El sector del taxi vive momentos convulsos. El comunicado emitido el 9 de octubre por las asociaciones Hoteles de Gipuzkoa, Hostelería Gipuzkoa, Aparture (viviendas turísticas) y la Federación Mercantil de Gipuzkoa (comercios), asegurando que los taxis de Donostia no ofrecen garantías a sus usuarios y exigiendo medidas para reforzar dicho servicio, cayó como una bomba entre los casi 700 taxistas autónomos que operan en Gipuzkoa; y más en particular, entre los 308 con licencia para trabajar en la capital, agrupados en dos grandes colectivos (Radio Taxi Donostia y Vallina). 

El comunicado mencionó explícitamente la opción de ampliar el número de licencias, pero también la “entrada de nuevos prestatarios del servicio”, entre otras opciones. Es decir, Uber y compañía: grandes plataformas VTC con las que el taxi tiene una guerra abierta. “Uber no va a cesar en su empeño. Esto es una campaña a nivel nacional. Vas a ver que el titular es el mismo en Barcelona, Málaga, Sevilla…: Faltan taxis. Nos queda un año que los periodistas vais a tener trabajo con este tema”.

Son las palabras de Goyo Alías, el presidente de la Asociación de Taxistas de Gipuzkoa (G. Taxi), un profesional con 32 años de experiencia que pone voz a este colectivo de casi 700 profesionales autónomos del territorio. Niegan la mayor. Afirman que el servicio es bueno, aunque no da de sí en las horas punta. Creen que las críticas recibidas son “totalmente infundadas” y asegura además que les han cogido por “sorpresa”.

Los taxistas admiten que "carencias en momentos puntuales", sobre todo los fines de semana por la noche

Acusaciones cruzadas

El portavoz de los taxistas asegura que los colectivos firmantes de esa declaración “no se han dirigido a nosotros en ningún momento para plantear que tuvieran estos problemas e intentar buscar soluciones” y desliza su sospecha de que estén aflorando “muchos intereses creados detrás, porque sé cómo trabajan estas plataformas, sé el dinero que gastan para hacer este tipo de comunicaciones, y a quiénes utilizan”. 

Admite “carencias en el servicio de taxi en momentos puntuales”, especialmente los fines de semana por la noche, desde el viernes, “una vez que deja de operar el resto del transporte publico (Lurraldebus, Donostibus, Renfe); sobre todo entre las 3.00 y las 6.00 de la madrugada”. 

Es más “intensa” la temporada que va desde mayo hasta octubre, cuando la demanda es alta, y ni qué decir si llueve. Pero asegura que el taxi es un servicio público que aún tiene recursos propios para cubrir esas carencias en las horas punta y mantener el “modelo de servicio público” que las grandes plataformas quieren “desmantelar”. Alías reitera una y otra vez que los VTC “no son un servicio público” y que no están autorizados a realizar transporte urbano, sino interurbano.  

Nuevas herramientas

“Nos vemos capacitados para darle la vuelta a esta situación. El taxi ha sufrido tres crisis del taxi muy duras; son cíclicas; y la última ha durado ocho años. Épocas muy duras en las que nadie se ha fijado en nosotros, pero estamos trabajando en ello”, dice el president de G.Taxi. No es solo la Zona de Régimen Especial (ZRE). 

Alías asegura que “pronto” habrá noticias sobre una aplicación propia en la que están trabajando con las mismas funcionalidades que las que utilizan las grandes plataformas, que permiten geolocalizar al cliente y que éste pida el servicio desde su smartphone”. Ya existe la aplicación Joinup taxi, que “funciona muy bien” y permite pedir un taxi por el móvil en nuestro territorio, pero ésta es una aplicación de un tercero y no es muy conocida entre los usuarios.

El presidente de los taxistas de Gipuzkoa no se muerde la lengua. Está dolido con el comunicado del sector turístico. Explica que los hoteles de Donostia cuentan con “un botón de llamada para solicitar un taxi, sin tener que descolgar el teléfono”, pero tacha a muchos de estos establecimientos de “comisionistas”, “y el hotel más importante de la ciudad es el mayor comisionista”, añade. No le importa que lo publiquemos tal cual: “Aquí nos conocemos todos”. 

Alías cree que los hoteles que sólo trabajan con la mitad de los taxis de Donostia (unos exclusivamente con Vallina y otros con Radio Taxi), “no están haciendo uso de toda la capacidad que tenemos, y por tanto no son quién para criticar la falta de taxis”.

Marejada institucional

El Ayuntamiento de Donostia y la Diputación de Gipuzkoa han elevado el “problema” del taxi en la capital al nivel de prioritario, aunque los profesionales del sector aseguran que el tema se “ha sobredimensionado de una manera que no es real”. Las manifestaciones y comunicados del alcalde y responsables del gobierno foral se han sucedido estos días en los que se está hablando de la ZRE de Donostialdea. 

La ZRE consiste en que los 308 taxis de Donostia y los 118 de otros once municipios de la comarca que ya han dado su visto bueno y están pendientes de unificar sus tarifas, operen en una sola zona, lo que permitiría aliviar la demanda en las horas puntas de la capital. Es la Diputación quien tiene que dar la autorización final, previsiblemente en noviembre.

El sector lleva casi dos años trabajando en esa propuesta, que debería activarse de forma inminente. Piden que se le deje un año de margen para ver sus resultados, pero también advierten de que nos preparemos en el próximo año para leer “titulares negativos sobre la ZRE, aunque funcione”. Aseguran que por presiones y maniobras de las grandes plataformas. En todo caso, Alías cree que la ley vasca del taxi (2000) permite otras fórmulas extras antes de permitir que compañías como Uber y Cabify entren en Gipuzkoa.  

Unificar todo Gipuzkoa

“Existe otro concepto que contempla la ley vasca de 2000, como son las áreas de prestación conjunta, que es como ir a la mayor, como se hacen Madrid. Aquí sería ampliar los recursos a casi 700 taxis que hay en Gipuzkoa y que todos pudieran operar en todo el territorio”, asegura Alías. 

“Por eso te digo que antes que valorar que puedan entrar otros operadores, cabría esa opción. Primero, evaluar la ZRE, que es inminente. Creo que hay que darle una confianza, porque para ello hemos trabajado. Y después tenemos margen para optar por un área de prestación conjunta o incluso una ampliación del número de licencias, que también tienen potestad las administraciones para ampliarlas”, explica el taxista.

El tiempo medio de espera para un taxi en Donostia ha subido de 7 a 18 minutos en los últimos años

Lo que parece claro es que 308 taxis no parecen suficientes hoy en día para una ciudad que ya tenía las mismas licencias hace 25 años, y que en este periodo ha aumentado su población en torno al 6%, por no hablar del aumento del turismo, que se ha multiplicado por 3,5 en este tiempo. 

Cuestión de modelos

Alías está convencido de que en esta guerra con las grandes plataformas como Uber y Cabify subyace una lucha de modelos. El transporte público, “con una tarifa regulada por la Administración y siempre el mismo”, frente a un servicio que no es público, que funciona con “tarifas dinámicas” en las que “el precio lo establece un algoritmo en función de la demanda”, y que si bien puede llegar a ser más barato en ocasiones, en otros momentos “triplica su precio”.  

El presidente de G.Taxi recuerda que en ese modelo de servicio público, el taxi fue “pionero” en integrar la terminal fiscal, un avance de lo que hoy es Ticket Bai, en colaboración con la Diputación Foral de Gipuzkoa durante la legislatura 2011-2015.

Además, “el taxista guipuzcoano tributa y todos sus ingresos, carrera a carrera, están registrados en los servidores de Hacienda de forma inmediata. Por eso te hablo de modelos. Porque todas esas plataformas no tributan aquí, ni tan siquiera en España, sino en Delaware (EEUU) u otros países. ¿Gipuzkoa quiere ir en esa línea?”, se pregunta.

Reservar con antelación

Pero la situación es complicada. Los propios taxistas admiten sentirse “presionados”. Las críticas arrecian. “Colas kilométricas”, que “no cogen el teléfono”… En la propia web de Radio Taxi Donostia se han registrado comentarios demoledores, especialmente en el mes de septiembre. Los taxistas aseguran que no reflejan la imagen que la mayoría de usuarios tienen de ellos. 

“Al contrario. Nosotros tenemos clientes muy fieles y encima están encantados. Las quejas generalmente suelen venir precisamente porque al taxi se le está exigiendo una cosa que no se le exige a ningún sector servicios: la inmediatez, el tener un taxi en la puerta desde el minuto uno. Al menos el que puede, debería ser un poco previsor y reservar con antelación”, explica el presidente de G.Taxi.

Las obras y el tráfico

Otro aspecto importante para Alías es el de los problemas de tráfico provocados por las obras del metro en Donostia. “Nos mata: la atención telefónica desde una llamada ha subido a más del doble. Es decir, teniendo en cuenta la media de todo el año, antes tenías un taxi en siete minutos desde que llamabas. Ahora ha subido a 18. Eso significa que tú tardas en llegar al cliente 18 minutos de media y tienes luego la dificultad de dejar al cliente, con lo cual es un taxi que no está libre y no puede atender otro servicio”. explica.

Una larga cola de personas espera a un taxi en el Boulevard donostiarra. | FOTO: N.G. 2 Arantxa Lopetegi

Hay más claves, y margen de mejora para hacer funcionar este servicio público que es el taxi. En Donostia, lamenta Alías, el Ayuntamiento está “obcecado” en prohibir que se pare a quien solicita un taxi en plena calle, fuera de la parada, levantando la mano”. Los taxistas no creen que supondría un problema circulatorio y creen que agilizaría el servicio, ya que hay turistas que están acostumbrados a ello. 

También cabría modificar la ley vasca del año 2000. En su día se entendió que limitar el uso de cada licencia a un único conductor era una “fórmula que garantiza un mejor servicio, porque así el taxista tiene el control de su taxi en todo momento”, sin embargo, permitir que un mismo taxi o licencia pueda ser conducido por más personas, podría permitir que un mismo taxi opere en diferentes turnos y cubra más horas del día.

"Los VTC no son taxis"

Todo, con tal de evitar la entrada de las grandes plataformas de VTC, a las que la portavoz de la Diputación, Irune Berasaluze, no cerró la puerta el miércoles si la ZRE “no es suficiente” para arreglar los “problemas” del taxi en Donostia. “Podría ser. En otros sitios ya funcionan”, dijo.

Los taxistas se plantan ante esto. “Ya sabes que Uber nació en EEUU y el concepto no es utilizar licencias de VTC. El concepto de Uber es que tú, como ciudadano, si tienes un coche en el garaje, puedas prestar servicio a terceros. Lo que pasa es que en Europa se ha tenido que amoldar a la legislación porque todo el transporte público está sujeto a autorización. Esto es un lobby muy importante y ha utilizado Europa para liberalizar ese servicio”. Alías advierte de que “el sector del taxi se va a defender”.

“El tema de la seguridad por las noches tendremos que abordarlo en algún momento”

Goyo Alías - Presidente de la asociación de taxistas de Gipuzkoa

Miedo creciente por las noches

El asesinato de un taxista a manos de un usuario en Alcalá de Henares también ha conmocionado al sector estos días. Alías asegura a este respecto que “el tema de la seguridad por las noches tendremos que abordarlo en algún momento”. Son los ayuntamientos los que establecen las condiciones y tarifas del servicio de taxi en cada municipio y en Donostia, así como en otras localidades de más de 15.000 habitantes como Errenteria o Irun existe servicio nocturno regulado. 

Los taxistas reconocen también que “el miedo crece” en “algunos barrios a determinadas horas” y “perjudica el servicio”

Alías asegura que está “identificando cierto miedo a trabajar por la noche, sobre todo de mujeres. Es verdad que son muy pocas las mujeres taxistas en Gipuzkoa. En Donostia creo recordar que sólo operan seis. Pero es una realidad a la que estamos expuestos. Lo menos que te puede pasar es que alguien se largue corriendo”, afirma. 

“No pasa mucho, pero de vez en cuándo puede ser que tengas un enfrentamiento a cuenta de que no te quieran pagar la carrera. El miedo de las mujeres lo están trasladando a no ir a determinados barrios como Martutene o Egia a determinadas horas; les da miedo. Eso está pasando y en un futuro tendremos que abordarlo si persiste, porque el miedo crece y perjudica al servicio. Es un tema que tendremos que tratar con administración de alguna manera o a nivel ya individual, con cámaras o algún otro sistema. Casualmente, al asesino del compañero que han asesinado en Madrid le han grado con la cámara del taxi”.