El obispo de Donostia, Fernando Prado, ha asegurado este jueves que resulta "chocante" y "doloroso" que se pretenda presentar el monumento al Sagrado Corazón de la ciudad como un "símbolo franquista" y un "instrumento de exaltación dictatorial" cuando esta imagen "habla más bien de amor y de paz".
Prado ha rechazado las propuestas formuladas por el grupo de simbología franquista del Consejo Asesor de Memoria Histórica del Ayuntamiento, cuyos miembros, entre ellos, concejales de EH Bildu y Elkarrekin, pidieron al gobierno municipal que no repare esa estatua, no organice actos conmemorativos por su 75 aniversario y solicite al Estado que la incluya en el catálogo de elementos contrarios a la memoria democrática.
En una detallada misiva de ocho páginas, Prado afirma que esta escultura ubicada en la cima del monte Urgull "responde a una motivación exclusivamente religiosa y popular, ajena a cualquier propaganda político-partidista".
El obispo argumenta que la idea de levantar el monumento no surgió en 1950 sino que su origen se remonta en torno al año 1926 y que, por tanto, se trata de un "proyecto anterior al franquismo institucionalizado".
Proyecto anterior al franquismo institucionalizado
"La idea de erigir la estatua no pretendió ser nunca un monumento a Franco ni a los caídos ni nada similar sino ser un homenaje a la misericordia divina de muchos sacerdotes, religiosos y laicos para sostener la esperanza en medio de un tiempo convulso", defiende.
Señala que no ha habido ni hay ningún símbolo que no sea estrictamente religioso en la estatua o en el entorno y recalca que el Ayuntamiento de Donostia autorizó por unanimidad su construcción debido al "fortísimo respaldo y empuje popular" como demuestra el "abultado resultado" que tuvo la "cuestación popular".
El obispo de San Sebastián recuerda además que la ceremonia de inauguración también evidencia la naturaleza del monumento ya que en ella no estuvo Franco ni ningún otro miembro del gobierno o la Falange y "no hubo discurso político de exaltación del régimen ni símbolos partidistas".
En su opinión, afirmar que el Sagrado Corazón es un monumento para la "exaltación franquista es una tesis que difícilmente se sostiene ante la historia de los hechos". "Quienes así lo afirman parecen ignorar la extensa documentación recogida en tantos boletines, actas, artículos y libros escritos al respecto", recalca.
"Se trata de una 'leyenda urbana'"
"Se trata, por tanto, de una inferencia errónea que, a lo largo de los años, ha podido crecer como 'leyenda urbana' a pesar de ser algo absolutamente falso", afirma.
El obispo indica que la denominada "memoria histórica no implica borrar todo rastro de la tradición religiosa sino poner en contexto cada elemento del pasado" y dice que, por ejemplo, "a nadie se le ocurriría proponer la demolición de la Antigua de Zumarraga cuyo origen se remonta al siglo XVI por ser un símbolo cristiano".
"A nadie se le ocurriría tampoco demoler el Hospital Donostia por el mero hecho de haber sido construido durante el franquismo y por haber sido inaugurado por el mismo Franco o derruir el instituto Usandizaga", sostiene.
Por último, el obispo invita a los donostiarras, sin excepción, a valorar este monumento como un verdadero símbolo vivo de esperanza, confía en que el Ayuntamiento de Donostia y la Diputación de Gipuzkoa se comprometan a seguir conservando este patrimonio y anuncia que la diócesis prepara actos para conmemorar el 75 aniversario de la inauguración de una imagen que "forma parte del paisaje y de la memoria ciudadana, urbana y religiosa de Donostia".