Buena parte del personal docente e investigador de la UPV/EHU ha respaldado hoy en las tres capitales vascas la huelga convocada por los sindicatos LAB, ELA, CCOO y Steilas, lo que ha provocado que la actividad haya sido “muy escasa” en los campus. El motivo de este paro académico es la “precarización y el empeoramiento de las condiciones de trabajo” que sufren los trabajadores de la UPV/EHU y que “tienen consecuencias directas en el alumnado”, con una pérdida de la “calidad de la docencia”.

El curso ya había comenzado movido porque más de 1.000 profesores firmaron una carta en la que denunciaban que la UPV/EHU, amparada en la nueva ley universitaria (LOSU), estaba contratando docentes a tiempo parcial, con un sueldo de alrededor de 800 euros, para hacer sustituciones. Pero estos contratos no son el único problema que perciben los trabajadores, sino más bien “la gota que colma el vaso” de su situación laboral, tal y como han indicado varios profesores a este periódico.

“Cubrir las bajas y permisos a través de profesorado a tiempo parcial con sueldos de 800 euros ha sido el detonante para la huelga”, comentan desde los sindicatos, que desgranan numerosos “ámbitos” en los que los trabajadores han sufrido “un empeoramiento de las condiciones de trabajo”. “Aumento de la carga de trabajo, negación de sexenios de investigación al PDI (personal docente investigador), denegación de quinquenios de docencia al profesorado a tiempo parcial, inestabilidad de gran parte de la plantilla… todo ello desde la unilateralidad”, lamenta Juan Mocoroa, profesor universitario y representante de ELA.

“La pérdida del poder adquisitivo ha sido importante, de alrededor del 10-12%, en los últimos años, y los complementos no se han actualizado desde 2008. Además, se van a jubilar muchas personas y no está habiendo reemplazos”, añade otro docente, Jon Lasheras, que indica que desde la UPV se está leyendo “a mala fe” la nueva ley universitaria: “La LOSU dice que si el profesor está investigando en torno a la materia que da clase, se le puede pagar, pero no lo hacen”.

“Es una cuestión estructural”, incide Mocoroa: “El Gobierno Vasco dedica el 0,4% del PIB a su universidad pública cuando la media en Europa del 1%. Es un dato significativo. Otro dato relacionado con esto es que un profesor de universidad alcanza el nivel salarial del profesor de secundaria a los 40 o 45 años”. Todo esto hace que ahora mismo, según los sindicatos, haya “problemas en muchos departamentos para suplir las bajas”.

“Salarios mejores en educación secundaria”

Estas perspectivas laborales hacen que muchos licenciados no estén ilusionados con la posibilidad de ser profesores en la UPV, pese a que en su momento fuera su anhelo. Es el caso de Jon, que cuenta a este periódico que estudió “el grado de Filosofía” y que ahora se encuentra “haciendo la tesis con una beca de la UVP”: “Mi expectativa era trabajar en la universidad en investigación y docencia, pero es una frustración constante. La carrera etá enfocada de tal manera que no se reconocen muchos trabajos de los que haces, más allá de publicar artículos en las revistas que te dice la propia UPV”.

Para este donostiarra, “la cuestión de las sustituciones ha sido la gota que colma el vaso, porque los que quieren ser profesores tienen que pasar por el aro de unas condiciones miserables”. Dice Jon que a él personalmente le gustaría “ser profesor e investigador”, pero “no se dan las condiciones para ello”. Confirma que “los salarios son mejores en la educación secundaria” y, por ello, no tiene reparos en decir que se sienten “maltratados por la propia universidad”: “Los dirigentes menosprecian el trabajo de los profesores”.

600 euros al mes

Maite es una de esas profesoras sustitutas en la UPV y en su caso no llega ni a esos 800 euros, tal y como cuenta ella misma: “Cogí una sustitución a media jornada y cobro 600 euros. Llevo así desde octubre del año pasado. La esperanza era que la situación fuera mejorando y lograr una plaza, pero a día de hoy, con 30 años, estoy cobrando eso. Lo complemento con el paro que tenía de la beca predoctoral, pero eso se acabará. He trabajado en hostelería para complementar el sueldo. Me he dado de plazo hasta enero, porque económicamente es insostenible”.

Esta profesora da “dos asignaturas” y reconoce que su jornada laboral está muy lejos de ser parcial: “Es prácticamente de ocho horas diarias entre dar clases, la preparación y los proyectos en los que estoy metida para seguir formándome y aspirar a futuras plazas, porque para eso te piden méritos de investigación, publicaciones...”. Así que es normal que diga que la situación creada es “increíble” e “inadmisible”.