado escépticos porque creen que llegan tarde. "No se entiende que los políticos hablen tan poco sobre esta situación de lacra social. El cáncer de pulmón mata a muchas personas. Debe ser que hay muchos intereses en juego", ha indicado este lunes el presidente del Grupo español de investigadores del Cáncer de Pulmón, el doctor Mariano Provencio.
Con todo, no es la única normativa que Sanidad tiene previsto emprender próximamente contra el tabaco. Antes de que acabe el año quiere concluir la tramitación del real decreto sobre productos del tabaco que limita el uso de aromatizantes en los cigarrillos electrónicos, con y sin nicotina. El objetivo es reducirlo solo a aromas de tabaco, para evitar que los sabores artificiales resulten atractivos para los jóvenes.
Aumento sostenido entre población que nunca ha fumado
El Departamento de Salud del Gobierno Vasco y Osakidetza alertan del aumento sostenido del consumo de cigarrillos electrónicos. Preocupa a las autoridades sanitarias vascas -que en mayo desplegaron la campaña de sensibilización bajo el lema El vaper no es tu bro: Te consume la vida- que estos dispositivos puedan estar extendiéndose entre la población que nunca ha fumado. La posibilidad de que este tipo de dispositivos favorezcan la iniciación en el consumo de tabaco de jóvenes que, de otra manera, nunca habrían caído en este hábito.
Lo cierto es que en la medida en que se desciende en la franja de edad, el peligro parece más acechante. La Encuesta sobre Adicciones de Euskadi revela que, para toda la población vasca, el porcentaje de personas que inician el consumo de cigarrillos electrónicos antes que el del tabaco convencional es pequeño (un 2,2%). La proporción va aumentando (5%) entre adultos jóvenes de 22 a 34 años y se dispara hasta el 25% en el caso de quienes tienen entre 15 y 21 años.
Es decir, a menor edad, mayor consumo. Y dicha tendencia “podría ser todavía más peligrosa si, en el futuro, los y las más jóvenes transicionan al consumo de dispositivos o productos con nicotina con mayor facilidad”, según alerta Sanidad. Esta tendencia cobra especial relevancia entre jóvenes de 15 a 35 años, donde la prevalencia en el consumo de cigarrillos electrónicos alcanza un promedio del 34% y llega casi a un 40% en el caso del sexo masculino.
Si se compara la evolución de la prevalencia en la población adulta de Euskadi con los datos disponibles para el conjunto del Estado se observa un mayor incremento del uso del cigarrillo electrónico en el País Vasco (en torno a 2,3 puntos porcentuales por cada año estudiado).
En lo que respecta al tipo de cartucho empleado en los cigarrillos electrónicos, el 47% de los usuarios utiliza habitualmente cargas con nicotina, y su consumo es más frecuente en adultos, mayores de 34 años y ya fumadores. En cuanto a la relación entre el uso del cigarrillo electrónico y el consumo de otras drogas, el 76% de las personas de 15 a 34 años que han usado cigarrillos electrónicos también había consumido cannabis en alguna ocasión.