“Me he sentido muy sola, no sé cómo he sobrevivido a todo esto. Yo ya me arreglo, decía, hasta que las piernas no me sostenían”. El testimonio de esta mujer de Errenteria, recogido por este periódico durante la movilización de la huelga feminista el pasado 30 noviembre, responde al perfil tipo de cuidadoras de familiares que se ven sobrepasadas por su tarea en Euskadi y acaban pidiendo ayuda. En concreto, el retrato es el de una guipuzcoana de 53 años, hija de una mujer en situación de dependencia grado II y sin los recursos necesarios, según ha revelado este miércoles el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco.

Ellas son las que más habitualmente recurren al teléfono de atención y apoyo para personas cuidadoras familiares de Euskadi, conocido como Zaintel, que ha atendido un total de 946 consultas desde su puesta en marcha, en julio de 2022.

Detrás de cada una de estas llamadas hay mucho agotamiento físico, psíquico, y desconcierto. El 45% de las comunicaciones se realiza desde Gipuzkoa, porcentaje que supera ampliamente al 40% registrado en Bizkaia, y muy por encima del 15% de Araba. Se trata de mujeres con “recursos de baja intensidad para el cuidado”, que piden mayoritariamente apoyo psicológico e información, según explica el Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco.

Los cuidados continúan en la agenda política e institucional de Euskadi. El Ejecutivo autonómico trabaja actualmente con otros agentes para impulsar el futuro Pacto de País por los Cuidados, que busca compromisos y alianzas que impulsen “la transformación del modelo”, con la década de 2030 como horizonte.

Tras la jubilación: dos décadas más de esperanza de vida

Gipuzkoa es un territorio con un envejecimiento considerable, en el que el 22,5% de la población se sitúa por encima de los 65 años. Si hoy en día la esperanza de vida a partir de esa edad se acerca a los 20 años -18 para ellos y cerca de 23 para ellas- se prevé que en 2035 se alargue hasta los 22 años, y para mediados de siglo la esperanza de vida rondará los 90.

Se espera que para el año 2030 la proporción de personas mayores de 80 años en Gipuzkoa sea un 1,7% superior al promedio estatal, un proceso que está repercutiendo en las ratios menguantes de personas cuidadoras. Así, si en el año 1998 había cerca de 17 por cada persona mayor, en 2018 eran tan solo 9; y para el año 2035 se prevé que esta cifra baje hasta los 7, según apunta el estudio Residencias para mayores ante el futuro del envejecimiento.

Una mujer cuida de una persona mayor mientras dan un paseo por la calle. Iban Aguinaga

Y frente a este escenario, siguen aflorando las necesidades. El servicio telefónico habilitado por el Gobierno Vasco permite calibrar en cierta medida la dimensión de esta realidad. Este recurso ofrece consultas de seguimiento para aquellos casos donde se detectan “situaciones de malestar psicológico de intensidad elevada” que persisten en el tiempo, como ocurre con la ansiedad, depresión o la sobrecarga de tareas.

También se atiende mediante este recurso a otros perfiles de mayor vulnerabilidad. La realidad de puertas adentro, frecuentemente, resulta abrumadora. Es muy habitual que estas personas cuidadoras sufran trastornos físicos o psíquicos, situaciones que se ven agravadas por las dificultades económicas, a la espera de una ayuda por la dependencia.

Cuatro de cada diez personas cuidadoras de pacientes con enfermedad mental están en tratamiento psicológico o farmacológico

Otro botón de muestra de ese malestar emocional lo ofrece la investigación Las familias de personas con problemas de salud mental en la CAE. Hasta tal punto es acusado el desgaste por este tipo de tareas, que cuatro de cada diez personas cuidadoras están en tratamiento psicológico o farmacológico, y la mitad ha requerido al menos en alguna ocasión de atención especializada como consecuencia del impacto emocional que tiene sobre ellas la responsabilidad del cuidado.

Conflictos familiares

Los conflictos familiares estallan en el 60% de los casos, especialmente entre hermanas y hermanos, según revela la investigación. Casi seis de cada diez personas consultadas no se muestran del todo satisfechas con su estado de salud emocional, y el 12% de quienes asumen estos cuidados cuenta actualmente con algún problema de salud mental diagnosticado. El porcentaje de mujeres cuidadoras con algún tipo de patología -12,4%- duplica al de hombres, con un 6,2%.

Entre los ejes para avanzar hacia un Pacto Social Vasco por los Cuidados se encuentra, precisamente, la elaboración de un estatuto de las personas cuidadoras familiares “que sistematice, concrete y amplíe sus derechos, incidiendo sobre la desigualdad entre mujeres y hombres”.

En este sentido, se busca desarrollar medidas de apoyo a las personas cuidadoras, posibilitando que estas tareas sean, “verdaderamente, una opción”. En ese sentido, Zaintel se presenta como un servicio a disposición de la ciudadanía para que quienes deseen cuidar de forma personal a sus familiares “puedan hacerlo en las mejores condiciones posibles”, de tal como que se puedan continuar residiendo en el domicilio.

Ocho de cada diez personas mayores expresan en Gipuzkoa su deseo de seguir viviendo en su casa

De hecho, ocho de cada diez personas mayores expresan en Gipuzkoa su deseo de seguir viviendo en su casa. A diferencia de los mayores de otras generaciones, los y las baby boomers -que en 2035 tendrán entre 71 y 89 años- dotarán de nuevo contenido a la idea que se ha tenido hasta ahora de vejez. Pasarán a ser mayores las personas integrantes de una generación que vivió los cambios sociales de los años 60, la que experimentó una incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral o que tuvo que adaptarse a la emergencia de las nuevas tecnologías al final de su vida laboral.

Una generación de demanda un mayor peso del cuidado de responsabilidad pública respecto al familiar. También la transformación de los centros residenciales, innovando en los modelos de atención y organización, concibiéndolos como un hogar y una comunidad. Una generación que será destinataria de cuidados, y que mientras tanto los presta, como pone de manifiesto el servicio implantado por el Gobierno Vasco.

Las consultas se reciben a través del teléfono 900 100 356, del número de WhatsApp 619 419 628 y del correo electrónico zaintel@euskadi.eus. Se trata de un recurso gratuito, personalizado, inmediato y confidencial a cargo de profesionales que coordina la fundación Bizitzen. Según datos difundidos este miércoles por la consejería, la mayoría de las consultas, 811, se han llevado a cabo a través del teléfono habilitado y de ellas 586 han sido realizadas por mujeres, 195 por hombres y 30 por entidades profesionales. A través de WhatsApp ha habido 94 consultas y por correo electrónico 41.