El alcalde de Donostia, Eneko Goia, ha afirmado en su comparecencia ante los medios de hoy que el Sagrado Corazón que corona el monte Urgull “está muy bien donde está”.

Goia ha realizado estas declaraciones un día después de que el grupo de trabajo de Simbología, que se integra en el Consejo de Memoria Histórica, hiciera pública su propuesta de no conmemorar los 75 años de la escultura y no destinar dinero alguno a su reparación. Además, recordaron que con la legislación vigente en la mano, existe la opción de retirarlo por ser ejemplo de “simbología franquista”.

El primer edil donostiarra ha asegurado que la escultura de Pedro Muguruza Otaño “forma parte del sky line de Donostia” y que está perfectamente “integrada en la ciudad”.

Anterior a la Guerra Civil

“Por supuesto no estoy de acuerdo con lo propuesto”, ha apuntado Goia que, además, ha recordado que el encargo para la construcción del Sagrado Corazón es “anterior a la Guerra Civil”. “Que luego el Ayuntamiento franquista se lo quisiera apropiar, pues como todo, todo lo quería hacer franquista”, ha añadido.

El alcalde de Donostia, abundando en esta idea ha recordado que la avenida de Navarra se llama así, “porque el Ayuntamiento le puso ese nombre, ya que por allí entraron a la ciudad las tropas franquistas de Navarra”. “Ahora tiene otro significado muy diferente, la vinculamos con Navarra, con el territorio”, ha subrayado.

Esta es, ha asegurado la historia de la escultura. “Yo no reniego de nuestra historia”, ha apostillado Goia.

“Cada cual verá qué es importante en esta ciudad en cada momento. Pero plantear esto en estos momentos da muestra de las inquietudes intelectuales de algunos”, ha declarado.

Por su parte la portavoz del PSE, Ane Oyarbide, ha asegurado que “no existe un problema real con el Sagrado Corazón más allá del que ciertos grupos políticos quieren generar para imponer un relato que no se sostiene con argumentos ni con evidencias jurídicas”.

Oyarbide ha traído a colación un informe de Aranzadi elaborado a petición del Ayuntamiento de San Sebastián, que "concluye que si bien la dictadura franquista trató de apropiarse simbólicamente del monumento tras el final de la guerra  las primeras iniciativas para su construcción datan de entre 1926 y 1929, en plena dictadura de Primo de Rivera, y responden a una devoción religiosa y artística sin vinculación directa con el régimen franquista".

 “La sociedad donostiarra es lo suficientemente madura como para entender que no todos los símbolos religiosos o históricos que coexistieron con la dictadura deben ser eliminados; hay que saber contextualizarlos”, ha abundado la portavoz socialista". "La memoria democrática no se construye borrando el pasado, sino promoviendo una lectura crítica y pedagógica del mismo. Monumentos como este también pueden ayudarnos a reflexionar sobre lo que fuimos y sobre los valores que defendemos hoy: convivencia, pluralidad y respeto”, ha reflexionado Oyarbide.

Símbolo del franquismo

Las palabras de Goia llegan un día después de que la comisión de simbología que trabaja en el seno del Consejo de Memoria Histórica realizara las propuestas antes mencionadas tras dictaminar, de manera unánime, que la escultura del Sagrado Corazón del monte Urgull “cumple todos los atributos y condiciones para ser considerado un símbolo de exaltación de régimen franquista y su ideología nacional-católica, claramente contrario a la memora histórica y democrática”.

Además de proponer que no se celebre ningún acto por el 75 aniversario de la escultura ni se destine partida alguna a su reparación, la citada comisión reclamó que el Consistorio pida a la Administración General del Estado que la incluya en el “Catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática”, de acuerdo con lo que dictan las leyes aprobadas en este sentido.