Una investigación desarrollada por el instituto BioGipuzkoa revela que el complejo medioambiental de Gipuzkoa en Zubieta no presenta niveles de contaminación atmosférica, ni tampoco existen "variaciones significativas” en la comparativa de resultados de analíticas de orina y sangre realizadas a la población más próxima a la planta, tanto antes como después de su construcción.

Se ha llevado a cabo una monitorización ambiental en muestras de alimentos -huevos y leche- para detectar posibles efectos contaminantes. Tanto en ese caso como en las muestras de suelo también analizadas, el resultado es el mismo: la comparativa de resultados antes y después de la puesta en marcha de la Planta de Valorización Energética (PVE) no arroja efectos nocivos.

El estudio también se ha centrado en la salud reproductiva de la población más próxima a la incineradora, teniendo en cuenta para ello el análisis comparativo del número de bebés prematuros -en torno al 5%- y de bajo peso nacidos antes y después del inicio de la actividad de la planta de Zubieta. Los datos son similares. El informe, eso sí, recomienda extender el seguimiento “durante más tiempo” para confirmar estos resultados y analizar los relacionados con mortalidad e ingresos hospitalarios. 

El diputado de Sostenibilidad, José Ignacio Asensio, ha comparecido a petición propia este jueves ante la Comisión de Sostenibilidad de las Juntas Generales de Gipuzkoa para presentar los principales resultados del estudio junto con Jesús Ibarluzea, director del Grupo de Investigación sobre Epidemiología Ambiental y Desarrollo Infantil en BioGipuzkoa. 

Impacto en la salud de los primeros años de la planta

El informe titulado Estudio epidemiológico en relación con la PVE de Zubieta ha cuantificado los posibles impactos en la salud y el medio ambiente derivados de los primeros años de funcionamiento de la planta. Se trata de un estudio que sigue a un primer análisis realizado en el periodo 2017-2019, antes de la puesta en marcha de la planta, y “que sirvió de base” para fijar los valores de los que se partían. 

La Diputación suscribió en 2016 un acuerdo con el instituto BioGipuzkoa -entonces llamado Biodonostia- para el desarrollo de un programa asesor en materia epidemiológica vinculado a la planta de Zubieta. "Estamos hablando del primer instituto de investigación sanitaria de Euskadi y de un centro de referencia a nivel internacional, porque en cuestiones científicas y de salud, no todas las afirmaciones tienen el mismo valor", ha matizado.

Desde entonces han sido aprobadas dos licitaciones públicas -en 2017 y 2020- para analizar desde distintos parámetros el escenario previo y posterior a la puesta en marcha de la incineradora y el resto de infraestructuras que completan el complejo de Zubieta, plenamente operativo desde diciembre de 2020.

Ibarluzea, experto en Salud Pública y responsable del estudio, ha reconocido que la preocupación de su equipo por este tema se remonta a quince años atrás. BioGipuzkoa ha colaborado también en la puerta en marcha de Zabalgarbi, la planta de valorización energética de residuos de Bizkaia

Una de sus líneas de investigación en Zubieta ha sido analizar el impacto ambiental de este complejo, tanto en el aire como en el suelo y los alimentos. Para evaluar la calidad del aire y la evolución de partículas y metales se han tenido en cuenta dos zonas. La más expuesta al complejo, como es Zubieta y los municipios de Usurbil, Lasarte-Oria y Andoain. Un área de quince kilómetros de potencial impacto de la planta, con un radio de máxima influencia de cinco kilómetros. 

Se han cuantificado en estos municipios partículas de menos de 2.5 micras (PM2.5), elementos traza e hidrocarburos aromáticos (HAPs) asociados a partículas, dioxinas y furanos, entre otros. Todo ello se ha comparado con los resultados obtenidos en una segunda zona “no expuesta”: Urretxu, Ordizia y Beasain. Un área geográfica ubicada a 28 kilómetros de la planta de Zubieta, y con una importante industria siderúrgica.

Resultados similares

Ambas zonas son similares en términos de población, tráfico y actividad industrial. El estudio comparativo arroja un resultado similar en (PM2.5). Se ha detectado incluso mayores niveles de hidrocarburos aromáticos (HAPs) en la zona no expuesta (Urretxu y Ordizia) que en la más próxima a la incineradora. “El mayor descenso se observa en Ordizia -alrededor del 50%- de todos los metales, en especial el Cr, Mn, Fe, Co, Ni y Cu”, según recoge el estudio. 

El selenio (Se) en Usurbil es el único compuesto que presenta concentraciones más altas en el periodo posterior a la puesta en marcha de la planta. “El Se es un bioelemento. Tiene múltiples fuentes. Dada la evolución del resto de compuestos -concluye el informe- es muy poco probable que su origen sea el PVE”.

Un estudio complejo

Ibarluzea, también investigador de la UPV/EHU, ha señalado que realizar este muestreo en Gipuzkoa no ha resultado tarea precisamente sencilla debido a la “morfología endiablada” del territorio. “No tiene nada que ver con Francia, donde abundan las superficies agrícolas lisas. Aquí, en cualquier vaguada, se han utilizado espacios para eliminar residuos. No es difícil que el lugar donde una vaca pasta en Gipuzkoa esté catalogado en el mapa de suelos contaminados de Euskadi”, ha resaltado. No se han detectado, pese a todos, cambios significativos desde que opera la planta. 

La investigación también revela que dioxinas y furanos en el aire “han disminuido claramente”, tanto en la zona expuesta (Usurbil) como en la más alejada. Además, según recoge el informe, ninguna muestra de leche ni de huevos analizados ha superado el valor establecido en el Real Decreto 1259/2011 ni la recomendación de la Comisión Europea. “No hay diferencias estadísticamente significativas en dioxinas”, ha subrayado.

Mayores niveles de Cadmio: ¿hábito de fumar? ¿Mala alimentación?

Únicamente se han detectado niveles más elevados de Cadmio en las analíticas de la población, si bien el experto ha resaltado que este elemento químico está muy relacionado con el hábito de fumar o el consumo de patata. “Es el único que presenta aumento en orina después de la puesta de la planta, pero también está relacionado con el consumo de pescado y marisco”, ha mencionado, como elementos a tener en cuenta. 

El estudio se centra en una tercera línea de investigación en la que se han evaluado efectos sobre la salud. En concreto, se han tenido en cuenta los nacimientos prematuros -antes de 37 semanas de gestación- y alumbramientos de bebés con bajo peso, por debajo de los 2,5 kilos. “Son dos elementos muy sensibles a una posible contaminación por exposición de metales, pero si comparamos los porcentajes, no hay diferencias. No hay ningún evento que presente mayor riesgo antes y después. Nada de ello se observa tras la puesta en marcha de la planta”, ha insistido el experto.