El PNV ha realizado una visita al Complejo Medioambiental de Zubieta, que aloja la incineradora, para observar 'in situ' la gestión de los residuos que produce Gipuzkoa. La presidenta María Eugenia Arrizabalaga, que ha encabezado la comitiva del GBB, ha destacado que el complejo es a día de hoy "una realidad ejemplar, moderna y climáticamente responsable". Arrizabalaga ha recordado que esta respuesta a las basuras de origen urbano estuvo a punto de irse al traste por la "estrategia irresponsable, hipócrita y profundamente contraria a los estándares más avanzados de la política ambiental europea” de EH Bildu.
Según el PNV, en aquellos días en los que la gestión de los residuos se convirtió en causa de división social y política en Gipuzkoa, "EH Bildu hizo de la oposición a la nueva instalación en su bandera ideológica. Difundió miedo, falsedades y desinformación. En lugar de asumir la responsabilidad institucional que exige dirigir la Diputación, dedicaron sus energías a envenenar el debate público y deslegitimar una infraestructura que hoy se alinea con los principios más avanzados en sostenibilidad ambiental".
"Hipocresía"
Arrizabalaga ha denunciado la "hipocresía" de EH Bildu, porque "mientras demonizaban públicamente la valorización energética, en sus propias filas incorporaban a personas responsables de aprobar tecnologías similares en otros lugares, desde Zabalgarbi hasta Galindo", ambos en Bizkaia. La presidenta del GBB ha recordado que Ainhoa Intxaurrandieta, que fue la persona designada por EH Bildu para gestionar GHK, "solicitó en 2014 una prórroga de la autorización ambiental integrada del proyecto de Zubieta. Si tan nociva era la planta, ¿por qué no permitieron que la autorización caducara? La respuesta es simple: ni creían en lo que decían ni tenían un modelo alternativo viable".
Ha traído a colación la idea que promovió EH Bildu para crear un vertedero en una antigua cantera de Zestoa, "contraviniendo la normativa europea", una decisión "que habría supuesto un daño ambiental irreparable, condenando al territorio a la emisión masiva de gases de efecto invernadero, a la generación de lixiviados y a una herencia tóxica que duraría generaciones". Según Arrizabalaga, EH Bildu "improvisó soluciones que nunca se concretaron y generó un clima de desconfianza y enfrentamiento".
En 2015, "fin a la deriva"
En este contexto, ha criticado con dureza que la decisión de "paralizar las obras de una infraestructura esencial para la gestión de los residuos no solo fue un grave error estratégico y medioambiental, sino que supuso un importante desembolso económico que pagan las y los ciudadanos de Gipuzkoa". A juicio de Arrizabalaga, EH Bildu impuso "posturas ideológicas por encima de los intereses generales", lo que derivó en "indemnizaciones millonarias a las empresas adjudicatarias, pleitos judiciales evitables y un sobrecoste de más de 10 M€ que ha lastrado las arcas forales".
Con el regreso de Markel Olano a la Diputación en 2015 "se pone fin a esa deriva", ha subrayado la presidenta del GBB. "Con decisión y rigor, se recuperó y se ejecutó el proyecto. En 2020, la planta de Zubieta comenzó a funcionar. Hoy, sus beneficios son incuestionables: evita la emisión de millones de toneladas de gases de efecto invernadero, transforma residuos no reciclables en energía, y cumple de forma escrupulosa los límites de emisión establecidos por la legislación europea".
Discurso del miedo
Pese a que el complejo medioambiental de Zubieta funciona con normalidad desde hace ya unos cuantos años, el PNV cree que "EH Bildu sigue enrocada en su discurso del miedo. Utiliza a asociaciones como GuraSOS como altavoz para seguir cuestionando un proyecto que es ejemplo de sostenibilidad. Desconocen la normativa europea, manipulan datos de salud pública y lanzan acusaciones infundadas que solo generan alarma injustificada. Pretenden difundir la falsa idea de que el aire que respiramos en los alrededores o los huevos que se comen en los caseríos de Zubieta son tóxicos".
Según Arrizabalaga, “lo verdaderamente tóxico fue el modelo de gestión de residuos que EH Bildu trató de imponer. Un modelo basado en el vertido, en el bloqueo institucional y en la confrontación política. Frente a eso, defendemos una Gipuzkoa moderna, comprometida con Europa, que prioriza la economía circular y que transforma sus residuos en energía útil para la ciudadanía”.