Los comedores escolares siguen en boca de padres y madres del alumnado de la red pública, que piden abrir un espacio de reflexión para mejorar el sistema actual, en el que primen “criterios de cercanía” ante la deficiente calidad del servicio que vienen constatando tras la renovación de licitaciones que ha tenido lugar durante este curso. “Lo que está pasando es un mal estructural. Serunion se irá, pero dentro de un tiempo ocurrirá con otra empresa”, aseguran a este periódico. Piden un modelo de comedor “descentralizado”.

La expresión de ese malestar ha tenido lugar este lunes en la ikastola Langile de Hernani, donde los escolares que hacen uso del comedor han acudido con el bocadillo y la fruta de casa en señal de protesta, tal y como habían anunciado. Tras el cambio de manos del servicio -ha pasado este mes de la empresa Ausolan a Serunion-, han sido ya varios incidentes, como el que tuvo lugar el viernes, cuando los encargados del comedor de este centro guipuzcoano tuvieron que retirar las alubias porque estaban en mal estado. Por si fuera poco, un niño encontró un gusano en el pescado.

“Las familias llevamos muchos años diciendo que hay que mejorar en los comedores escolares. Han sido muchas quejas durante mucho tiempo, y ahora, con los nuevos contratos, todo ha saltado por los aires. Estamos hablando de varios casos graves a manos de una misma empresa”, advierte Lurdes Imaz, coordinadora de Ehige. Integrada por más de medio millar de Ampas (asociaciones de madres y padres), se trata de la organización con mayor representación en el ámbito de la escuela pública vasca.

Una amplia representación de padres y madres que observan con cierta preocupación estos primeros compases tras la puesta en marcha, después de casi seis años, de las nuevas contrataciones de empresas que gestionan los comedores escolares tras la renovación de licitaciones. Denuncian que “la rebaja de costes” ha motivado la decisión de otorgar la concesión a Serunion, que presta servicio a una treintena de centros guipuzcoanos.

Contratos "a la baja" con una cesta de la compra "disparada"

“Está claro que este sistema no funciona. Cuando se tiran los precios y se prioriza la oferta más barata precisamente en un momento en el que la cesta de la compra se dispara, acaban llegando estos resultados”, censura Imaz. Además de denunciar la situación y exigir al Departamento de Educación que intervenga, -“porque es quien ha firmado los contratos con las empresas”, anima desde la confederación vasca a que los centros escolares realicen un seguimiento del funcionamientos de los comedores.

Este periódico ha tratado este lunes, sin éxito, de ponerse en contacto con el Departamento de Educación. Las familias se muestran críticas con “un modelo obsoleto” que le da toda la capacidad de decisión a una empresa de catering. “Empresa que es completamente ajena a las comunidades escolares y la cual solo busca el beneficio económico. Seguimos ante un modelo que sigue primando y valorando el precio ante la calidad”, critica Imaz.

Por lo pronto, el Departamento de Educación del Gobierno Vasco parece decidido a cortar el vínculo con la empresa Serunion. Además de los problemas registrados en Gipuzkoa, se da la circunstancia de que el viernes también fue necesario retirar unas alubias en la ikastola Ikasbidea de Durana, en Araba, el mismo centro en el que se detectaron hace un mes larvas en un plato de pasta. El consejero de Educación, Jokin Bildarratz, ha dado orden de abrir un expediente de resolución de contrato con la firma dada la reiteración de este tipo de incidentes. El equipo busca la manera jurídica de romper el contrato.

Margen de mejora "muy grande"

“No se trata del problema puntual de una empresa, es un reflejo de un problema estructural. Serunion jamás ha gestionado comedores escolares públicos del País Vasco, y siendo el primer contrato, ha entrado por la puerta grande”, sostiene Eneko Viñuela, coordinador en el País Vasco de la ONG Justicia Alimentaria.

“Estamos hablando de una empresa muy grande a nivel estatal, con muchísimos contratos públicos y privados de restauración colectiva que aquí se ha unido a una pequeña firma formando una UTE. Es verdad que esta empresa es un desastre, y que hay otras que lo hacen mucho mejor, pero creemos que por encima de todo hay un margen de mejora muy grande”, mantiene Viñuela, uno de los impulsores de Gure Platera, Gure Aukera, iniciativa que surgió precisamente de la “demanda existente” para cambiar el actual modelo de gestión de comedores escolares.

A su entender, la normativa aprobada hace dos décadas, que obligó a todos los centros escolares públicos a tener un único modelo de gestión, la denominada “gestión directa” -que pasa por tener un servicio de catering- ha ido eliminando a la cocina in situ. “El modelo se concibió para que todos los niños y niñas tuvieran acceso al comedor de la escuela. Un servicio que también era un espacio de conciliación para las familias. El problema es que con el paso de los años esto se ha convertido en un espacio en el que unas pocas empresas se han ido haciendo con todos los contratos públicos. Se crearon una serie de inercias. La calidad fue bajando. Falta trasparencia”, opina.

Estas familias defienden un modelo con una capacidad de decisión “más descentralizada”, y próxima a las comunidades escolares. “Hace falta un modelo de comedor mucho más cercano a nuestros niños y niñas. Lo que no puede ser es que una empresa de Logroño (u otro punto del Estado) decida los menús, la gestión, quién compra la materia prima y la cantidad. Lo deciden todo”, señala Viñuela.

“Nosotras somos las que pagamos la mayor parte del servicio, pero no pintamos nada. A los centros nos imponen una empresa y no podemos cambiarla. Lo que sí podemos hacer es un seguimiento del servicio que presta”, añade Imaz.