La Guardia Municipal de Donostia ha intensificado en el último año los decomisos de armas blancas que engloban no sólo cuchillos y navajas, sino todo tipo de objetos de hoja o punta metálica que utilizan sus portadores para amedrentar o agredir a las víctimas. En especial los fines de semana y por las noches, donde se “producen más peleas que antes”, según constatan los vigilantes de seguridad del ocio nocturno. Algunas de estas disputas derivan en amenazas o agresiones con arma blanca que normalmente se producen en plena calle, ya fuera de los locales de fiesta en los que muchas personas jóvenes intentan pasárselo bien. 

El aumento de la actividad policial en este ámbito se refleja un aumento del 76% en las armas incautadas en la capital guipuzcoana. Ello “no significa que haya más”, aclaran fuentes de la Guardia Municipal, sino que se persiguen más, lo que ha llevado a los “infractores habituales” a adoptar nuevas estrategias. 

Sólo la Guardia Municipal decomisó en todo 2022 un total de 103 armas blancas, frente a las 182 que se incautado en lo que va de 2023, sin contar porras, pistolas táser y otro tipo de artefactos y armas de diferente índole.

La consigna es tratar de evitar hechos luctuosos y excepcionales como el de Lukas Agirre. Este vecino de Hernani falleció apuñalado hace un año, el día de Navidad, a la salida de una conocida discoteca donostiarra. Sus amigos le han brindado un sentido homenaje en su pueblo este viernes. Lukas tenía 24 años cuando fue asesinado y por este crimen permanecen en prisión preventiva dos varones de 24 y 26 años y una mujer de 28 se halla en libertad condicional.

El caso de Lukas Agirre causó un enorme revuelo del que aún hoy no nos hemos recuperado. El propio alcalde de Donostia, Eneko Goia, y el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, pusieron las cifras de este problema encima de la mesa. En 2022, en Euskadi, se habían incautado entre Ertzaintza y policías locales 1.070 armas blancas de todo tipo (330 en Donostia) y se denunciaron 650 delitos cometidos con navajas, cuchillos y otra serie de objetos punzantes. La Ertzaintza no ha podido facilitar todavía el balance de 2023, solicitado por este periódico. 

Pero la situación no ha cambiado. Tanto las policías locales como la Ertzaintza están haciendo un “esfuerzo importante” en la detección de este tipo de armas e imponiendo cuantiosas sanciones administrativas a sus portadores. 

El propio Erkoreka aseguró que estamos ante un “fenómeno creciente” y que “no era habitual en el pasado reciente”. Y reconoció también que es un problema de “difícil” solución, porque portar navajas u objetos punzantes para salir de fiesta por la noche responde a una cuestión “cultural” en algunos casos. 

En febrero, en una reunión entre representantes del Departamento de Seguridad y del ocio nocturno, se descartó la opción de obligar a utilizar detectores de metales a la entrada de los locales de fiesta, debido al pequeño tamaño de estos, especialmente en Gipuzkoa. De hecho, las propias estadísticas de la Ertzaintza muestran que este tipo de agresiones con arma blanca en entornos festivos, se producen casi siempre fuera de las discotecas.

El Departamento de Seguridad sí se reserva la facultad de obligar a la implantación de detectores en los accesos en casos contados, como ha sucedido en algún local de Bilbao con aforo para más de 700 personas y en momentos puntuales, aunque en Bizkaia también ha habido otras discotecas grandes que comenzaron en febrero a realizar este tipo de controles de forma voluntaria.

“Gracias a los detectores de metales, en los controles que se hacen en la calle encontramos objetos que podrían pasar desapercibidos”

Guardia Municipal de Donostia

Estos detectores sí han resultado efectivos en las acciones de control efectuadas por la Policía. Fuentes de la Guardia Municipal de Donostia aseguran que “en los controles que se hacen en la calle utilizamos un detector de metales, y gracias a él, encontramos objetos que podrían pasar desaparecidos” a simple vista. 

Sin embargo, desde la comisaría de la policía local de Donostia alertan de que, “desgraciadamente, los infractores recurrentes han tomado nuevas estrategias: esconden las armas en jardineras u otros escondrijos que tengan a mano; utilizan objetos no detectables por el detector, como pueden ser trozos de cristal o de plástico; y rompen botellas o vasos de cristal en el momento en el que van a utilizarlos”.

“Queremos presencia policial física”

La acción policial se intensificó en los meses de febrero, marzo y abril de este año, impulsada por la convulsión social que provocó el crimen de Lukas. En Donostia, por ejemplo, según reconoce la responsable de uno de estos locales, “fue habitual ver patrullas los fines de semana” y también se llevaron a cabo “cacheos de forma continua” en los accesos de algunas discotecas, pero “después de la primavera”, la situación “se tranquilizó”.

Ante esto, los profesionales del ocio nocturno reclaman más medios policiales en las “horas álgidas”: las de acceso y sobre todo las de salida. “Queremos que haya presencia policial física en las horas clave”, dicen. Esa medida, añaden, tiene más sentido si cabe en una ciudad pequeña como Donostia, porque “hay pocos locales” y se concentran en zonas concretas como los corredores de la playa y del Boulevard, y en la zona de Egia. 

A efectos de peleas y actos de más violencia, según admiten los responsables de algunos de estos locales, la hora más sensible es la de salida (desde las 6.00 a las 7.00 horas), que “es cuando la gente está más eufórica”, mientras que en las horas de entrada (de 11.30 a 1.00 horas), la casuística que se detecta desde los cuerpos de seguridad está más relacionada con hurtos y otro tipo de conductas.