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"El discurso xenófobo de las redes sociales ha dado paso en Gipuzkoa a la movilización"

Un informe de la federación de SOS Racismo alerta sobre el impacto “devastador” que tiene la violencia digital y su percepción de impunidad, que valida “actitudes intolerantes” entre la población

"El discurso xenófobo de las redes sociales ha dado paso en Gipuzkoa a la movilización"Iker Azurmendi

La influencia de las redes sociales a la hora de generar un discurso xenófobo es incuestionable, y a este respecto se observa en Gipuzkoa un salto cualitativo en el último año, en el que se ha pasado de las palabras a los hechos. “El discurso xenófobo de las redes sociales ha dado paso en Gipuzkoa a la movilización. Es algo que hasta ahora no lo habíamos visto, un elemento nuevo que se está dando en algunas zonas del País Vasco y, en particular, en Gipuzkoa”, subraya el abogado de SOS Racismo Mikel Mazkiaran.

La federación acaba de publicar su informe anual, un documento que recoge un total de 590 incidentes racistas en el Estado que, en palabras de Elena Stati, autora del informe, “supone un pequeño aumento” respecto a las recogidas en 2023, lo que revela “una situación enquistada a la que no se está dando respuesta en nuestros pueblos y ciudades”.

A este respecto, el informe subraya el impacto “devastador” que está teniendo el “ciberodio”, una de las expresiones “más alarmantes” del racismo contemporáneo, que puede definirse como la difusión en línea de mensajes que incitan a la exclusión o la violencia contra personas o colectivos, en base a su raza u origen étnico.

Una violencia digital que puede toma formas especialmente virulentas, como son las llamadas a la acción, algo que, según observa Mazkiaran, ya se estaría produciendo en Gipuzkoa durante el último año. “Hoy en día tenemos una conjunción de elementos en las redes sociales, con un efecto multiplicador y tóxico alrededor de discursos contrarios a algunos colectivos”.

Punto de inflexión

El punto de inflexión que parece haber vivido el territorio se sitúa en octubre de 2024, cuando centenares de vecinos de Trintxerpe se movilizaron en contra de los moradores de un local ocupado tras la comisión de varios robos registrados en el distrito pasaitarra. "La movilización que se generó fue de una violencia extrema. La Guardia Municipal tuvo que proteger a dos personas, ya que de lo contrario habría habido una agresión física de imprevisibles consecuencias. Es algo que hasta ahora no lo habíamos visto”, reconoce Mazkiaran, que alude a un caso mucho más reciente, como han sido los graves alterados durante los sanjuanes de Hernani, cuando una multitud trató de asaltar el Ayuntamiento dispuesta a linchar a una persona.

"Veníamos de una agresión previa cuatro días antes, en la que tuvieron que intervenir la Guardia Municipal y los vecinos para contener a un grupo de personas que estaban dispuestas a la agresión física. A partir de ahí se fueron generando una serie de mensajes. Se fue aireando que iban a aumentar las acciones violentas, que había no sé cuantos violadores en el municipio. Es algo que nos ha comunicado una persona de Hernani, que a su vez nos trasladaba la siguiente reflexión: ¿cómo es posible que lleguen a calar semejantes barbaridades? ¿Cómo es posible que la gente de veracidad a mensajes expresamente generados para crear ese ambiente?".

El Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE) ha alertado en repetidas ocasiones sobre la proliferación de discursos de odio, en especial hacia menores migrantes no acompañados, presentados como amenazas sociales en lugar de “personas vulnerables que requieren protección”.

Caldo de cultivo

Estos discursos, alimentados por “prejuicios históricos y desinformación”, circulan libremente en redes como X (antes Twitter), Facebook, Instagram o YouTube, generando un caldo de cultivo para la deshumanización de estas personas. La Fundación Secretariado Gitano (FSG) también ha documentado numerosos casos en estas plataformas, lo que pone en evidencia el alcance del problema.

En este contexto, OBERAXE ha desarrollado una línea de trabajo específica centrada en el análisis, la prevención y la lucha contra el discurso de odio en línea, en colaboración con organismos nacionales e internacionales. Una de las herramientas más avanzadas puestas en marcha en esta lucha es el sistema FARO, una tecnología desarrollada para la monitorización en tiempo real del discurso de odio en Internet y redes sociales.

Este sistema permite detectar automáticamente mensajes que contienen posibles expresiones de odio racial o xenófobo, y facilita su análisis y reporte. Desde el 1 de enero de 2025 y hasta la fecha de hoy, el sistema ha identificado 28.857 mensajes susceptibles de contener discurso de odio. Un dato que, según recoge el informe de SOS Racismo, pone de manifiesto “la necesidad de reforzar la eficacia de los mecanismos de respuesta digital frente a este tipo de contenidos”.

"Toxidad" a partir de hechos violentos

Para el abogado de la entidad, “se está aprovechando” la existencia de hechos violentos para generar todavía “más toxicidad”, y recuerda en ese sentido algunos precedentes sonados, como fueel asesinato el 18 de agosto del año pasado de Mateo, un niño de 11 años, a manos de un encapuchado en el campo de fútbol de la localidad toledana de Mocejón.

Un crimen que desató todo tipo de especulaciones en redes sociales, en las que se aseguraba que el autor del apuñalamiento era "de origen magrebí", algo que resultó ser totalmente falso, ya que el autor confeso del crimen fue un vecino de la localidad de 20 años.

Un modus operandi similar al que se había observado un mes antes, el 29 de julio, tras el apuñalamiento de Southport (Reino Unido) que acabó con la vida de tres menores. También circularon entonces bulos sobre la nacionalidad del atacante. El objetivo de los mensajes fue el mismo: “extender el discurso de odio racista”. Aquella corriente desinformativa en redes se trasladó a las calles y dio lugar a una oleada de protestas xenófobas en varias ciudades del Reino Unido.

Un caso que plantea un debate interesante. “Entidades como SOS Racismo siempre hemos defendido que no es conveniente dar la identidad o procedencia de quien realiza el acto violento porque no genera más interés informativo y en cambio puede ocasionar más daño a colectivos vulnerables de por sí. Pero en ocasiones parece ser necesario dar ese dato, precisamente, para desmontar la noticia falsa de un origen extranjero”, admite el letrado, que pasa a centrarse en el caso guipuzcoano.

"Patrullas Vecinales" en Irun

Mazkiaran señala en ese sentido a grupos de Irun que, bajo el pretexto de velar por la seguridad de las calles de la ciudad, se han organizado en "Patrullas Vecinales". El grupo de Whatsapp "Lo vimos en Irun", creado el pasado 5 de mayo, reunió en unas semanas a unos 700 integrantes, de los que cerca de medio centenar se organiza a partir de la medianoche en patrullas los fines de semana.

“Tienen un discurso impecable. Dicen estar por una cultura inclusiva, pero que ante el problema de inseguridad se ven obligados a actuar. Han sido muy cuidadosos en la presentación y en los mensajes que van trasladando, pero entendemos que ante todo ello la Administración no está teniendo una reacción valiente. Estas patrullas dicen que ante un delito no van actuar, pero para el Ayuntamiento eso no debería ser suficiente. ¿Por qué? Porque detrás de esas brigadas sí hay un discurso que debería paralizarse. Cuando menos, ser crítico y vigilante”, opina Mazkiaran.

La Ertzaintza ha dejado claro que tienen conocimiento de estos movimientos vecinales y que, al parecer, los siguen de cerca, aunque parecen relativizar su impacto. "Los hemos visto en las redes sociales y nos ha llegado, pero nosotros no le damos esa importancia", confiesan fuentes policiales, subrayando que estas personas que conforman las patrullas "van con chalecos por la calle, y pasean por varios barrios de Irun. Ven lo que está pasando, algo que no es un delito penal y administrativamente tampoco tiene importancia", subrayan.

Mazkiaran cree que es necesaria “una labor de responsabilidad que, en ocasiones, supone ir precisamente en contra de la opinión o el discurso mayoritario que pueda tener la ciudadanía. Es algo difícil de lograr, pero en cuestiones donde se mezclan la seguridad ciudadana y el fenómeno migratorio hay que tener una visión mucho más abierta. La ciudadanía tiene todo el derecho del mundo a indignarse ante hechos delictivos, pero una Administración tiene que ir más allá de esa ola de indignación y no limitarse a acompañar a la ciudadanía en su temor y protesta”, defiende el letrado, que también alude a la situación que se vive en Donostiaen relación a la ocupación por parte de jóvenes magrebíes de edificios abandonados de titularidad pública.

Estamos hablando de personas que no tienen donde pernoctar y se ven obligadas a ocupar edificios en los que la propia convivencia es extremadamente compleja. Además, muchas de estas personas tienen un deterioro mental importante porque vivir en una situación de calle estropea mucho”, advierte.

Por todo ello, asegura, "resulta complicado" que haya una convivencia en la que se siga unas normas. "Pero este problema gestionado exclusivamente desde la seguridad no se va a solucionar, porque tiene muchas otras aristas, y entretanto se está contribuyendo a alimentar el colectivo diana, que es el de jóvenes magrebíes para una parte importante de la ciudadanía".